miércoles, 25 de noviembre de 2015

SUITE FRANCESA de Saul Dibb


ERRANTE Y DESAFINADA

Basada en un manuscrito incompleto de Irene Nemirovsky (solo hay 2 de 5 posibles partes) encontrados después de la muerte de su autora,   esta novel a se transformó en Best Seller y recibió el premio Renaudot hace 10 años. Narra las vicisitudes vividas en 1940 por un pueblo de Francia cercano a París cuando llegan las fuerzas de ocupación nazi y someten a sus habitantes a su yugo invasor. Ahora, con producción anglo americana, esta novel a llega al cine dirigida por el director inglés Saul Dibb ("La Duquesa", 2008; "Bullet Boy", 2004),  junto a Matt Charman como coguionista.

La película no parece poder alcanzar la altura del manuscrito en que se basa.  Apoyada en el melodrama como género, no alcanza a encontrar nunca la hondura existencial  a la que esos personajes son sometidos. La película me resultó fría, demasiado preocupada por la estética  y descuidada en el dibujo de su personajes, la mayoría de ellos retratados con cierta  chatura que les quita dimensión humana frente a la tragedia que están viviendo. Y ello es asi, porque dichos personajes no dejan de parecer estereotipos pese a ser interpretados por buenos actores que aquí no llegan a destacarse. Personalmente, no creo que el melodrama le siente al cine anglosajón, al que habitualmente le cuesta expresar pasiones desenfrenadas. Acá el camino era el film intimista, pero Dibb se entusiasma y trata de emular a películas tales como "Dr. Zhivago", de David Lean (en su espectacularidad) ó "Girasoles de Rusia", de Vittorio de Sica (en su profundidad dramática),   y termia  descarrilando.

Michelle Williams, la excelente actriz de "Mi Semana con Marilyn"  y "Blue Valentine" es, tal vez,  la que más destaca en el  elenco. Su Lucielle Angelliere es una mujer joven y  tímida cuyo marido ha marchado a la guerra, y vive sometida por su suegra (Kristin Scott Thomas, "El Paciente Inglés"), una mujer rica y materialista que lo único que parece importarle es la cobranza de sus rentas a los pobres inquilinos de sus tierras. A esa casa enorme y fría donde viven ambas, llega a instalarse el Teniente Bruno von Falk, correctamente interpretado por Mathias Schoenaerts . Lucielle y Bruno sólo comparten dos cosas: soledad y pasión por la música, y ello llevará a Lucielle a transformarse, primero  en la amante del nazi y después en una decidida resistente.

Película fría, indecisa entre contar las pasiones enfermizas que anidan en ese pueblo o dedicarse a narrar la pasión individual desatada entre la abandonada mujer francesa y el oficial alemán, acierta en algunas escenas y falla en otras. La descripción del sistema rígido de clases sociales que impera en la comarca, la corrupción por envidia y la delación como venganza muestra un nivel de corrupción que no solo alcanza lo económico sino también las almas humanas. No obstante, las pasiones que anidan en los personajes nunca terminan de desatarse. Es como si Dibb no se decidiera entre contar  la gran épica que encierra el libro o hacer un film más simple e intimista basado en ese amor imposible que tiene algo del síndrome de Copenhague.

Por otra parte, los cambios de conducta de los personajes son demasiado bruscos. Madame Angelliere pasa de la pura avaricia del cobro de los alquileres de su marido a ser una mujer sensata que ayuda a esconder en un placard de su casa a su inquilino resistente. Lucielle pasa de ser una mujer dominada a una heroína que tratará de salvar a un resistente de su pueblo. En el oficial nazi también conviven el frio soldado alemán y un hombre culto y refinado. Todos estos cambios suceden abruptamente, como si las situaciones vividas no solo sorprendiera a sus actores sino también los cambiara irremediablemente. Sin lugar a dudas, de los tres personajes principales, el soldado es el  más equilibrado.


"Suite Francesa" está lejos de ser la película que sugiere la música de su título. Por el contrario, está dominada por el desasosiego, un cúmulo de sentimientos encontrados cuyos destinos son inciertos como el mismo fin de la guerra. Queda en deuda consigo misma. Podría haber sido una gran película, un gran fresco sobre la guerra y la condición humana. Es tan solo una película entretenida (de por si un gran mérito) pero cuyos personajes pierden carnadura humana a medida que el film avanza. Una pena. Tenía todo para ser una gran film.

sábado, 21 de noviembre de 2015

TERMINATOR GENESIS de Alan Taylor


VIEJO PERO NO OBSOLETO

Más allá del negocio de alargar el éxito de películas de súper acción muy taquilleras, el cine tiene la capacidad de expresar cada momento que el mundo atraviesa, y lo expresa de diferentes maneras y con diferentes sucesos.  No hay duda que el cine, y en particular el cine americano, también abarca una visión de una enorme bastedad que ha ido desde la propaganda de un modelo de vida a la crítica más acida y profunda de su propia sociedad y sus gobiernos.

Cientos de películas exaltaron "el american way of life",  publicitando la época de la abundancia y de la prosperidad  mostrando una y otra vez  los iconos de dicha prosperidad:  teléfonos blancos, tirar el conito de helado al cesto, tomar un taxi por tres cuadras, y muchos más. Los americanos no temen hablar de su historia, ni tampoco de lo que les está pasando. El cine americano no elude el bulto, le va de frente. Y así surgieron tanto las comedias rosas que representan al modelo, desde aquella más lejanas de Katherine Hepburn hasta las más actuales de Julia Roberts, tanto como películas sumamente críticas de la realidad. Filmes como Nido de Ratas, El Graduado, Todos los Hombres el Presidente, Apocalipsis Now, Buenos Noche, Buena Suerte, y la más reciente El Francotirador hablan muy libremente de los problemas sociales y políticos de una sociedad que vive y lidera los cambios en el mundo.

Cada época ha tenido sus exponentes sus agentes de propaganda, sus pronosticadores y sus alertas de un peligro inminente. En los años ´60, las películas de espionaje, han referido, informado y creado opinión sobre la guerra fría y sobre la fragilidad de los valores de la libertad. Películas de espías como James Bond, El Agente de Cipol, el Agente Harry Palmer, la serie de Misión Imposible se han inspirado en dichos eventos y de alguna manera los han retratado. El cine de los ´80 comienza a mostrar la crisis de la sociedad pos industrial y la desocupación comienza a ser tema de los films como aquella comedia inglesa de los strippers ingleses (The Full Monty). En los 90, tras la caída del muro de Berlín, el cine muestra un a libertad inusitada. Hay un cambio generacional muy grande, un tremendo desenfado, en la comedia se impone lo chabacano (el cine de los Hermanos Farrelly, Sex and the City, etc.) especialmente en la comedia americana. Y  después del 11 de setiembre de 2001 la obsesión del cine americano ha sido contribuir a crear consciencia sobre el problema de sociedades armadas y del terrorismo en general. Y sobre todo, la  instalación de la sospecha de traición Esos temas aparecen en series como 24, Homeland, la película israelí Belén, la estupenda "Zero Dark Thirty", Fahrenheit 911. El cine se recicla. Ahora es el momento de la amenaza cibernética sobre los sistema de seguridad y la traición. Terminator Génesis, une ambos elementos. 

Es difícil comentar este producto que se recicla a sí mismo. La serie parecía terminada. La carrera politica del gobernador de California, el Sr. Schwarzenegger, parecía haberle puesto un punto final a su carrera de actor. Pero finalizado a su mandato, Schwarzenegger ha vuelto a las pantallas, y parece que lo ha convencido a John Cameron que valía la pena resucitar al androide, dado que, con mucho humor,  se considera a sí mismo "viejo pero no obsoleto". Obviamente, el film es una película más de la serie y Arnold continua siendo el héroe de súper acción de siempre. Asi que los guionistas se la han ingeniado para buscarle una nueva vuelta de tuerca que genere algún interés y enganché al espectador.

En lo que a mí respecta, siempre encontré fascinante al Terminator.  La idea de que se trata de un androide que viaja en el tiempo para asegurar la vida de alguien que será un líder del futuro me resulta interesante y se emparenta con algunos momentos felices de mi niñez y adolescencia cuando leía  La Máquina del Tiempo de D.H. Wells, o veía en la tv la serie de "El Túnel del Tiempo", o más tarde, la serie de films de Robert Zemekis "Back To The Future". Además, lleva  implícita la idea de un mundo híper tecnologizado manejado por androides, cuyos antecedentes ya estaban R2-D2  y C3PO en La Guerra de las Galaxias a mediados de los ´70, aunque constituían una pareja más risueña y divertida.

 Si en la primera de la serie Cameron hacia su presentación en la pantalla, y la película seguía los patrones clásicos del cine de terror aunque presentaba uno de los primeros villanos indestructibles, es en la segunda entrega cuando la serie comienza a alcanzar dimensión de clásico, con una diversidad de efectos especiales de ultisima generación que hacían entusiasmar a los amantes del cine de súper acción, a la par que Cameron comenzaba a mostrarse que estaba para cosas mayores. Es cierto también que la tercera entrega de la serie pasó sin pena ni gloria, y esta cuarta entrega tiene muy poco para el festejo. No obstante ello, la película es digna.

Dirigida por Michael Taylor, proveniente de la televisión y con muchas series y telefilms en su haber, encuentra su mayor obstáculo en las complejidades narrativas que el guión presenta . La película no es lineal. Se desarrolla en el futuro, que ya es hoy, y la acción va y vuelve hacia el pasado en varias oportunidades, y en tiempos distintos, haciendo complejo al argumento. Lo vuelve algo confuso y el director Taylor no muestra mucha capacidad para simplificarlo o aclararlo en imágenes.

El nuevo mundo que presenta esta está absolutamente dominado Skynet, una inteligencia artificial que domina  el ejercito de las maquinas, y que está por lanzar al mercado Génesis, un sistema bastante similar a la que ya tenemos en nuestra propia realidad repleta de computadores y teléfonos celulares que nos permiten estar on line durante todo el día y ser capaces de identificarnos y localizarnos con mayor precisión que el Big Brother. La cuestión es que en ese mundo de máquinas y computadoras totalmente agresivas, John Connor, otrora el héroe, líder de la resistencia  ahora a sido dominado por las maquinas , lo han transformado en una androide casi invencible, generando un cuasi tragedia griega inspirada en Medea en la que Sarah Connor termina siendo  la heroína absoluta del film seguramente con intenciones de realizar una futura entrega.


Concluyamos que Terminator Genesis no es la mejor de la serie ni pretende serlo. Pero si es un film entretenido con acción a raudales, tal vez demasiada, y que en varias ocasiones dicha acción se superpone con dramatizaciones donde prima la sospecha , otorgándole dosis adicionales de suspenso e interés, pero entorpeciendo el desarrollo de la trama. 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

THE MARTIAN de Ridley Scott


LA RESURRECCIÓN DE MARK WATNEY

Cabe preguntarse porque ha gustado tanto esta simple película de Ridley Scott. Y la respuesta es muy sencilla. Simplemente porque es una película positiva, a tal punto que, y salvando las distancias, el optimismo del protagonista tiene algo de aquellas notables caracterizaciones de Jimmy Stewart para el maestro Frank Capra en películas tales como "Qué Bello es Vivir" o "Caballero sin Espada". Y ese optimismo salta de la pantalla y alcanza al espectador.

Es que ni bien se inicia la película, un grupo de astronautas está realizando tareas de investigación en una planicie de Marte cuando se desata un feroz tormenta de polvo. La NASA da la orden de una inmediata evacuación del lugar, pero ocurre un pequeño accidente en el que la tripulación da por perdido a Mark Watney, uno de los astronautas. La misión, entonces,  inicia su retorno a la Tierra dejando el cuerpo inerte del astronauta en Marte. Pero pasada la tormenta, observamos que Watney está vivo, reacciona de los golpes recibido, cura sus heridas, asume que ha quedado solo, regresa a la estación marciana, ordena el lugar, y calcula que en ese estado tiene una capacidad de sobrevivencia de no más de 180 días. Watney es un científico, un especialista en ciencias botánicas, y como diría Spielberg, sabe que la vida busca a la vida. Allí comenzará la verdadera aventura. Pondrá toda su inteligencia al servicio de su supervivencia. Pero la pregunta es:  podrá sobrevivir el astronauta al aislamiento de Marte?

Nada mejor que para el papel de Mark Watney se haya elegido a un actor como Matt Damon, dotado tanto para la comedia como para el drama o el héroe de acción. En The Martian se sintetizan toda estas posibilidades en forma natural para encarnar al héroe. Más allá del buen guión, mucho le debe la película a la gran actuación de Damon, a su gran naturalidad para interpretar algo que de por sí parece más una pesadilla que una realidad, y que él resuelve como el gran comediante que es, bien dirigido por Scott,  en tono de comedia ligera.

Pero, claro, también está la infinita capacidad narrativa de Scott, esta vez basado en un buen guión de Drew Goddard sobre un libro de Andy Weir, que pone el resto. Watney, más que un astronauta es una pequeña computadora hecha hombre. El tipo tiene un razonamiento implacable, y un vasto conocimiento científico. Pero el guión y la habilidad de Scott, lo humanizan de tal manera que la película cobra vida a partir de la tediosa situación, y comienza a transformarse en una oda a la esperanza de vivir. Scott hace todo interesante, desde explicar los esfuerzos científico orientados a la sobrevivencia hasta pequeñas situaciones triviales como la música disco, típica de los 80, que ha dejado la comandante de la nave y que para Watney es un tedio pero es lo único que lo ata a una sensación vital fuera de la amenaza de muerte permanente por la que está pasando. Paradójicamente, odia esa música, pero ese odio lo humaniza dado que la música grabada es el único elemento que le permite expresar un sentimiento. Todo lo demás lo lleva al superhéroe, o mejor dicho, al superhombre en que se está transformando.

Transcurrida la primera mitad de la película, la esperanza comienza a crecer y la aventura se reinstala en el relato. Watney logrará contacto con la Tierra, y ahora la NASA tendrá que tomar una decisión. O abandonar a Watney en Marte condenándolo a una muerte segura, o tendrá que ir a rescatarlo en una misión cuya duración puede demandar más tiempo que el tiempo de sobrevivencia que el astronauta tiene calculado en Marte. Allí , claramente, comienza otra película.  Si la primera parte se emparenta con los héroes individuales del cine clásico americano, la segunda parte se identifica con la gesta colectiva. Una organización entera al servicio del rescate de un hombre, y la película termina apasionando.


Los hermanos Scott (Ridley y Tony, ya fallecido) conformaron una dupla de productores y realizadores con caminos diferentes. El camino de Ridley fue el cine culto, donde los mayores esfuerzos eran puestos en la cuestiones estéticas (Alíen y Blade Runner son prueba de ello). Tony, en cambio, fue un director de cine de acción. El Ansia, Romance Peligroso, Imparable son muestras de su talento.  Sus películas eran, sobre todo, entretenidas. Ese cine, Tony sabía hacerlo muy bien.  En "El Marciano" Ridley parece rendirle tributo a Tony sin renunciar a su sentido estético. Marte da espacios ideales para cierto cuadros surrealistas.  Y la trama, va de menor a mayor buscando siempre el entretenimiento. Por ello, su nuevo héroe, paradójicamente se emparenta con Thelma y Louise. En ambas películas, los protagonistas  buscan un nuevo destino tratando de escapar de una situación desesperante. Por eso, el desierto rojo de Marte, la inmensidad del espacio exterior, son usadas por Ridley en función de la aventura humana que relata. Y esa aventura cobra vida a medida que avanza el relato llevando a El Marciano desde los primeros cuestionamiento metafísicos de "2001" hacia la aventura de "Perdidos en el Espacio" o la más reciente "Gravedad".

sábado, 7 de noviembre de 2015

SPECTRE de Sam Mendes



RETORNO AL PASADO CUESTIONANDO AL FUTURO

San Mendes es un fundamentalmente un director teatral formado en Cambridge, tocado tempranamente por el éxito que lo llevó a dirigir a Judi Dench y más tarde a formar parte de la Royal Shakespeare Company. Años más tarde, tuvo la oportunidad de devenir en cineasta cuando en 1999 dirigió en Hollywood  "Belleza Americana", alzándose con los premios Oscar más importantes de ese año, y transformándose en niño mimado del cine americano. Más tarde dirigió a Tom Hanks en "Road to Perdition, 2002", y a Leonardo Di Caprio y Kate Winslet en "Revolutionary Road, 2008", entre otras.

En 2012 accede al mundo Bond dado que los productores de la serie, Bárbara Broccoli y Michael G. Wilson lo llaman para dirigir "Skyfall", donde por segunda vez en 23 películas, el elemento dramático sería desarrollado con la misma importancia que la acción. La anterior era "Al Servicio Secreto de su Majestad", donde Bond se casa y su esposa muere a manos de la mafia italiana.

En Spectre, Mendes vuelve a la dirección y sus guionistas parten de "Skyfall" para desarrollar la nueva trama. Aquí, el meollo dramático queda encerrado en dos Mcguffins, una foto de dos niños tomados de la mano de un hombre en una montaña en Suiza que  M deja en Skyfall ,  y un extraño anillo cuyo portador , Marco Sciarra, es un criminal muerto por Bond en la escena inicial, y que parece pertenecer a un miembro de la Organización Spectre, aquella que en la primeras de Bond se quería apoderar del mundo de la mano de malvados tales como el Dr. No, Goldfinger o Ernst Stavro Blofeld.

El problema de Mendes es que el guión de la nueva película de Bond no es una simple película de acción, sino una compleja trama cruzada por dos líneas divergentes. Mendes acierta en las escenas de acción, pero no llega a desentramar las líneas divergentes. Sus antecedentes teatrales y tendencia a melodrama, lo llevan a empecinarse, y como consecuencia de ello, saca la película a flote, pero el desequilibrio entre las líneas divergentes es manifiesto.

Esas líneas cuestionan tanto el pasado como el futuro de Bond. La que se dirige al pasado y ocupa la mayor parte del relato, está orientada a establecer la extraña relación que Bond tuvo con el villano de turno, Franz Oberhauser (un correcto Christopher Waltz), devenido en principal miembro de la Organización Spectre, que esta vez ha montado una especie de "Gran Hermano" a nivel mundial capaz de espiar los movimientos de hasta el mismisimo MI6. Esta línea, nunca será esclarecida. No obstante, hace pensar que el huérfano James fue tutorado por Oberhauser padre y de allí, la vieja relación con el villano. Por otro lado, la segunda línea divergente, orientada hacia el futuro, pone en duda la función de los agentes doble cero y necesidad de la licencia para matar dado que la inteligencia artificial puede constituirse en un perfecto sustituto de los mismos con un costo de vidas humanas infinitamente inferior.

La cuestión es que ninguno de los dos conflictos planteados es suficientemente claro, ni parecen afectar personalmente al héroe como se pretende, ni tampoco dejar preocupado interesado al espectador en función de lo que está viendo.  Bond no dejará de ser Bond en la próxima película ni quedará tendido en el  diván de un psicólogo.  Tampoco el público está tomando conciencia que la posibilidad del Gran hermano ya es una realidad capaz de afectar nuestra propia seguridad y sobre todo,  intimidad.

El film puede verse como lo que es, una película de acción, pero queda deudor por ser un film demasiado  pretencioso que no satisface las líneas dramáticas que plantea. Es cierto que esas líneas se juntaran al final, pero el trayecto de las mismas está lleno de obstáculos que obligan al espectador a un esfuerzo mayúsculo para poder desentrañarlas. En "Skyfall", Mendes llevaba a buen puerto el conflicto de la orfandad de los doble ceros y lo transformaba en tragedia ante la muerte de M. Pero en "Spectre", los conflictos paralelos no se resuelven a través de las imágenes sino por medio de diálogos explicativos que se llevan por delante todos los esfuerzos cinematográficos que Mendes ha hecho para que Spectre pueda ser el gran espectáculo Bond que se propuso ofrecer.