jueves, 24 de octubre de 2013

CESAR DEBE MORIR de Paolo y Vittorio Taviani

CALIFICACIÓN: 

Este invierno se estrenó una auténtica gema del cine italiano actual. Pequeña por cierto (solo 75 minutos de duración), pero de una calidad deslumbrante, ello es "Cesar Debe Morir" de Paolo y Victorio Taviani,  ganadora del Festival de Berlín 2012.
Los Hermanos Taviani,  ya octogenarios, reconocidos admiradores del cine de Roberto Rosellini, vienen realizando importantes aportes cinematográficos desde su debut en la dirección en 1962. Cine comprometido con las causas sociales, regido por una visión humanista de la vida, generalmente relacionado con obras literarias, ganaron fama y prestigio en 1977 al llevarse la Palma de Oro en el Festival de Cannes con la recordada "Padre Padrone", aquella enorme película,  adaptación de la autobiografía de Gavino Ledda,  en la cual un pastor de ovejas en las montañas sicilianas se sublevaba sobre el autoritarismo castrante de su padre para llegar a ser profesor de lingüística y literatura en Roma. En 1982 presentan otro film importante, La Noche de San Lorenzo, donde afirman que en esa noche todos los sueños se hacen realidad, mientras narran una historia sobre invasores alemanes y fascistas italianos justo antes de la liberación en 1944. Metáfora sobre la resistencia civil y el pacifismo como los medios más genuinos de lograr los objetivos políticos y sociales, el humanismo desbordante vuelve a ser el sello del film. En 1990 alcanzan un nuevo pico con "El Sol También Sale de Noche", donde basados libremente en "El Padre Sergio" de Tolstoy, cuentan la historia del Barón Sergio Giuramondo, que traicionado por su novia, renuncia a las comodidades de la vida cortesana para convertirse en monje y luego en ermitaño, iniciando una carrera hacia la espiritualidad total. En 1984 y 1998 acuden nuevamente a fuentes literarias, esta vez a su admirado Luigi Pirandello para dejarnos una serie de cuentos sobre tradiciones y leyendas de campesinos sicilianos en  dos inolvidables películas: "Kaos" y "Tú Ries", respectivamente.
Ahora se acercan a Shakespeare para traernos "Cesar Debe Morir", por lo cual  van a la cárcel de Rebibbia en Roma a filmar los ensayos y la puesta en escena de la obra "Julio César" con la actuación de presos de esa institución. El film de los Taviani es una perfecta obra de ingeniería narrativa que pasa inadvertidamente del documental al relato intimista, rescatando la potencia de la prosa shakesperiana, a la vez que el esfuerzo diario de esos reos peligrosos e ignorantes para ponerla en escena. Pero no solo es extraordinario el relato del proceso creativo, mostrando como el texto se transforma lentamente de palabra escrita en palabra oral mientras se corporiza en la acción pura del hecho teatral, sino también,  insinuando como esa puesta en escena comienza a afectar íntima y definitivamente a esos ladrones, traficantes y asesinos.

Así como la obra teatral comienza  con las largas discusiones de Casio y Bruto (en el film sintetizadas) sobre las reales intenciones de César después de consolidar el imperio, respecto de la transformación de la república en una dictadura, y continúa con los remordimientos de conciencia que el asesinato de César genera en Bruto, el film es la perfecta metamorfosis de quienes descubren el sentido de la libertad más íntima en las diarias travesía que representa el hecho artístico mientras simultáneamente no dejan de cumplir sus condenas encerrados noche tras noche entre las cuatro paredes de una celda en un reformatorio de máxima seguridad. Una especie de acercamiento al Yin y al Yan, al cielo y al infierno, a la felicidad y al sufrimiento. Un acercamiento al mundo de los opuestos.

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