Basada en
un manuscrito incompleto de Irene Nemirovsky (solo hay 2 de 5 posibles partes) encontrados
después de la muerte de su autora, esta novel a se transformó en Best Seller y recibió
el premio Renaudot hace 10 años. Narra las vicisitudes vividas en 1940 por un pueblo
de Francia cercano a París cuando llegan las fuerzas de ocupación nazi y
someten a sus habitantes a su yugo invasor. Ahora, con producción anglo
americana, esta novel a llega al cine dirigida por el director inglés Saul Dibb
("La Duquesa", 2008; "Bullet Boy", 2004), junto a Matt Charman como coguionista.
La película no parece poder alcanzar la altura del
manuscrito en que se basa. Apoyada en el
melodrama como género, no alcanza a encontrar nunca la hondura existencial a la que esos personajes son sometidos. La
película me resultó fría, demasiado preocupada por la estética y descuidada en el dibujo de su personajes, la
mayoría de ellos retratados con cierta chatura que les quita dimensión humana frente
a la tragedia que están viviendo. Y ello es asi, porque dichos personajes no
dejan de parecer estereotipos pese a ser interpretados por buenos actores que
aquí no llegan a destacarse. Personalmente, no creo que el melodrama le siente
al cine anglosajón, al que habitualmente le cuesta expresar pasiones
desenfrenadas. Acá el camino era el film intimista, pero Dibb se entusiasma y
trata de emular a películas tales como "Dr. Zhivago", de David Lean
(en su espectacularidad) ó "Girasoles de Rusia", de Vittorio de Sica (en
su profundidad dramática), y termia
descarrilando.
Michelle Williams, la excelente actriz de "Mi Semana
con Marilyn" y "Blue
Valentine" es, tal vez, la que más
destaca en el elenco. Su Lucielle Angelliere
es una mujer joven y tímida cuyo marido
ha marchado a la guerra, y vive sometida por su suegra (Kristin Scott Thomas,
"El Paciente Inglés"), una mujer rica y materialista que lo único que
parece importarle es la cobranza de sus rentas a los pobres inquilinos de sus tierras.
A esa casa enorme y fría donde viven ambas, llega a instalarse el Teniente Bruno
von Falk, correctamente interpretado por Mathias Schoenaerts . Lucielle y Bruno
sólo comparten dos cosas: soledad y pasión por la música, y ello llevará a
Lucielle a transformarse, primero en la
amante del nazi y después en una decidida resistente.
Película fría, indecisa entre contar las pasiones enfermizas
que anidan en ese pueblo o dedicarse a narrar la pasión individual desatada entre
la abandonada mujer francesa y el oficial alemán, acierta en algunas escenas y
falla en otras. La descripción del sistema rígido de clases sociales que impera
en la comarca, la corrupción por envidia y la delación como venganza muestra un
nivel de corrupción que no solo alcanza lo económico sino también las almas
humanas. No obstante, las pasiones que anidan en los personajes nunca terminan
de desatarse. Es como si Dibb no se decidiera entre contar la gran épica que encierra el libro o hacer
un film más simple e intimista basado en ese amor imposible que tiene algo del síndrome
de Copenhague.
Por otra parte, los cambios de conducta de los personajes
son demasiado bruscos. Madame Angelliere pasa de la pura avaricia del cobro de los
alquileres de su marido a ser una mujer sensata que ayuda a esconder en un
placard de su casa a su inquilino resistente. Lucielle pasa de ser una mujer
dominada a una heroína que tratará de salvar a un resistente de su pueblo. En
el oficial nazi también conviven el frio soldado alemán y un hombre culto y refinado.
Todos estos cambios suceden abruptamente, como si las situaciones vividas no
solo sorprendiera a sus actores sino también los cambiara irremediablemente. Sin
lugar a dudas, de los tres personajes principales, el soldado es el más equilibrado.
"Suite Francesa" está lejos de ser la película que
sugiere la música de su título. Por el contrario, está dominada por el desasosiego,
un cúmulo de sentimientos encontrados cuyos destinos son inciertos como el
mismo fin de la guerra. Queda en deuda consigo misma. Podría haber sido
una gran película, un gran fresco sobre la guerra y la condición humana. Es tan
solo una película entretenida (de por si un gran mérito) pero cuyos personajes
pierden carnadura humana a medida que el film avanza. Una pena. Tenía todo para
ser una gran film.