jueves, 30 de enero de 2014

METEGOL de Juan José Campanella

ENTRE VIRTUDES Y DEFECTOS

Tengo un profundo respeto profesional por Juan José Campanella. Es ante todo, un tipo intelectualmente honesto. En los tiempos que vivimos, no es poco. Un gran laburante que durante años aprendió el oficio en la tele americana dirigiendo series populares. Incluso, en los Estados Unidos, llegó a hacer cine independiente. Con este bagaje, un día volvió a Buenos Aires, se puso a trabajar en un guión con Fernando Castets, reunió un elenco de lujo, y generó uno de los máximos éxitos del cine argentino: “El Hijo de la Novia”. Más tarde vendrían la muy interesante “Luna de Avellaneda”, y la ganadora del Oscar “El Secreto de tus Ojos”.

Ahora estrenó “Metegol”, un film de dibujos animados, un desafío inmenso no solo para él sino para un sector que pretende ser una industria que no pasa de ser una fábrica de artesanías. Por eso destacan las virtudes de Campanella: su cine logra ser industrial. Y ello no solo se nota en sus guiones, sus elencos, la calidad de imagen y el sonido que sus películas ofrecen, sino también, porque el que se queda sentado hasta el final, apreciará la larga lista de meritos que asignan los títulos finales.  Allí no quedan dudas que Campanella con su último proyecto ha dado trabajo a miles de personas. Y eso es hacer cine industrial en serio, más allá de apoyo del INCAA, en este caso totalmente justificado, y de los importantes socios productores con quienes se ha asociado.

Con estos antecedentes, son virtudes propias de la película, ser entretenida, estar bien fotografiada y dibujada (toda la parte estética es excepcional), tener buena música y llegar a  interesar con su relato. Son aciertos también, y de algún modo homenaje y toma de posición ideológica en el cine respecto a dos extraordinarios narradores, la escena inicial parodiando al Stanley Kubrick de “2001, Odisea del Espacio”, y hacia el final, la escena de la invasión del pueblo, donde el homenaje se centra en la figura del Francis Ford Coppola de “Appocalypsis Now”.

No obstante ello, algunos defectos impiden que la propuesta sea impecable. La película suena floja en la actuación. Sólo algunas voces dan con la tipología de los personajes lo cual provoca que en la  mayoría de las voces de los actores no haya creación. Por lo tanto, los personajes suenan débiles  y poco corpóreos. Y por el lado de la historia, basada en un cuento de Roberto Fontanarrosa, no solo resulta difícil encontrar el mundo del dibujante y escritor rosarino, sino que el cuento fantástico que parece querer ser narrado, se convierte en una historia de reivindicación personal con visos de gesta patriótica.

No exenta de alguna crítica política a los personalismos, y ser finalmente una interesante reflexión sobre el paso arrasador del tiempo, al extremo de hacer desaparecer el pasado por la llegada del modernismo, es también una interesante crítica a los medios, con su imposición del consumo y el culto a la juventud y a la condición física, más allá del reinado del rating y los populismos.
3 de agosto de 2013

THIS IS NOT A FILM de Jafar Panahi

NO FILMARÁS, NO ESCRIBIRÁS, NO SALDRÁS DE TU CASA



Noches atrás vi “This is not a Film”, una película iraní que documenta la prisión domiciliaria, en su departamento de Teherán,  del director Jafar Panahi, literalmente sentenciado por los jueces  de su país a no filmar, no escribir guiones ni salir de su casa por un período de 6 años. Como consecuencia de ello, Panahi delega la responsabilidad de la filmación de “This is not a film” en su camarógrafo Mojtaba Mirtahmasb. La película se realiza con un I-Phone y por lo tanto no es más que una “home movie”, un documental que narra un momento en la vida de Panahi, el que está transitando actualmente: los llamados telefónicos, la espera a una resolución favorable a sus apelaciones judiciales y la narración sobre lo que imagina pueden  ser la realización de proyectos futuros. Este trabajo que llegó a Occidente  gravado en un pen drive escondido en una torta, se convierte en un potente reclamo por la LIBERTAD DE UN HOMBRE ya que ahora, y gracias a los nuevos medios audiovisuales, está dando vueltas alrededor del mundo. 
Jafar Panahi no es el único artista que ha tenido problemas con la justicia de su país. Se conocen otros casos similares generados por el régimen iraní. Recordarán el caso de Marzie Vafamehr, una actriz condenada a un año de cárcel y a recibir 90 latigazos por haber actuado en una película, que narra los problemas de una joven artista iraní para viajar a Australia.

No sabemos exactamente qué grado de oposición tiene estos artistas para con el gobierno de su país. Tampoco sabemos que grado de censura existe o siquiera si existe un ataque contra la libertad de expresión o la libertad de prensa. Solo conocemos algunos hechos y sus consecuencias legales que tipifican claramente en tipos de gobiernos fascistas y dictatoriales.

Simultáneamente, los diarios informan, en medio de un gran misterio, que nuestro canciller Héctor Timerman, se reunió días atrás con su par iraní en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza. El objetivo de la reunión parece ser  abrir un dialogo que pueda destrabar la situación judicial en la que se imputaron a funcionarios iraníes por el ataque contra la AMIA, pidiéndose su captura a través de Interpol, y a cuya extradición se ha venido negando sistemáticamente el gobierno iraní desde hace varios años.

Qué hay detrás de todo esto, cabe preguntarse. Cuál es el verdadero objetivo de esta reunión? Porqué la vía diplomática intercede en lo que debería ser una cuestión puramente judicial?  Porqué mientras buscan relacionarse con gobiernos de características fascistas y dictatoriales, intentan vendernos un espíritu democrático y republicano del cual no dan muestras? Qué ironía, no?

Este comentario fue escrito el 1 de noviembre de 2012

martes, 28 de enero de 2014

AMERICAN HUSTLE de David O. Russell

 Odisea de  Perdedores



David O. Russell es un director nacido y criado en Nueva York,  y como tal, su cine abreva y lleva el sello distintivo del realismo neoyorquino, ese cine que supieron construir directores como Elia Kazán, John Cassavetes, y Sidney Lumet, aunque sus finales son proclives y no dejan de participar del modelo clásico del happy end hollywoodense.

Russell ha transitado una larga trayectoria no solo como director sino también como escritor, guionista y productor de cine, y sus últimas 5 películas ("Tres Reyes", 1999; "Extrañas Coincidencias", 2004; "El Peleador", 2010; "El Lado Luminoso de la Vida", 2012; y "Estafa Americana", 2013) han sido bien recibidas tanto por el público como por la crítica, colocándolo como uno de los nombres importantes del cine independiente americano.

Russell es además, un gran director de actores. Dos de los actores que trabajan en la película aquí comentada, se han hecho acreedores al Oscar por trabajos dirigidos por él mismo. Son los casos de Christian Bale en "El Peleador"  y Jennifer Lawrence en "El Lado Luminoso de la Vida", que ahora vuelven a estar en el pedestal de los nominados, junto a los demás compañeros de cast en el film aquí comentado.

Como escritor, es un cuidadoso narrador, que no se pierde en detalles, cuyos personajes siempre son marginales que logran rescatarse gracias al esfuerzo, a la perseverancia, y al seguimiento de virtudes morales. Ello le permite jugar con la idea redención, y de allí, arribar al anteriormente comentado "happy end" americano.  Estos finales felices, en la mayoría de los casos, le aportan el reconocimiento de la gran masa de público, y otras veces, le  debilitan el desarrollo de argumentos interesantes, como en el caso de "El Lado Luminoso de la Vida".  No obstante ello, podríamos decir que, en general, el cine de Russell es un cine que describe un derrotero humano que, más allá de todas las vicisitudes que le tocan vivir a sus personajes, la mayoría de las veces perdedores en busca de una segunda oportunidad, finalmente encuentran su camino y recompensa.

Vayamos a "American Hustle", tal vez su mejor película hasta el momento. La narración se concentra en la turbulenta vida de una pareja de estafadores de poca monta que son detenidos por el FBI, el que luego les negocia su libertad a cambio de que se introduzcan en una estafa de tipo político con el propósito de dejar en descubierto maniobras corruptas en la adjudicación de obras públicas en el distrito de New Jersey. De hecho toda una vuelta de tuerca.  Ese no es su ámbito ni tampoco los procedimientos policiales son los correctos. Con lo cual, American Hustle comienza a deslizarse por un camino resbaladizo e inseguro donde nadie parece ser lo que realmente es  o quiere ser, y donde los valores se pierden desde el mismo inicio en un acuerdo ilegal. Los personajes entienden esto, y ello los lleva a mutuas desconfianzas. La habilidad de Russell para complicar la trama primero, y desarmar los nudos después, hace lo demás

En  Amercian Hustle,  no son exactamente las virtudes morales las que van a redimir a los personajes centrales. Esta no es la típica historia de estafadores simpáticos como Paul Newman y Robert Redford en "El Golpe, 1973" o carismáticos como Ricardo Darín y Gastón Paul en "9 Reinas, 2000",  cuyos rasgos definitorios eran perseguir fines justos y hasta nobles, o ladronzuelos de poca monta cuyos robos en la calle no cambiaban la vida de nadie. Los personajes de Russell son tipos absolutamente despreciables que viven abusando del prójimo haciéndoles literalmente "el cuento del tío" para quedarse con sus pocos ahorros de toda la vida, o policías cínicos que se abusan de sus atribuciones jugando con la libertades condicionales de sus perseguidos para obtener fama y ascensos. O sea, pobres tipos estafando a otros pobres tipos, lo cual, tal vez no trate de estafas por dinero sino de estafas de ilusiones. No obstante, ya dijimos que Russell busca la redención. En consecuencia, será fiel consigo mismo, y de entre tanta estafa,  traición y cinismo, encontrará un sinuoso camino hacia el amor o hacia la amistad que permitirá redimir a sus personajes principales.

Película excelentemente narrada, casi al borde mismo de la perfección vista en el Scorsese de "El Lobo de Wall Street, 2013", merece verse por su profunda crítica social, por su ácida visión de la marginalidad, la de los esfuerzos por pertenecer y nunca poder llegar. Y aunque "El Lobo …" y "American…" transiten temas parecidos, son dos películas muy diferentes. Porque si El Lobo de Scorsese narraba la destrucción y el fin del Sueño Americano, ahogado en los excesos de la droga, la ambición y el poder, "Estafa Americana" habla de aquellos marginales, de esos grandes perdedores, de aquellos que viven fuera de la ley, habitando los bordes de ese mismo sueño americano, eligiendo el camino equivocado para nunca poder alcanzar ese "sueño", y en consecuencia, nunca satisfacer sus anhelos. Lo que en Jordan Belfort (Di Caprio) termina en corrupción e irresponsabilidad, en Irving Rosenfeld (Bale) termina en arrepentimiento y necesidad de expiación. Lo que en Belfort es ejercicio de poder, en Rosenfeld es necesidad de respetar ciertos códigos. Lo que en Belfort es vivir su vida al límite, en Sidney Prosser (Amy Adams), la socia de Rosenfeld, es inventarse otra identidad para poder vivir otra vida. Paradojalmente, el policia ambicioso (Bradley Cooper) que persigue y acosa a Rosenfeld se emparenta más con Belfort que con el propio Rosenfeld. "Estafa Americana" es como un gran juego de espejos donde sus personajes, todos unos pobres desgraciados, viven su vida arruinando la vida de los demás, pretendiéndoles vender una realidad deformada por sus propia necesidad de pertenecer a un mundo y poder compartir un sueño, que no les es suyo.

Una actuación realmente extraordinaria (hablo de todo un elenco y no de una figura principal), y más aún,  magistralmente musicalizada (las escenas acompañadas por el tema "Cómo Reparar un Corazón Destrozado" de los Bee Gees, y  "Live and Let Die" de Paul Mc Carthy, son absolutamente antológicas), donde tema musical e imagen logran una simbiosis perfecta, hacen que la visión de este film sea imprescindible y colocan a este film, sin lugar a dudas, como una de las mejores películas del año.


martes, 7 de enero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET de Martin Scorsese

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SUEÑO AMERICANO




CALIFICACIÓN: 


Martin Scorsese es para mí uno de los 6 más importantes directores del cine americano moderno (los otros son Cimino, Coppola,  Di Palma, Eastwood y Allen). Su cine, generalmente cargado de una violencia reprimida, no es solo un documento sobre la sociedad de posguerra americana y un análisis de los grupos de poder, y de la mafia neoyorkina en particular, sino también una radiografía de la alienación de la sociedad actual, aquélla que tras su consolidación hegemónica mundial de posguerra, comienza a entender el fin de la sociedad industrial y se sumerge en la sociedad de servicios que marca la Tercera Ola.
Este último aspecto es el centro de interés de "El Lobo de Wall Street", su última película. El Lobo es Jordan Belfort, un yuppie de los años 80, hijo de una pareja de contadores,  que ni bien graduado en una ignota universidad  de Nueva York llega desde Brooklyn a la Gran Manzana con la íntima ilusión de hacerla suya. Para ello, ingresa a trabajar en  Rothschild, Blair and Roberts, donde aprende el negocio (el negocio está en la comisión y no en la venta), y al año se queda sin trabajo porque la sociedad es cerrada por la comisión de valores americana. Pero para un gran vendedor, cada ocasión es una oportunidad, y Belfort, en plena desocupación,  ve la suya, en un aviso de un diario. Se trata de una pequeña casa de bolsa que busca un bróker. Dicho bróker deberá comprar  y vender acciones desconocidas en un mercado marginal que atiende a inversores que  por su tamaño no pueden acceder a Wall Street. Belfort toma el puesto. Atará puntas. Un año más tarde, comprará el negocio y fundará Stratton Oakmont, que se transformara en "boom" del mundo financiero.
Demás estaría decir que Scorsese encuentra en esta historia, casi una biopic, el terreno fértil para desarrollar una descomunal crítica social de una sociedad en decadencia y a la vez, mostrar  toda su capacidad y maestría narrativa. No ahorra excesos, ni temáticos ni visuales, porque la película toda es la descripción de una sociedad desbordada en la que sus protagonistas, los yuppies, hijos de la generación hippie, han modificado ligeramente aquellos lemas de paz, amor y rock and roll por otro que privilegia el dinero, el sexo y las drogas. Si tuviera que definir a "El Lobo de Wall Street" diría que es una película abrumadora. Es el Decamerón del Fin del Siglo. Es la decadencia del imperio americano como consecuencia de la desaparición del gran sueño, el american way of life.  Pero es, sobre todo, una película entretenida, interesante,  visualmente deslumbrante, y sonoramente impactante. Es un Scorsese en estado puro. A sus 70 años, logra uno de los grandes films de su vida.
Y digo esto pese a no estar absolutamente de acuerdo con la visón caótica de Scorsese, cuya formación católica siempre encuentra el camino del perdón para sus personajes. Porque el que las hace, las paga, y el que paga se redime. En el fondo, su visión es la de un conservador. La de alguien que no solo parece pensar que todo tiempo pasado fue mejor sino que la sociedad industrial parece ser más honesta y productiva que la actual, pero que a pesar de todo, siempre existe una salida. No comparto totalmente la idea de Scorsese, particularmente, su visión de las finanzas. En el  mundo  liberal de las finanzas, no hay víctimas ni victimarios, como tampoco hay santos inversores y meros especuladores. Para algunos mercados, por ejemplo, los futuros, la especulación es la punta necesaria para la existencia del mercado. No obstante, acuerdo que el camino de la ambición que retrata Scorsese, ya se trate de pequeños inversores individuales como de grandes inversores institucionales, es la misma. Y es esa ambición la que lleva al camino equivocado, y a los "lobos" que describe la película. Ni en Wall Street ni cualquier bolsa del mundo hay lugar para los débiles.
Para ser justo con este film realmente extraordinario, creo que hay que destacar cinco aspectos adicionales relacionados con 5 grandes colaboradores que Scorsese ha tenido a su lado. Uno, la actuación de Leonardo Di Caprio. Me atrevería a decir, el papel de su vida. Di Caprio es Jordan Belfort. Totalmente convincente. Un derroche actoral hasta en aquellos momentos en que la necesaria sobre actuación lo ponen al borde la maqueta. Su candidatura al Oscar será incuestionable. Dos, el guión de Terence Winter, claro e inteligente, que da lugar a que la caligrafía cinematográfica de Scorsese se luzca. Tres, la fotografía de Rodrigo Prieto, que no solo ilumina los colores de una época sino que vuela de la mano de Scorsese. Cuatro, el  preciso montaje de Thelma Schoonmaker, su colaboradora habitual desde Quién Golpea Mi Puerta (1967). Cinco, la fabulosa banda sonora, con temas inolvidables de los 80  y 90.
Con "El Lobo de Wall Street", Scorsese ha realizado su quinta obra maestra absoluta. Las anteriores fueron Taxi Driver (1976), Toro Salvaje (1980), After Hours (1985), y Buenos Muchachos  (1990). El resto de su obra es insoslayable para apreciar el cine americano moderno. Su labor como productor, restaurador y conservador del films de la época de oro del cine americano lo colocan no solo como un gran cinéfilo sino como una figura emblemática de la industria del cine. Su "Lobo de Wall Street" merece verse sin lugar a dudas.

sábado, 4 de enero de 2014

LA VIDA DE ADELE

LA VIDA SEGÚN KECHICHE


CALIFICACIÓN:





Abdellatiff Kechiche es un director franco tunecino que tenía en su haber 4 películas maravillosas ("La Culpa de Voltaire", "Juegos de Amor Esquivos", "Cous, Cous", "La Venus de Ebano"). En 2013 realiza "La Vida de Adele" , haciéndose acreedor de la Palma de Oro en Cannes, y consagrándose como uno de los grandes maestros del cine actual. Su cine habla de los problemas comunes de la gente: el amor, los desencuentros, las dificultades laborales, la necesidad de estudiar  y adquirir una cultura, pero especialmente habla  de los jóvenes y de la condición femenina, y por sobre todas las cosas, su cine respira verdad. Es lo que se puede llamar un cine post neorrealista.
Ver  ahora "La Vida de Adele" remite a los grandes maestros, y especialmente, a cineastas y películas como "El Silencio" y "Gritos y Susurros" de Ingmar Bergman, ambos filmes cuya temática tiene que ver  con la complejidad sexual, al Francois Truffaut de toda la serie de Antoine Doilel y "Las Dos Inglesas", relacionados con el descubrimiento del sexo y el amor, a  "Muerte en Venecia" de Visconti, en lo referente al amor platónico, al Goddard de "Sin Aliento" en su veracidad y realismo en las formas narrativas, o al Bernardo Bertolucci de "Último Tango en París", en el cual la sexualidad obra como una forma de expiación. Todos films y directores muy diferentes entre sí de los cuales Kechiche abreva estética y temáticamente.
"La vida de Adele" se concentra en el fin de la adolescencia de Adele, en el descubrimiento y la definición de su sexualidad, y la vivencia y final de su primer amor. El lenguaje deslumbrante de Kechiche utiliza algunos planos generales para localización de las escenas, y después, su mayor mérito reside en contar la historia desde el punto de vista de Adele. Esto lo lleva a filmar la casi totalidad de la narración en primeros planos (algunos de los cuales pasaran a la historia misma del cine por su objetividad), y a la utilización del sonido como recurso sustancial del sostenimiento narrativo.
Es difícil pensar en Adele y en Emma como dos personajes. El desarrollo de los mismos, como  la descripción del medio que los rodea, se acerca a un grado de realismo tal  que Kechiche parece registrar  una realidad de la que él ha tomado conocimiento y debe dejar constancia. No son ajenas a ello las dos actrices que san vida a dichos personajes.

Film muy personal, con escenas de alto contenido sexual, no es un film para todo tipo de público, pero es un film serio, adulto, y de un desarrollo estético y narrativo extraordinario.