domingo, 2 de noviembre de 2014

BOYHOOD de Richard Linklater


LA FASCINANTE EXPERIENCIA DEL SER


Crecer y volvernos adultos, toda esa transición que nos lleva desde niñez, aquel momento en el que comenzamos a tener conciencia y adquirir nuestras primeras memorias de los hechos, comenzando el transito pleno de nuestra infancia, el cruce maravilloso y torturante de la adolescencia, poder llegar a  volvernos adultos y  comenzar a vivir una vida plena, aquella que nos encuentra absolutamente responsables de nuestros decisiones  y sobre todo, de nuestros actos, es decir, hacernos cargo de nuestro destino. Nada más y nada menos que de eso se trata Boyhoood.
El desafío que se autoimpuso Richard Linklater, guionista y director del film, fue inmenso y ambicioso. No solo por la temática elegida sino por la forma en como decidió llevarla a cabo. Linklater filmó esta película durante 12 años. Con infinita paciencia, reunió un elenco muy homogéneo, en el cual destacan figuras conocidas como Rossana Arquette (la madre) y Ethan Hawke (el padre), y siguió el crecimiento de Mason (Ellar Coltrane), el hijo de ambos en la ficción y personaje central de la película desde sus 5 hasta sus 18 años, generando  una seguidilla de escenas que mantiene un hilo narrativo coherente que temporalmente abarca  un periodo de tiempo prolongado y real pero que de ninguna manera la transforma en una película larga o reiterativa.. Verdaderamente, un prodigio cinematográfico. Sin embargo, la mayor virtud de Linklater obviamente no fue su paciencia sino nunca perder el punto de vista narrativo. La película siempre está contada desde el personaje de Mason, el niño vuelto adolescente. Su visión de los hechos es la que muestra la película, que no solo nos habla de su propio crecimiento sino también de las vicisitudes  ocurridas en su familia e incluso, a grandes rasgos, de los cambios de época y las consecuencias de las decisiones políticas en que se han embarcado los Estados Unidos después del fatídico 11 de setiembre de 2001, cuestiones que aunque lejanas, no han dejado de influir y  formar parte de su propio desarrollo personal. He aquí la importancia de lo colateral en la formación de la persona, es decir, aquella influencias que escapan de lo estrictamente familiar y provienen del mundo exterior.
Es que esa infancia plagada de cambios, ya sea el divorcio de sus padres, de los nuevos matrimonios de los mismos, los cambios de casas y de lugares de residencia,  de hermanastros que van y vienen, de escuelas y maestros que rotan sin cesar, van marcando la personalidad de Mason de manera inalterable. Un niño sencillo, inteligente, despierto, más bien introvertido, que descubre en la fotografía la sensibilidad que el arte  transmite al artista (tal vez un alter ego del propio director) para aproximarse a ese mundo exterior tan lleno de incógnitas y desafíos, para poder comprenderlo y apropiarlo. El film de Linklater es sensibilidad pura.
 Linklater es un director americano independiente pero muy afianzado en sus técnicas narrativas, más cercano al cine de Nueva York que al de Hollywood, con posibles influencias de maestros como Elía Kazán y Martín Scorsese. Podríamos estar hablando de un neorrealismo americano. Linklater nació en el Estado de Texas, y no solo esta película, sino la mayoría de sus films más personales (Dazed and Confused, 1993; Suburbia, 1996; The Newton Boys, 1998) transcurren en el Estado de Texas, como asi también  los actores con quienes usualmente trabaja, son texanos. Y eso define a su cine con una impronta texana muy particular:  la visión del medio oeste americana, un nacionalismo muy puro aunque, en este caso, demócrata.  Aunque cabe aclarar que, paradójicamente,  las obras consagratorias de Linklater son "Escuela de Rock, 2003" y la trilogia con Ethan Hawke y Julie Delpy: Antes del Amanecer (1995), Antes del Atardecer (2004) y Antes del Anochecer (2013), todas ellas filmadas fuera de Texas.
Es posible ver este film con el corazón y solo desde la emoción. Pero sería mezquino de nuestra parte no intelectualizarlo, no profundizarlo, porque el tiempo de la infancia de Mason, es nuestro propio tiempo, y la película es un desafío al espectador, dado que se transforma en un espejo en el cual se refleja la realidad que vivimos.  El film es un milagro de realismo y una apelación a la inteligencia. Verla como padres no nos permite permanecer indiferentes al crecimiento de Mason porque dicho crecimiento coincide con el crecimiento de nuestros propios hijos. El crecimiento de Mason no es otra cosa que el propio crecimiento del ser. Representa la lucha por ser uno mismo.  Esa lucha que, como padres, nos suele dejar en off side, aquella que a veces,  no nos deja comprender que nuestro hijo es otro, deferente a nosotros mismos, que tan sólo busca ser.

Boyhood es tal vez la obra maestra de Richard Linklater, un director que como pocos, expresa una visión profunda de la época que nos toca vivir. Pongamos atención a esta película. Berlín 2014 ya premio a Lynklater como mejor director de la muestra. No me gustan los pronósticos pero la carrera al Oscar está lanzada. Boyhood tiene suficientes méritos artísticos para alzarse con más premios de importancia.

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