sábado, 21 de febrero de 2015

S E L M A de Ava Du Vernay


HABLEMOS DEL BLACK POWER

El Dr. Martin Luther King, Jr. nacido en los Estados Unidos de América, fue un pastor de la iglesia bautista que desarrolló una labor muy importante en su país al frente del Movimiento por los Derechos Civiles de las personas de raza negra, participando, además, como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general.
Por esa actividad encaminada a terminar con la segregación y la discriminación racial "a través de medios no violentos", fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1964, y cuatro años después, a la edad de 39 años, fue asesinado en Memphis, mientras se preparaba para liderar una manifestación.
"Selma", la película, refiere a un pueblo del Estado de Alabama en los Estados Unidos, donde transcurrieron los principales hechos que narra, aquéllos producidos cuando en diciembre de 1964, Martin L. King unió sus fuerzas con el "Comité de Coordinación de Estudiantes No Violentos" con el propósito  de participar en el Registro de Electores para confeccionar las listas electorales. Selma era un lugar importante para la defensa del derecho al voto de los afroamericanos porque la mitad de sus habitantes eran negros, pero solo el 1% de ellos estaban inscriptos.
El domingo 7 de marzo de 1965, más conocido como "Domingo Sangriento", 600 defensores de los derechos civiles salieron de Selma para intentar llegar a Montgomery, capital del estado, con el fin de presentar sus quejas mediante una marcha pacífica. Los manifestantes fueron arrestados a los pocos kilómetros en el Puente Edmund Pettus, donde la policía y una multitud hostil de piel blanca les impidió proseguir y los reprimió violentamente, paradójicamente,  permitiendo al movimiento conseguir el apoyo de la opinión pública y el reconocimiento de la estrategia de no violencia del Dr. King.
El movimiento buscó entonces la protección de la justicia y el juez federal Frank Johnson Jr resolvió en favor de los manifestantes. 3200 personas volvieron a marchar de Selma hacia Montgomery el domingo 21 de marzo de 1965. Fue durante este trayecto cuando Willie Ricks mencionó por primera vez las palabras "Black Power", refiriéndose a esa multitud de raza negra que se estaba juntando. Al llegar al capitolio el jueves 25 de marzo, los manifestantes llegaban al número de 25.000. Como consecuencia de ello, 5 meses después, el presidente Lyndon B. Johnson firmó la "Voting Rights Act" mediante la que se garantizaba el derecho al voto para los ciudadanos de raza negra sin restricción alguna.
Ava Du Vernay, la directora de este film, es la primera mujer de raza negra que dirige un film nominado al Oscar. Este s su tercer largo, y aquel es un gran mérito dado que el suyo es un muy buen trabajo. Su obra resulta madura, firme y efectiva. Narra con dinamismo y no pierde nunca el punto de vista. Valiéndose tanto de dramatizaciones como de registros documentales, ilustra los hechos descritos en los párrafos anteriores con claridad y contundencia. Du Vernay no anda con vueltas. Es directa, concisa y tiene claro cuál es el propósito que persigue su film. No pierde tiempo en detalles de la vida privada del Dr. King. Solo menciona algunas cuestiones personales y de pareja (su mujer  activista, alguna presunta infidelidad) como avatares necesariamente secundarios de una vida dedicada con exclusividad a la lucha por los derechos civiles de una minoría racial en los Estados Unidos, aunque en un pasaje conmovedor, el propio King declare que lo que él persigue es lo que perseguimos todos: la felicidad. Pero es en esa lucha de King por los derechos civiles a través de  la "no violencia" en la que Du Vernay concentra sus fuerzas y sale airosa en este film, cristalino como el agua, donde tanto las posiciones políticas del lider King como las de sus grupos aliados y opositores, y sobre todo, la del entonces reaccionario gobierno de los Estados Unidos liderados por el Presidente Lyndon B. Johnson quedan muy claros. Es también muy interesante que esa posición de no violencia lleva necesariamente a unos y a otros a una mesa de negociación permanente. Martin Luther King parece tener línea telefónica abierta con Washington y no hay duda que su Premio Nobel ha sido una llave que le ha abierto muchas puertas. No obstante, está claro que Johnson representa otros intereses. Es notable la escena en que la discusión se tensa y Johnson le dice a King: "Doctor, usted tiene solo un problema. Yo tengo Cien". Esa escena tal vez marque un punto de inflexión en el devenir de los hechos. Porque queda claro que la posición de King tendrá éxito cuando su problema sea el primer problema del Presidente. Y eso va a ocurrir cuando corra sangre negra en Selma, Alabama y un Juez (blanco) del Estado tome parte por la causa civil.

Demás estar decir que todos los rubros técnicos, actuación, fotografía, montaje, pasajes documentales están a la altura de un film de primera línea. Su cinematografía no deslumbra, es clásica, lineal, pero es contundente e interesante. Muchísimo mejor que "12 Años de Esclavitud", que ganó el Oscar el año pasado (crónica disponible en este blog), y a la altura del "Lincoln", ese, por ahora, estupendo último film de Steven Spielberg.

viernes, 20 de febrero de 2015

50 SOMBRAS DE GREY de Sam Taylor Johnson




INSIPIDA, INCOLORA, INODORA, INDOLORA


Es muy difícil de evaluar esta película como hecho cinematográfico. Proveniente de un best seller literario que batió records de ventas y generó dos sagas transformándose en trilogía, llega, ahora, al cine. Si comparamos ambos medios de expresión, la literatura tiene una ventaja sobre el cine: permite el desarrollo de la imaginación y la fantasía. Este último aspecto entiendo que es el que transformó en éxito editorial al libro. El cine, en cambio, se limita a lo que muestra. La imaginación queda cerrada al espectador para que el mismo disfrute de un espectáculo que es básicamente imagen y sonido. Por eso, cuando a uno le gusta un libro que después es llevado al cine, la película no le gusta. Esto es  porque cada uno, mientras lee, imagina y construye su propia película.


Dado que no había leído ninguno de los libros de la trilogía de Grey, fui al cine atrapado por el gancho publicitario y la curiosidad del éxito. La película me defraudó. No es mala, es muy mala. Y lo peor, me resultó aburrida. No existe como película romántica, tampoco es un "porno", ni siquiera se acerca al "porno soft",  insinúa caminar por el andamio del sadismo, pero no se decide por ningún género, ni siquiera por el suspenso, mucho menos por el policial. Es un híbrido vacío de contenido. Me resulta inevitable la búsqueda de comparaciones. En 1967, Luis Buñuel estrenaba en Francia "Belle de Jour", un retrato de una mujer de la alta sociedad que se prostituía de día. Una película verdaderamente provocativa que mostraba la capacidad de perversión sexual del ser humano. En 1972, Bernardo Bertolucci presentaba su "Ultimo Tango en París", escandalizando a la censura argentina de aquel entonces, pero dejándonos una verdadera obra maestra. Porque Ultimo Tango no era solamente el pan de manteca. Ultimo Tango era la desesperación, el dolor y la incomprensión de Paul (Marlon Brando), al que se le había suicidado su mujer. Y trataba de llenar ese vacío, el del suicidio, a través de sus relaciones sexuales con una joven 20 años menor que él. La vida misma. Una película visceral. Un estudio psicológico verdaderamente profundo. En 1978, Jill Clayborugh se liberaba sexualmente al ser abandonada por su marido en "Una Mujer Descasada", encontrándose a si misma después de varios años de matrimonio. Estábamos en la época del amor libre. En 1987, aparece el ingles Stephen Frears realizando "Prick Up Your Ears", una película sobre la homosexualidad del dramaturgo Joe Orton que nos dejaba perplejos  y angustiados en una época donde ser gay todavía era mal visto.  El gran destape todavía no había comenzado. En 1999, Sergi Lopez y Natalie Baye se revolcaban clandestinamente en un cama de hotel, lejos de sus consortes, y sin explicar porqué aunque quedaba clara su infelicidad matrimonial. La película era "Una Relación Privada", dirigidos por Frederic Fontaine, asustando otra vez a los censores. Aqui, en Buenos Aires, la llevaron al teatro Grandinetti con  Cecilia Roth. Ejemplos sobran. Y podría continuar la lista. Incluso con una comedia argentina, "Dos Más Dos",  bastante cómica, con Suar, Minujin, Peterson y Julieta  Díaz donde intercambiaban parejas emulando a la famosa "Bob, Alice,Ted and Carol (1969) de Paul Mazursky. Todas estas películas, no solamente fueron más lejos en materia sexual, sino que nos hicieron reflexionar sobre el sexo adentro de un cine. Ver "50 Sombras de Grey" al lado de las mencionadas es como ver "Caperucita Roja y el Lobo".

"50 Sombras de Grey"  es solo un producto hecho para vender entradas. No funciona como película. Carece de trama. Es una sucesión de escenas previsibles y sofisticada reflejadas con exactos encuadres, buen gusto en los decorados, y una linda música de fondo.  Pero detrás de todo eso, no hay nada. Un desierto. Sólo dos jóvenes que solo  tienen un pasado. Anastasia Steele, una joven bonita estudiante de Literatura Inglesa y Christian Grey, otro joven heredero de una gran empresa que ni siquiera sabemos qué hace. De allí en más, nada. La psicología de los personajes brilla por su ausencia. Sus acciones no se explican ni por sus movimientos, ni por sus palabras ni por sus silencios. Sólo son producto de una mano invisible que los lleva, los junta y los trae. Son una serie de encuentros donde durante la mayor parte de los mismos, Grey pretende que ella le firme un contrato de relacionamiento sexual.  Ella no lo firma, y en consecuencia, la trama se reduce al juego de quien se impone a quien, cosa que no va más allá de dos jóvenes queriendo irse cuanto antes a la cama, pero con intenciones diferentes. Ella no deja de ser la típica inglesita romántica. Y él, el joven duro americano al que le gustan los juegos rudos. Fin de la película. Eso si, no hay portazo. Todo sugiere que en "50 Sombras de Grey - Parte 2", volverán a la franela. Ah! Me olvidaba. Para que la pavada suene peor todavía, ella era virgen, y obviamente conoce "el amor" con Grey. Mas convencionalismo, imposible!!!

jueves, 19 de febrero de 2015

THE THEORY OF EVERYTHING de James Marsh





CIENCIA Y RELIGION

Otra película inglesa multinominada a los premios Oscar de este año, incluida como mejor película, mejor actor y mejor actriz. Nuevamente, toda una exageración. No pasa de la medianía del actual cine inglés, muy lejos de aquel movimiento de los años 50 y principios de los 60 que se denominó  el nuevo "Free Cinema", que nos dio directores tan importantes como Tony Richardson, Lindsay Anderson, Karel Reisz  e incluso, algunas obras maestras del terror como las películas de la Hammer, con Christopher Lee en el papel de Drácula. Aquel cine estaba vivo, y sus relatos y retratos del proletariado inglés no solo eran realistas (estos directores abrevaron en el neorrealismo italiano) sino que también sus historias resultaban interesantes y llenas de emoción.

Obra menor, prolijamente realizada cuya mayor virtud es contarnos una historia de superación personal en plena adversidad. En ese aspecto, la película es realmente conmovedora. Su argumento, sencillo, sigue a Stephen Hawking desde el momento que ingresa al Universidad de Cambridge (paradojal siendo oriundo de Oxford) en Inglaterra  a mediados de los años 60, cuando concomitantemente contrae una enfermedad considerada fatal (le diagnostican una esperanza de vida de no más de 2 años). Hawking es un estudiante brillante de Física, y no obstante los problema que le provoca su enfermedad, no solo logra graduarse con honores, sino que se transforma en el físico más influyente de nuestra época, superando cualquier limite a su esperanza de vida (actualmente vive y tiene 75 años), y revolucionando las teorías existentes sobre el origen del universo.

Uno de las facetas más interesantes que tiene el film es una dualidad que presenta Hawkings. Por un lado, es el hombre de ciencia, que como tal, cree en la física y trata de explicar el origen del universo desde un punto de vista absolutamente científico. Por otro, la persona enferma, a la que la medicina le pronostica tan solo 2 años de vida. Allí el científico y el ateo entran en conflicto. La virtud del film es que toma la dicotomía con humor. En la ciencia, toda aseveración debe ser demostrada. En la religión, el milagro simplemente debe ser aceptado como una gracia divina. Hawkings transcurre por la vida tratando de explicar el origen del universo sin poder explicar su propia sobrevivencia.  Esa cuestión lo humaniza dándole una carnadura que lo eleva sobre el mero personaje de película.

miércoles, 18 de febrero de 2015

THE IMITATION GAME de Mortem Tyldum





EL CODIGO ENIGMA 

Muy floja es esta película candidata a 8 nominaciones para el Oscar, entre ellas la de mejor película. Eso si, prolijamente narrada, debe ser una gran producción inglesa que los estudios de Hollywood han decidido dar distribución mundial.

El mayor problema de la peli es que no se decide nunca por el tema. Comienza como una película de guerra y espionaje, donde hay que descifrar el famoso enigma que no es otro que el de la clave con que se comunicaban los alemanes durante la guerra. Ya a principios de los ´60, creo que en "De Rusia con Amor", James Bond andaba detrás de esta misma máquina que había inventado el matemático inglés Alan Turing, personaje principal del film comentado.

La cosa se complica cuando el director se da cuenta que en sus manos no tiene más que un mediometraje para una película de suspenso, entonces decide descubrir la homosexualidad de Turing y se da cuenta que si relata el amor platónico entre él y su discípula Joan Clarke, interpretada por la siempre correcta  Keira Knightley, no sólo va a ganar en metraje, sino que le va a permitir ir más lejos, colocar al héroe en papel de víctima de los prejuicios sociales y transformarlo en un perseguido político como consecuencia de su homosexualidad, haciendo del film en un canto por los derechos humanos.

No vayan a pensar que lo anterior responde a prejuicios de mi parte. No es asi. Pero el film da tantas vueltas de tuerca que finalmente terminó cansándome. Realmente, me defraudó. No fue el film que esperaba ver. Fui en busca de thriller, un film de guerra y espionaje, y me terminé encontrando con un melodrama intimo de denuncia social demasiado azucarado para mi gusto. Tal vez no tomé las debidas precauciones. No obstante, puedo considerarlo entretenido.

B I R D M A N de Alejandro González Iñarritu





INTENTANDO LA METAMORFOSIS

El mexicano González Iñarritu es un director mimado de Hollywood. Con 5 largometrajes en su haber, todos merecidamente multipremiados en los festivales más importantes del mundo (4 de ellos, además, candidatos al Oscar como mejor película del año), lo han colocado en el pedestal de los grandes directores cuyas películas siempre son bienvenidas y capaces de generar grandes expectativas ante su estreno. Además, estamos hablando de un director joven (hoy tiene 52 años), y absolutamente contemporáneo (Amores Perros, su primer film, data del año 2000). Es decir, estamos hablando de un director del siglo XXI.

La cosecha de premios que ha obtenido no solo hablan de su capacidad artística sino también de su compromiso social. Sus historias ocurren en diferentes partes del mundo y sus personajes son víctimas de las vicisitudes de la vida moderna, sobre todo de la violencia, particularmente la social, la incomunicación, y la tremenda soledad de nuestro tiempo tecnologizado. "Amores Perros" era un crudo retrato de la sociedad mexicana y su "Babel", en la que a través de  diferentes episodios recorre la frontera con USA, Marruecos y Japón, genera un fresco sobre la incomunicación verdaderamente estupendo.

En "Birdman" encara su 2do film americano (antes había hecho "21 Gramos", 2003, con Sean Penn y Benicio del Toro). Situado en la ciudad de Nueva York, a 2 cuadras de Times Square, en el corazón mismo de la movida teatral neoyorkina, nos cuenta la historia de Riggan, un actor que hace 20 años se hizo famoso personificando a un superhéroe llamado Birdman, y que cayó en desgracia con los productores como consecuencia de negarse a hacer la 4ta entrega de la serie. Riggan es un típico personaje en busca de  revancha. No quiere hacer más de lo mismo. Necesita un reconocimiento artístico, y  no solo como actor. Sus ambiciones son enormes. Su proyecto es adaptar, producir, dirigir y actuar la puesta en escena de un cuento llamado "De Que Estamos Hablando Cuando Hablamos de Amor" de Raymond Carver, un escritor americano que ha descrito como pocos la soledad de la vida moderna que tanto preocupa a González Iñarritu. En ello se está jugando todo. No solo la poca fama que le queda, sino también su dinero, y hasta la recuperación de su familia, el retorno de su mujer y la rehabilitación de una hija drogadicta. Riggan está a full en un "a todo o nada", a 4 días del gran estreno. Y el film es el relato de esos días y el retrato de esa vida caótica que busca una redención a través de una puesta en escena cuyo éxito o fracaso solo será  medible a través de algunas buenas críticas y sobre todo, por el éxito de taquilla. Otra vez, la dualidad: lo efímero o el mito. Es obvio que en el arte casi no existe el cable a tierra.

Lo interesante del film es su capacidad de descripción del encierro. Birdman es el relato de  un parto. Todo transcurre en el interior de un teatro repleto de pasillos y escaleras que unen vestuarios con escenarios y salas de maquinas , cuyas características laberínticas representan los propios laberintos de la mente en ebullición de Riggan frente a su momento cumbre. Si González Iñarritu es un director hábil en la puesta, aquí demuestra no solo esa habilidad sino también alcanza alturas insospechadas. Porque ayudado por el extraordinario manejo de cámara de ese prodigio de director de fotografía que es Emmanuel Lubezki (el año pasado fotografió y ganó el Oscar por su trabajo en "Gravedad"), a través de grandes tomas secuencias y extensos  travellings que recorren los pasillos del teatro,  transforma al film en un laberinto que no es otra cosa que la mente confundida donde habitan los miedos  de Riggan, corriendo una y otra vez tras cada una de las responsabilidades que ha asumido para concretar ese proyecto en el que se juega su vida, y que obviamente, lo desborda torturándolo como si estuviera ante un parto de nalgas.

Si la puesta en escena de una obra teatral constituye un film en si mismo, y la necesidad de Riggan de rehabilitación de su autoestima y reconocimiento público es un proceso interior que resulta clave en la película, podemos decir que hasta aquí tenemos un film redondo e inovidable. Sinceramente, uno de los mejores del año. Pero las intenciones de González Iñarritu y sus coguionistas (Giacobone, Dinelaris y Bo) no terminan allí. Es como si no confiaran en que su film sobre una puesta en escena teatral por parte de un actor en decadencia  tiene la suficiente fuerza  e interés propio. Creen que hace falta que el espectador entienda que la necesidad de Riggan  de parir este espectáculo proviene de la alienación que arrastra de su pasada personificación de superhéroe, que de la cual, además,  parece haber heredado no solo habilidades telekinéticas, sino también la capacidad de volar como el propio Birdman. Es en esta segunda instancia interpretativa, donde la película se desvanece y se pierde en si misma, llegando a un final, a mi gusto demasiado simbólico e incluso, extremadamente abierto. Si las intenciones de Gonzales Iñarritu y compañía fueron dejar enganchada a la gente para una larga charla de café a la salida del cine, tal vez el objetivo se haya logrado. Pero si las intenciones fueron contarnos una historia de superación personal en una edad madura cuando uno parece estar entrando al ocaso de la vida, entonces creo que el final de la película es un error lamentable que si bien no borra todo lo bueno que la película nos ha narrado magistralmente, al menos ingresa en aérea resbaladiza donde los meritos artísticos parecen dejarse de lado en pos de la aseguración taquillera.

Una mención aparte para Michael Keaton, el actor que personifica a Riggan (Birdman). Su labor es descollante. Su personaje se pone la pelicula al hombro y no la suelta hasta el final. Sin lugar a dudas, su actuación es consagratoria.

lunes, 2 de febrero de 2015

ST. VINCENT de Theodore Melfi




Qué Bello es Vivir !!!. Frank Capra

Hay películas que parecen hechas para el lucimiento particular de un actor. Esta que aquí se comenta, es una de ellas, y el actor en cuestión es Bill Murray. Murray es un actor tan capaz y versátil, que es merecedor de tal reconocimiento. No es la primera vez que esto le sucede:  El Día de la Marmota, Harold Ramis (1993); Perdido en Tokyo, Sofía Coppla (2003); Life Aquatic, Wes Anderson(2004) y Flores Rotas,  Jim Jarmusch (2005) son ejemplos donde se lo encuentra en una actuación sobresaliente apoyando la película por sí solo. Todas ellas son, además,  grandes películas realizadas por directores del cine independiente americano. Es como si dichas películas  hayan sido escritas para su actuación y lucimiento, y como si él se hubiera encarnado con facilidad en cada uno de esos personajes. Tampoco ha sido casual que esos grandes directores hayan sido también grandes guionistas que asumiendo ambos roles, han transmitido con el apoyo de Murray, una visión muy personal del mundo a través de un personaje.
Con St. Vincent este milagro cinematográfico vuelve a suceder. Vincent (Bill Murray) es un ex combatiente de Vietnam que vive en soledad y pobremente en un suburbio de Brooklyn, tan sólo acompañado por un gato. Periódicamente recibe los favores de una "trabajadora nocturna"(Naomi Watts)  que, sorprendentemente,  está embarazada. Más tarde en el film, conoceremos que Vincent tiene una esposa que está internada en un Hospital con un cuadro agudo de Alzeimer. De repente, su vida se transforma cuando al lado de su casa se muda Maggie (Melissa Mc Carthy), con su hijo Oliver, de 8 años de edad. Maggie está en pleno proceso de divorcio de su marido, y en consecuencia,  en conflicto por la tenencia de su hijo. Maggie, empleada en un hospital, necesitará de la ayuda de Vincent, a quien contratará por 15 dólares la hora como niñero de su hijo. De esta manera, el film se transformará instantáneamente en una especie de buddy movie, una historia de una pareja despareja (hombre mayor al cuidado de un niño). En resumen, todos saldrán gananciosos en esta comedia. Oliver recibirá varias lecciones de vida, Vincent comenzará a encontrarle otro sentido a la vida  y el grupo, iniciará una transformación  que los llevará a constituir una nueva familia, cuyo carácter será absolutamente disfuncional.
Vincent está lejos, como persona, de ser un dechado de perfecciones. Le gustan las mujeres embarazadas, las carreras de caballos y las apuestas, y le da también al trago. Pero el film no transita el camino de la redención de un perdido sino más bien, un camino de salvación a través de la solidaridad en un mundo en el que todo tiene un precio. En St. Vincent ningún personaje es perfecto. Todos son débiles y vulnerables, y en consecuencia, sufren cientos de problemas, pero logran ayudarse los unos a los otros. Esa ayuda, ese sentido de la solidaridad, aparece claro en el final bajo la forma de una tarea escolar. Oliver asiste a una escuela católica (aunque es judío de nacimiento), y al igual que sus compañeros tiene que hacer una investigación sobre la santidad. El trabajo consiste en elegir un santo y explicar el porqué de su elección. Oliver no encontrará a un santo sino a una persona, cuyo dechado de virtudes, a su entender,  lo asimilan a un santo. Ese hombre santo será Vincent. En la escena final, mientras caen los títulos, Vincent esta solo tomando sol en el patio trasero de su casa. Enchufado a su Walkman, canta siguiendo a un clásico de Bob Dylan "Shelter in the Stone": Yo estaba en otra vida, una de trabajo y sangre, cuando la negrura era una virtud y el camino estaba lleno de barro, entré desde el desierto a un vacío con forma de criatura. "Adelante" ella dijo." Voy a darte refugio frente a la tormenta".

St. Vincent  habla de varias necesidades simultáneas: 1) la  de cultivar relaciones personales para no dejarse caer en la soledad, 2) de hablar y saber escuchar para lograr  acuerdos y llegar al bien común. 3) De hacer lo necesario para no agredir ni dejarse atropellar.  4) De respetar las creencias de los demás y poder vivir todos juntos  en mundo pluricultural. Lo interesante del film es que lo hace de una manera simple, resaltando lo cotidiano, sin discursos grandilocuentes. Eso no solo la hace una película entretenida sino una gran película. St. Vincent es concisa y frontal, y de alguna manera hace recordar a aquel clásico de Frank Capra con Jimmy Stewart que se llamo "Qué Bello es Vivir!!!"