sábado, 6 de junio de 2015

BETHLEEM de Yuval Adler





EL ODIO SIN FIN


(Vista en la 2da Edicón de Otoño del Festival Internacional de Cine Judío en Arentina. Hoyts Abasto - 4 al 10 de Junio de 2015)


Razi es un agente secreto del servicio de inteligencia israelí. Sanfur es su soplón, un adolescente palestino que vive en la ciudad de Belén. Belén es una ciudad que está gobernada por la Autoridad Palestina y linda con Israel separada por un muro que avergüenza la condición humana. Ibrahim es el hermano mayor de Sanfur y forma parte de un grupo guerrillero palestino. Ibrahim está escondido y Razi lo quiere cazar.

Yuval Adler, además de buen guionista, es un director excelente, se mueve con esos pocos elementos para realizar una película notable y sobretodo recordable. Encontrar sus influencias cinematográficas no es difícil. Su naturalismo y fluidez narrativa abrevan en el cine americano, y particularmente , su síntesis y su violencia reprimida hacen recordar a Martín Scorsese.

Con tales influencias, plantea una serie de situaciones extremas cuya piedra angular es la lealtad, una condición humana. En cada situación, en cada viraje de la película, lo que está en juego es esa lealtad que se deben los protagonistas, por definición, antagónicos y que por las situaciones extremas a que se ven sometidos, necesitan traicionar.

Toda la película es un juego de traiciones. Todos lo protagonistas actúan de acuerdo a un interés superior que por lo general es una razón de Estado o una idea libertaria. Ninguno hace nada por una razón simplemente humanitaria, aquélla por la cual se hace un bien al otro sin importar raza, credo o religión sin esperar recompensa alguna. Cada acción provoca una reacción. Y eso conduce a una multiplicidad de conflictos que no es otra cosa que el propio conflicto palestino-israelí. Razi protege a Sanfur pero de él requiere información. Sanfur ama a su hermano Ibrahim pero le miente y traiciona. Las facciones palestinas luchan por la liberación de su pueblo pero se pelean por el cuerpo de Ibrahim muerto. Y asi, sucesivamente, se plantea una cadena de violencia, horror y muerte en una continuidad sin un fin. Todos luchan por la paz pero la paz es permanentemente vulnerada.

Detrás de todo esto está la guerra y también la politica. Judíos y palestinos han convivido y luchado en el lugar durante miles de años. Motivos étnicos y religiosos los han separado y los han llevado a luchas permanentes a lo largo de la historia. Ahora se encuentran a un paso de llegar a grandes acuerdos pero aún quedan en ambas naciones resabios de elementos extremistas que no admiten la convivencia y solo persiguen la eliminación del considerado enemigo, impidiendo el ansiado logro de la paz.

La película de Adler expone con sencillez extrema pero con gran claridad el conflicto y plantea la carencia de su solución al insistirse en acciones extremas de ambas partes. De considerar permanentemente el propio interés y no el interés conjunto de las naciones. Su película es una gran contribución al entendimiento del tema y al objetivizar el interés de la cuestión en el conflicto puramente humano.

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