1. Trapero.
El cine de Trapero me atrapó tempranamente cuando a mediados de los 90 vi su"
Mundo Grúa", película con la cual contribuyó a la renovación de un
anquilosado cine nacional dando lugar al nacimiento del denominado "nuevo
cine argentino". Su carera siempre ha sido ascendente, cada película suya
ha significado un paso hacia adelante, ya sea en lo formal como en el contenido
de sus propuestas y la claridad de su
discurso fílmico. Trapero no solo ha crecido como guionista sino también como
director cinematográfico. Ha logrado que sus historias se desarrollen sin
tropiezos y que corran como arroyos cristalinos hasta desembocar en finales interesantes.
2. El cine
social. Si tuviéramos que encasillar al cine de Trapero, claramente deberíamos
colocarlo dentro de las fronteras del cine social. Sus personajes siempre están
contenidos en un medio amplio en el cual se mueven manifestando sus
problemáticas, conflictos que van desde los individual a lo plural, y la mayor
parte de sus films han retratado como nadie la vida en el conurbano bonaerense.
En general, sus personajes, al igual que él mismo, pertenecen a ese medio, y
desde ese medio habla y retrata problemas que alcanzan al propio ser nacional.
3. La época
y sus cambios. Su cine refleja el tiempo que vive. Normalmente su películas
transcurren en el presente, y si no me equivoco, con "El Clan" es la
primera vez que se traslada al pasado. A diferencia de sus películas anteriores, esta vez, el
pasado le permitirá reflexionar sobre le presente. Y considero que en este sentido, no importa
tanto la cuestión politica que clara y críticamente retrata en su película sino
sus consecuencias, tanto en lo social como en lo individual. "El
Clan" es el retrato del deterioro al que ha llegado la institución
familiar durante estos últimos 30 años.
La película
transcurre en los tempranos años 80, entre fines de la dictadura militar y el
advenimiento de la democracia encabezada por el Dr. Alfonsín. La familia Puccio
es una familia de "aparente" clase media acomoda que vive en el
primer cordón de ese conurbano bonaerense, en la localidad de San Isidro. Este
cordón es el de la clase media más acomodada y el más cercano a la Capital
Federal. No obstante, detrás de esa apariencia de clase, se esconden miserias
que van más allá de económico. Esa miseria escondida es la miseria moral,
aquella que aparece como un espantoso legado de la última dictadura militar que
gobernó nuestro país durante 7 años entre 1976 y 1983. Es aquella dictadura que
hacía transcurrir nuestras vidas bajo un aparente marco de normalidad, pero que
paradójicamente hacia desaparecer personas como forma de eliminación de
enemigos políticos del régimen, y de elementos capaces de alterar el orden de
esa normalidad aparente. La película esboza que el mantenimiento de esa
normalidad no hubiera sido posible sin la participación tanto activa como
pasiva de la propia civilidad.
Y allí aparecen Arquímides Puccio y su
familia. Una familia que bajo la apariencia de la normalidad esconde en sus
entrañas al mismisimo diablo en la figura de Puccio (Francella). Una familia con roles bien definidos, con padres rectos y presentes, hijos estudiosos y
deportistas, que viven una vida apacible en una casa de barrio, donde los lazos
del cariño parecen siempre someterse a la autoridad paternal. Los Puccio son
conocidos y en apariencia, están integrados a la sociedad en que viven.
Por otro
lado, Arquímides mantiene fuertes lazos personales con militares encargados de
la represión. Es indudable que ha trabajado para ellos en estas tareas. Ahora
transcurren nuevos y democráticos tiempos. La represión ha cesado y mucha mano
de obra ha quedado desocupada. Puccio no hace más que liderar un clan que
continua con un trabajo sucio y bastardo. Ya no secuestra presuntos opositores políticos
sino vecinos adinerados capaces de pagar un rescate.
Puccio no
ha perdido "la discreción" de otrora, y para ello no solo sigue con
una par de fieles secuaces, sino que opera básicamente, basándose en la
confianza que le inspira su propia familia, apoyándose fundamentalmente en sus
hijos mayores. Todos conocen el "modus vivendis" de la familia, por
lo tanto, todos son cómplices en el"negocio familiar". Aquí el esbozo de la participación y en
consecuencia de la corrupción de la institución familiar comienza a ser
evidente en el discurso de Trapero.
Y no hay
duda que los cambios sociales ocurridos en aquella época afectaron el rol de la
familia en la sociedad moderna. Años de dictadura implicaron años de estado de
sitio. Cualquier reunión de más de 4 personas en la calle daba motivo a la
detención de personas. En consecuencia, la reclusión hacia la vida familiar,
más allá de la carestía de la vida afectada por el fenómeno de una inflación
galopante que iría a estallar años más tarde en una hiperinflación, era
inexorable. Es decir, la vida social comenzó a disociarse, casi disolverse,
dando lugar, primero, a un mayor individualismo y después de la segunda gran
crisis ocurrida a fines del 2001, a transformarse en un sálvese quien pueda que
coloca a toda la sociedad en un proceso divergente que la empuja hacia un
tobogán de corrupción sin precedentes en el país.
La corrupción
no es un tema nuevo en Trapero. Lo desarrolló de diferentes maneras en
diferentes películas. Aparecía claramente en "El Bonaerense" bajo lo
forma de lo policial, se repetía en la extraordinaria "Carancho",
donde el tema pegaba por lo judicial y hospitalario, y regresaba en la fabulosa descripción de las vivencias de
ese cura villero que es "Elefante Blanco". "El Clan", inexorablemente, lleva a reflexionar sobre el proceso corruptivo
que ha arrasado al país durante los últimos 30 años. La corrupción no es otra
cosa que la rotura de la moral.
4.Logros del
guión, de la dirección, y la utilización de la música. Trapero dirige con mano
firme a partir de un guión muy bien elaborado repleto de situaciones
eminentemente cinematográficas que le permite nutrirse tanto del cine testimonial
a la italiana, como tomar elementos del cine americano de suspenso y de terror.
Maneja con maestría tensiones y pausas del relato. Sabe imponer el ritmo
cinematográfico que el guión le solicita. Para ello se vale e también de
noticieros de la época. El discurso del Dr. Alfonsín al comienzo del film es
una añoranza sobre la república perdida. Y un elemento fundamental es la
sonorización, donde se vale de una banda de sonido repleta de clásicos
americanos que me parecen anteriores a la época que retrata el film pero que
sin lugar a dudas constituyen a lograr un
ambiente de irrealidad, como si el film fuera una lujosa comedia que
encierra la más grande de las tragedias.
5. La actuación de Francella es prácticamente
impecable y sin lugar a dudas es su protagónico más importante de cuantos haya
realizado en cine, el resto del elenco esta a su altura, brillando
particularmente Peter Lanzani.
"El Clan" será seguramente, la mejor
película argentina del año. Pero más allá de esas predicciones, está la
realidad de una muy buena película que despierta el interés por meritos propios
respaldados tanto por el interés del tema que plantea como por sus méritos artísticos,
un guión muy bien escrito basado en hechos reales, una actuación de un elenco
sobresaliente, y la notable dirección de Pablo Trapero, que supo mantener un delicado equilibrio para que todo esto
fuera posible.