lunes, 26 de enero de 2015

AMERICAN SNIPER de Clint Eastwood



EL PERRO PASTOR

Cuanto más añejo, mejor, diríamos si se tratase de una bebida espirituosa. La cuestión, es que el Viejo Clint, hace fácil lo difícil, interpreta a su manera un libro semi autobiográfico, reflexiona sobre la vida del autor, y finalmente logra un impresionante fresco sobre el modo de ser americano que lo vuelca en imágenes con una maestría absoluta.

Cuando el film se inicia, un francotirador hace una barrida con su mira y observa un movimiento extraño en un terraza. A continuación baja la mira, y ve a una mujer con un niño, que salen a la calle. La mujer parece portar un arma. Es una bomba que entrega al niño. El niño queda en la mira del francotirador. Un close up cierra en negro, la narración regresa 20 años atrás, se abre un bosque donde corretea un niño con un rifle acompañado seguramente de su padre. El niño ve un siervo, apunta y pega. El animal cae herido de muerte. En la siguiente escena, los niños están escuchando a un predicador evangelista en su iglesia, quien les dice que diariamente obramos y nos sometemos al juicio de los demás,  y a continuación, toda la familia  está reunida en torno a la mesa tomando la cena. Allí el padre les explica que hay 3 clases de personas, las ovejas, los lobos, y los perros pastores. Les dice también que algunas personas creen que no existe el mal en el mundo. Esas personas son las ovejas, las que no saben cómo protegerse a sí mismas. Después, están los lobos, los malvados, que maltratan a los débiles. Y finalmente, para equilibrar, aparecen los perros pastores, que surgen  de la necesidad de equilibrar y ayudar a los débiles. El padre define a su familia como una familia de perros pastores, han nacido para cuidar de los demás, y sobre todo, cuidarse entre ellos. Después sobrevendrá el fatídico 11 de setiembre de 2001, marcando un inexorable antes y después. Los Estados Unidos, por primera vez en la historia, son atacados en su propio territorio.

El resto del film, guiado por estos principios y acontecimientos, será una exposición donde tanto el personaje central, un soldado que pelea la guerra de Afganistán (un ¨no lugar¨¨o ¨la nada"), como el propio ejército de los Estados Unidos,  guiados por el espíritu del Perro Pastor, pelearán una guerra lejana e impersonal, donde los malos son solamente eso, maldad, y los buenos, tratarán de redimir y poner las cosas en su lugar.

Pero el Viejo Clint, a esta altura del partido,  no es tan zonzo como para quedarse en la epidermis de la cuestión. Se adentra en el personaje, lo sigue por todos lados, y comienza a hundirlo en sus propias convicciones demostrando que todo en lo que se va metiendo (carrera militar, amor,  casamiento, continuas idas y vueltas a Medio Oriente, nacimiento y crianza de los  hijos) es un circulo vicioso de violencia absolutamente inconducente, donde la "nada  kiergardiana" se va apoderando de él, especialmente cuando toma conciencia de su propia falibilidad, hasta acorralarlo en la más absurda de las situaciones, y hacerlo morir en manos de alguien a quien pretendía ayudar.

Absolutamente lúcido a los 84 años, Eastwood logra otra de sus grandes obras maestras y uno de sus films más humanistas. Apoyado en su grandes planos generales acompañados de extraordinarios primeros planos, un montaje perfecto y un sonido verdaderamente espectacular, sentimos la violencia  y nos hace sentir asco de ella. Lejos está Eastwood de cuestionar la intervención americana en Oriente Medio, o de realizar un film pacifista. Por el contrario, su interés parece querer focalizarse en las conductas individuales, generalizar a partir de ellas, y tratar de explicar el porqué de ciertos sentimientos y sobretodo, conductas americanas. Eastwood no aprueba ni desaprueba ni emite juicios de valor. Simplemente, parece querer decirnos: "asi somos nosotros", perros pastores. Ese es nuestro destino como país. A veces nos toca matar, y otras veces, nos toca morir. La vida suele parecer un absurdo que solo encuentra respuesta en nuestras creencias. Pero también deja en evidencia que toda situación bélica degrada la humanidad del combatiente.

Punto y aparte, la actuación de Bradley Cooper, aquí también productor del film, es para tener en cuenta.


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