sábado, 30 de enero de 2016

EL RENACIDO de Alejandro G. Iñarritu


RADIOGRAFÍA DE LA NATURALEZA HUMANA

"El concepto de Utopía se refiere a la representación de un mundo idealizado que se presenta  como alternativo al mundo realmente existente, mediante una crítica de éste". Cabria preguntarnos, entonces,  porqué el hombre no alcanza las utopías, y una respuesta posible seria porque no están en su naturaleza.

Cuando acabé de ver las dos horas y media de "El Renacido" sentí que había presenciado una  verdadera obra de arte, pero sobre todo porque González Iñarritu y su co guionista Mark L. Smith habían logrado sintetizar en su pelicula una radiografía de la naturaleza de la condición humana, un discurso en forma de película sobre la fragilidad del individuo, sobre su ambición desmedida, sobre sus deseos incontenibles, sobre su codicia, y su capacidad de matar a sus semejantes.  Un mundo material, concreto, real, fuera de toda espiritualidad. Un mundo sin protección divina. Un mundo  sin Dios aunque curiosamente al final Glass exprese: "La venganza esta en las manos de Dios, no en las mías". A qué Dios se refiere?

Nos encontramos a principios del siglo XIX en Montana, USA. Hugh Glass (Leonardo Di Caprio) es un cazador al servicio de una compañía de pieles que es atacado por un oso. Herido gravemente, queda al cuidado de su hijo, de otro joven aprendiz de y de John Fitzgerald (Tom Hardy), otro cazador experimentado, que tiene en claro que sólo está allí para conseguir un puñado de dólares. Dada las lesiones que presenta Glass, Fitzgerald mata a su hijo y entierra vivo a Glass que milagrosamente no muere. Glass perseguirá a Fitzgerald convirtiendo la pelicula en una verdadera cacería humana.

González Iñarritu se toma dos horas y media para narrar minuciosamente esta cacería. Cuida cada detalle y va describiendo  en forma íntima cada personaje.  La primera relación de estos personaje es con su entorno. Son personajes primitivos, lejos de toda civilización encerrados paradójicamente en un espacio abierto pero boscoso, permanentemente nublado y nevado. El frio describe a la perfección las relaciones humanas que retrata la pelicula. La segunda relación es entre los personajes mismos. En esa situación de encierro, los cazadores son hostigados permanentemente por las tribus indígenas que pueblan originariamente la región, las cuales, a su vez, pelean entre ellos. La situación de violencia es constante, y esa constante no es otra que el deseo insatisfecho de la apropiación. Las tribus pelean por una tierra. Los cazadores, por las pieles. No hay diferencia entre los aborígenes y los hombres aparentemente mas civilizados. Primero se pelea por la supervivencia, después por la ambición. Finalmente, por sed de venganza. La propiedad será siempre un objetivo que asegure la supervivencia.

Hay escasos momentos de solaz para estos hombres rudos. La amenaza de la naturaleza, y de los hombres que la pueblan esta siempre presente.  Glass encuentra a Powanga, un indio tan perdido como él que cura sus heridas, pero más tarde lo abandona. Powanga sabe que quedarse será la muerte. Abandona a Glass. Más tarde, Glass es encontrado por otros indios que lo persiguen. El precipicio de una ladera es su fin. Salta con su caballo. El caballo muere y Glass vuelve a salvarse milagrosamente. El cuerpo inerte de su caballo será su refugio mientras pasa la tormenta. El calvario humano no tiene fin. Y el hombre llegará al fondo de si mismo buscando una salvación que no es la eterna.

Hay momentos notables en este film de González Iñarritu. El ataque del oso a Glass está muy bien filmado con cámara en mano. La persecución de los indios a Glass hacia el barranco contiene la épica de los viejos westerns. El fundido en negro de la imagen final de Di Caprio es absolutamente antológico. Su respiración  como único sonido vital nos deja perplejos frente a una obra que retrata la inmensa lucha del hombre por la supervivencia, aquella que definitivamente vence cualquier intento civilatorio, para dejar al ser humano solo frente a la necesidad. Al fin y al cabo, por eso la Economia es la ciencia humana que trata como distribuir recursos escasos ante necesidades múltiples, enfrentando siempre al hombre a un dilema.

Decir a esta altura que Di Caprio es el mejor actor de su generación es una verdad de perogrullo. Tom Hardy, la otra estrella de la pelicula, está de moda pero aquí tiene mucho más papel que en la nueva versión de "Mad Max" y no lo desaprovecha. Es, seguramente, su mejor actuación en el cine. La maldad de su Fitzgerald es antológica. Decir que Emanuel Lubezki, ganador de los últimos 2 oscares por las fotografías de "Gravedad" y de "Birdman", es el mejor fotógrafo del momento es otra verdad de perogrullo. Su trabajo con cámara en mano es sencillamente genial. Y se convierte en un socio indispensable para el éxito de González Iñarritu. Decir que Ryuchi Sakamoto, autor de bandas famosas como "El Último emperador" de Bertolucci o "Babel" del propio director,  es otro gran músico que subraya la acción y crea climas adecuados, es otra verdad de perogrullo. Es decir, los rubros técnicos acompañan la excelencia de todo el elenco y hacen a la calidad de la película.


Hecha desde un principio con la ambición de ganar un Oscar de punta a punta puede ser una especulación de  mi parte. Pero la seriedad del proyecto y la calidad de la realización, la colocan como una fuerte candidata a llevarse los premio de Hollywood de este año,  más allá de los valores mostradas por algunas muy buenas películas ya comentadas en este blog.

jueves, 28 de enero de 2016

ROOM de Lenny Abrahamson





DEL CAUTIVERIO A LA LIBERTAD

Room es una película que acrecienta su interés a medida que avanza su metraje. Dividida en dos partes claramente diferenciadas, trata de una madre con un hijo de 5 años que se encuentran secuestrados en una habitación cuya única comunicación con el exterior es una banderola existente sobre el techo a la cual no pueden llegar. No obstante ello, pueden ver ese cielo, esas nubes, ese sol o esa lluvia que muestra aquélla banderola que se constituye en el único medio de contacto con una realidad que aparece lejana y esquiva.

La situación de secuestro constituye la primera parte. Ella nos muestra  una serie de relaciones: madre/hijo, madre/captor, captor/ hijo, de las cuales la más importante es la de los propios secuestrados, durante un corto periodo de tiempo de aproximadamente 6 meses. Se trata de una relación muy cercana, obviamente, por la situación de encierro que viven, la cual  se concentra en el proceso educativo del pequeño que aprende cuestiones básicas como cocinar, limpiar, mantener el orden de la habitación, o festejar su 5to cumpleaños haciendo una torta. Esa relación solo se ve alterada por la presencia intermitente de su captor, quien los abastece periódicamente de algunos alimentos y agua.

Esta primera parte es un largo prólogo el cual sirve básicamente para generar información sobre esas tres relaciones. La primera relación, madre/hijo se desarrolla sobre cánones convencionales dentro de una situación no convencional. La madre educa a su hijo, le enseña cuestiones básicas de supervivencia y orden, gimnasia para mantenerlo ágil y dinámico, y otras veces, dominada por su mal humor, descarga cierto fastidio sobre el niño.

La relación madre/captor pasa básicamente por la supervivencia. Por momentos la relación avanza y parece adquirir contornos matrimoniales. En otras ocasiones, la relación se vuelve pareja y mantienen relaciones de tipo sexual. En esos momentos cargados de sexualidad, el niño pierde su condición de tal, es encerrado en un ropero y se convierte en una especie de voyeur que espía por las hendijas de la persianas de su armario sin entender lo que ve y consecuentemente, su mirada muestra curiosidad e indiferencia.

La relación captor/niño es la menos desarrollada. El captor expresa cierto cariño y respeto por el niño. Le trae un juguete para su cumpleaños. El niño disfruta del regalo y pasa un momento feliz. Pero la relación que tienen es de indiferencia mutua.

El resto de esta primera parte puede estar llena de pequeños detalles que tal vez pasan desapercibidos pero que después, en la segunda parte, aparecen como hechos trascendentes. Esta parte del film también puede apreciarse como una metáfora de la familia disfuncional de nuestra época, donde la relaciones de cautiverio pueden referirse a un orden social predeterminado o incuso una subordinación a una sociedad de consumo despiadada en la cual el consumismo prevalece sobre los mismos derechos del individuo.

La segunda parte del film muestra el escape del niño. El niño muestra que ha asimilado la educación recibida de su madre y todo lo que ella ha hecho por el no fue en vano. El niño no sólo logra escapar sino también dar información relevante a una mujer policía atenta y agradable que permite localizar el lugar del secuestro y liberar a su madre.

El pasado traumático ha quedado atrás. Ahora comienza una nueva vida. Pero las reacciones de madre e hijo serán diferentes. Ahora sabemos que el niño ha nacido en cautiverio. Carece de todo pasado que no sea ese cautiverio. Entrar a la casa de su abuela con su madre y ningún condicionamiento previo será para él la panacea. Una situación agradable que lo aleja del cautiverio conocido. No obstante, el cautiverio no ha dejado signos traumáticos para él. El cautiverio sólo ha sido una experiencia inconsciente de supervivencia. El niño, lejos de cualquier tipo de confinamiento, genera rápidamente relaciones afectivas con su desconocida abuela, el marido de su abuela y un perro al que le traen de regalo.

Diferente es la experiencia de su madre. La vuelta a su cuarto de adolescente la inquieta. Percibe que entre aquel momento y el presente ha ocurrido un hecho que le ha transformado su vida. Ha tenido un hijo con su captor estableciendo con él una especie de síndrome de Copenhague. La relación con sus padres se ha deteriorado.  El lazo con su madre se ha cortado. Madre e Hija se han alejado. El Padre, además, es quien se ha ido de la casa. Su alejamiento parece tener que ver con el manejo de las relaciones familiares. Su actitud expresa un tácito desacuerdo que ha originado el divorcio de los padres. El Padre, además, deja intuir que ese divorcio y el secuestro de su hija pueden llegar a estar relacionados. Como si el secuestro hubiera sido un disparador del divorcio.

La relación Madre/Hijo, ahora ampliada al marco familiar, se resiente ante la pérdida de intimidad. En consecuencia, la Madre, se encierra y entra en un proceso severo de depresión. Tampoco es ajeno a ello el momento de celebridad que atraviesa y el acoso de los medios que la presionan para obtener sus entrevistas. El dinero, como representación de la materialidad, se hace presente de manera despiadada.  Aparece esa sociedad ávida de sensacionalismo liderada por la tv y el periodismo amarillento que reconoce a la celebridad sin importar el trasfondo dramático de la misma.

Lenny Abrahanson, director del film se mueve cómodamente con el guión que le ha prorcionado Emma Donoghue, autora que se basa en su propia novela original. Relata con agilidad y fluidez la situación de encierro con movimientos de cámara precisos. Lo suyo no tiene alardes ni un lenguaje barroco, pero si es sumamente simple y efectivo para contar su historia.


La nominación del film a los premios Oscar de este año tal vez sea algo exagerado, pero a la luz de los grandes fracasos que estamos viendo, puede que sea un reconocimiento merecido.

martes, 26 de enero de 2016

JOY de David O. Russell


OTRO SUEÑO AMERICANO

Hace dos años atrás, con motivo del estreno de "Estafa Americana" (American Hustle), decía del autor y director americano, David O. Russell que su pelicula hablaba de seres marginales, de aquéllos grandes perdedores, de los que viven fuera de la ley, habitando los bordes de ese mismo sueño americano, eligiendo el camino equivocado por el cual nunca podrán alcanzar ese "sueño", y en consecuencia, nunca satisfacer sus anhelos. Que "Estafa Americana" era como un gran juego de espejos donde sus personajes, todos unos pobres desgraciados, vivían su vida arruinando la vida de los demás, pretendiéndoles vender una realidad deformada por sus propia necesidad de pertenecer a un mundo y poder compartir un sueño, que no les era suyo.

En "Joy", su ultima pelicula recientemente estrenada en Buenos Aires, Russell continua radiografiando la clase media baja de los Estados Unidos pero esta vez con mucho más optimismo, aunque no con la misma fortuna cinematográfica. Joy es el nombre de la protagonista casi excluyente, interpretada por Jennifer Lawrence, el descubrimiento actoral más importante del cine americano de los últimos 5 años, a quien acompaña un monumental elenco, en cual, obviamente, están todos bien: De Niro, Isabella Rosellini, Virginia Madsen, Edgar Ramírez, Bradley Cooper, y varios próceres más algo menos conocidos pero grandes actores.

Todo el film está en función del personaje de Joy, que cuando comienza el film está recién separada, tiene una pequeña niña, y trabaja en una aerolínea en la cual se queda sin trabajo. Vive en su propia casa, sobre la cual, obviamente, pesa una hipoteca, donde también aloja a su madre, su abuela y a su ex marido. Para colmo de males, su padre se separa de su segunda esposa, y también viene a Joy en busca de protección y sobre todo, techo. Para más datos, Joy tiene una media hermana más grande que la ayuda pero la cela. En esta composición inicial, el guion de Russell y Annie Mumolo se luce bastante. Es ágil, dinámico, se concentra en los cruces familiares donde se va tejiendo todo un mundo de relaciones familiares cuyo epicentro es Joy, donde no hay duda que la ayuda mutua no abunda pero es claro que a todos les conviene empujar detrás de esa locomotora imparable que es Joy.

La pelicula está narrada por la abuela, lo que la transforma en una narración sobre otra narración. Eso es un recurso sumamente interesante dado que lo acerca al sueño, le da un aire de irrealidad que en definitiva , vuelve a los personajes más personajes todavía, conformando un micro mundo donde todos, de una manera u otra, tienen sueños y viven luchando para alcanzarlos, aunque la suerte les sea esquiva la mayor parte del tiempo. En el fondo, es otra vuelta de tuerca de Russell sobre el "sueño americano". Y Joy será la artífice de ese sueño. Ella es la que siempre se ha destacado en esa familia por ser una buena estudiante y sobre todo, porque tiene alma de inventora.

En su primera hora de metraje, "Joy, la pelicula", se dedica a narrar todas las vicisitudes por la que pasa esta familia uniendo y desatando lazos familiares donde lo que prevalece es una pintura humanística que conforma una gran tragicomedia americana sobre la imposibilidad de alcanzar el famoso sueño americano.

Pero en su segunda hora, Russell y Mumolo se apiadan de los personajes y disparan en varias direcciones contrapuestas para completar el micro mundo que están pintando. La línea principal, obviamente, la sigue a Joy, quien se transformará en la joven inventora inocente que conocerá a un productor de un programa venta masiva por televisión (Bradley Cooper), quien le dará la oportunidad de vender su invento por ese medio. Acá la pelicula cae en la "americanada típica", y toda la destreza narrativa y la capacidad para pintar la clase media que tiene David Russell se desperdicia en la vorágine demagógica que encierra esta parte final del relato.

"Joy" entretiene, está bien narrada, estupendamente actuada, mejor musicalizada, pero está lejos de las mejores obras de Russell. Es como si Russell necesitara recuperar la idea del sueño americano después de haberlo matado. Es como si en esta época post industrial necesitara recuperarlo para ponerlo de zanahoria de los jóvenes emprendedores y decirles que el sueño aún está vivo y que el futuro de América ahora depende de ellos, la juventud, los emprendedores, los grandes vendedores masivos, la televisión, y sobre todo, la gran creatividad americana. Mucho de panfleto y relativamente poco de cine.

martes, 19 de enero de 2016

LOS 8 MAS ODIADOS de Quentin Tarantino


SABOR A NADA 

Decir que Tarantino sabe escribir un guión y conoce como filmar una película es una verdad de perogrullo, como también repetir que es uno de los creadores cinematográficos modernos que han contribuido a renovar el lenguaje cinematográfico, o que es uno de los realizadores contemporáneos más influyentes, o que ha realizado obras que estarán inscriptas en la historia del cine.

No obstante ello, a decir la verdad, "Los 8 Más Odiados" me gustó poco y nada, incluso, por momentos llegó a aburrirme. A esta altura de la filmografía de Tarantino, su octavo largo, obviamente no tiene porque rendirle cuentas ni demostrarle nada a nadie, aunque tal vez, si tenga que responderle a su público, a aquellos que quieren verlo activo, especialmente los que quieren ver más "Tarantino" y de alguna manera lo masifican, lo cosifican, lo demandan tal como si fuera una mercancía, y en consecuencia, lo inducen a escribir y filmar más de la cuenta, haciéndolo entrar en una industrialización de sí mismo para que pueda cumplir con la periodicidad de su cuota con el público.

El resultado es, seguramente, esto que pude apreciar esta tarde. Una pelicula de 3 horas de duración inmensamente largas, y me pregunto: Tiene sentido contar una historia tan larga cuando se tiene tan poco que contar? Es como si Tarantino se regocijara en darle una y otra vuelta de tuerca a cada escena para demostrarle al espectador que sabe cómo cautivarlo y solo lo va a liberar de ese cautiverio cuando a él (Tarantino) le parezca. Entonces, la visión del film es como si estuviéramos ante un acto de fetichismo o como si disfrutáramos del síndrome de Estocolmo. Porque "Los 8 Más Odiados" es básicamente un ejercicio de vanidad cinematográfica.

Cuesta encontrar referencias en este nuevo western de Tarantino más allá de las referencias a sí mismo. Posiblemente, volvió a sus propias fuentes. El film tiene, más que nada, un cierto parecido con "Perros de la Calle", en el sentido que recuerda a aquellos 4 tipos que se encontraban en un bar y charlaban de todo. Pero del western clásico se encuentra poco. Puede haber algo de "La Pandilla Salvaje" de Peckimpah, tal vez algo de "La Diligencia" de John Ford, o incluso en el vestuario, reminiscencias de Leone en "Erase una vez en el Oeste", pero todo muy vago y nada explícitamente dedicado.

La historia comienza cuando una diligencia que avanza en medio de una tormenta de nieve es parada por un negro grandote, el Mayor Marquis Warren (Samuel Jackson, lo mejor de la película) que espera en medio de un camino con tres cadáveres, a los cuales, quiere trasladar a un pueblo en medio de las montañas con el sólo propósito de cobrar las recompensas fijadas por sus cuerpos. Allí ocurrirán 3 de los 8 capítulos en que Tarantino, con desmedidas ambiciones literarias, divide su pelicula. Lo que avanza el film en esa presentación de personajes es escasa pero se lleva no menos de 30 minutos de película. Lo que sigue, transcurre totalmente dentro de una posada, divididos en 5 capítulos más, y en el fondo, no es otra cosa que una adaptación muy bien disimulada de "Eran 10 Indiecitos" de Agatha Christie. La diferencia entre 10 indiecitos y los 8 malditos son dos indiecitos o malditos que imagino Tarantino los habrá sacado para despistarnos o hacernos olvidar de la Christie. Pero lo que Doña Agatha lo hacía transcurrir en dosis perfectamente calculadas a lo largo de toda su narrativa, Tarantino lo va preparando a lo largo de una hora (donde el ejercicio estilístico es el suspenso basado en viejos rencores emergentes de la guerra de secesión), y para después hacerlo estallar con su maestría conocida, en un festival de violencia gratuita y nada edificante. O sea, nada nuevo.

Estos 8 Malditos tienen muy poco que decir. La diligencia conduce rumbo al pueblo de Red Rock a Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), una delincuente cuya cabeza esta valuada en 10.000 dólares, y cuya pretensión de cobrarla, la tiene el caza recompensas que la ha capturado: John Ruth (interpretado por otro icono del cine de acción, Kurt Russell). La diligencia atravesará el paisaje nevado de Wyoming, y llegara a la posada de Minnie, donde encuentran a 4 personajes más, todos ex combatientes de la guerra de secesión que ha finalizado unos años atrás. Es en ese ámbito cerrado de la posada donde un grupo de hombres violentos y con viejos rencores de la guerra harán estallar la violencia.

Tendría que realizar un profundo ejercicio de imaginación para poder afirmar que la historia va más allá de lo que cuenta y que Tarantino tenga alguna pretensión de hacer una reflexión sobre la inutilidad de la violencia, o incluso, un análisis sobre el inicio fundacional de la civilidad americana después de la guerra de secesión, o el comienzo de un nuevo país emergido de las ruinas de una guerra civil, donde hombres rudos y violentos dieron su vida para abrir un camino de esplendor que lo convertirían décadas más tarde en la primer potencia del mundo. Pero si concluyera en eso, faltaría a la verdad. Me estaría engañado a mí mismo. Esta vez, Tarantino solo quiere mostrarse a sí mismo y poco le importa alguna reflexión sobre lo que narra.

En síntesis, demasiado ruido y pocas nueces. Un film pretencioso e insustancial, del cual se rescatan algunas actuaciones dado que la situación de encierro que plantea trasforma la pelicula prácticamente en una obra teatral que da lugar al lucimiento actoral. En ese aspecto, todo el elenco es destacable. Por otro lado, alguien que no desperdicia la oportunidad es Robert Richardson, el fotógrafo habitual de Tarantino, un hombre que maneja la luz con habilidad y sabiduría y saca provecho de cada plano que filma, tanto con luz natural como en la tormenta de nieve, como en el encierro de la posada. Y por último, la música. Ennio Morricone, muy próximo al final de su carrera, que con su partitura subraya adecuadamente todo el film sin sobresalir, en un medio tono que ha sido poco habitual en él. Se podría que en "Los 8 Más Odiados" la música de Morricone no determina los climas de la pelicula como si ocurría en los films de Sergio Leone.

Nos quedaremos esperando un par de años para tratar de encontrar con un nuevo Tarantino, un poco más inspirado y menos egocéntrico.



jueves, 14 de enero de 2016

THE BIG SHORT de Adan Mc Key


LA GRAN APUESTA

Alguien se preguntó alguna vez porqué La Biblia resultaba un libro tan leído y apasionante. Y otro le respondió: Porque es un thriller.  Adan comió la manzana, el fruto prohibido y cometió pecado. O sea, violó la ley de Dios. Y no lo hizo solo. Obró bajo la seducción de Eva. Ella lo tentó. En consecuencia, lo indujo al pecado. En una palabra, Eva se convirtió en una mujer fatal, una villana de película. Ese episodio es un desencadenador de la historia. Sin pecado, no hubiera ocurrido la misma. Sin violación de una ley no hay thriller.

En La Gran Apuesta no hay héroes ni villanos. Sólo hay personajes de de traje gris o azul según su importancia en el trabajo. El problema de Mc Key es querer  que estos personajes se transformen en villanos, entonces los delira y enloquece para que parezcan émulos de Nickolson en The Shining. Pero ninguno es tan malo ni tan bueno como parece. Menos aún existe una Eva capaz de hacerlos cometer un pecado, peor aún un delito. Por eso La Gran Apuesta no puede ser un thriller. Tal vez, con otros ojos, se la pueda ver como un falso documental. En ese caso, funciona mejor. El problema es que la forma nunca determina el contenido. En consecuencia, no podemos hacer villanos de banqueros ni héroes de brokers de mercado. Llevamos más de 110 años de cine, y nos han contado la misma historia de mil maneras diferentes.  "The Big Short" pretende ser  un thriller financiero olvidando que en el mundo de la especulación solo existen ganadores y perdedores. Esas son las reglas del juego. La actividad bancaria, la mayoría de las veces, es solo una actividad al servicio del consumo y la producción. Aquí estamos hablando de banca de inversión.

El relato cinematográfico narra la historia de unos de unos señores que compran y venden papeles en Manhattan y están conectados con todo el mundo. Mueven miles de millones de dólares por día y operan pérdidas y ganancias a granel. Ellos son los que pisan el palito. Supuestamente, los malos de la película. El problema es que alguien que debía controlar, no controla. O sea, los que debían ser los buenos, se convierten también en malos. En consecuencia, todo se desmadra, y cuando el mundo se da cuenta, ya es tarde, la burbuja financiera estalla  y una recesión madre se desata a nivel internacional.  La debilidad de la película está en que  todos parecen ser malos, entonces, alguien debería ser el bueno, y como buenos no hay, no se les ocurre mejor idea  que imputar a todos de especuladores cuyas víctimas finales son la pobre gente a la que no le alcanzan sus ingresos para pagar una hipoteca. En consecuencia, el tendal de pobres que queda en el camino asumirán el papel de los buenos engañados por los hombres malos de color gris. Un poco forzado. Tengo la impresión que estamos ante una interpretación tendenciosa de la historia.

Ni muy muy, ni tan, tan. Para la película estos tipos son delincuentes que operan irresponsablemente con la anuencia de los controladores y los calificadores de riesgo. Y lo peor, es que sus productos llegan a una masa de ahorristas "supuestamente" desprevenidos que creen estar ahorrando en cedulas hipotecarias de bajo riesgo cuando en realidad el pedal es tan grande que la relación deuda / cobertura se ha licuado. Esa situación es la que define el mentiroso título local de la película: la apuesta. ¿Pero es realmente así? ¿Fueron los banqueros verdaderamente culpables de estafar al público? ¿Cuál fue el rol de los controladores? ¿Todo aquel que opera en el mercado de securities es un especulador? ¿Acaso la gente supuestamente estafada, no perseguía también algún fin de lucro? En las finanzas no hay santos  como tampoco debe haber distraídos.

Toda la película transcurre en el medio financiero de Nueva York. Corre fines de 2005 y un bróker se da cuenta que las posiciones en securities de los grandes bancos de inversión están formadas con un enorme pedal en hipotecas de clase baja. La economía ya está superando la crisis de 2001 y en consecuencia la tasa de interés ha comenzado a crecer.  Saca la conclusión que la tasa actual,  que está en 5 % puede llegar a 8%. En ese caso, el crack será inevitable dado que nadie podrá pagar los intereses de las hipotecas de bajo costo. Decide vender toda la posición (el Big Short del título original).

Para entendidos en el tema, el film tiene mucho de documental y puede resultar apasionante. Pero para los no entendidos, la carencia real de buenos y villanos complica el relato.  Si bien se trata de una ficción basada en la más cruel realidad, cuesta ubicar santos inocentes perjudicados por villanos de baja estofa. Si fuera así, sería una mirada simplista de una cuestión que produjo una crisis mundial, la caída de varios bancos, y el apoyo del gobierno americano a varias empresas.

Pero si bien hubo una gran cantidad de gente perjudicada alrededor el mundo, sería ingenuo deducir, como hace la película, que esa gente es una gran cantidad de personas estafadas. Para que ocurriera una estafa debería haber primado el dolo y la intención deliberada de estafa.  Acá, más vale, se trata de una cuestión ideológica: Liberalismo vs. Intervencionismo. No obstante, los entes reguladores fallaron. También se permitió que las calificadoras de riesgo conservaran ratings prudenciales cuando claramente la cuestión se había agravado. Pero la intención, lejos de la estafa, fue no provocar pánico. Obviamente, lo inevitable sucedió. La crisis igual se produjo y dejó el tendal.

Entonces volvemos al principio. Si "La Gran Apuesta" fuera un thriller, los malos pisarían el palito o cometerían el error. Y eso nunca sucede porque la realidad es otra. Es básicamente un sistema fuera de control.  Calificar indiscriminativamente que el sistema financiero son los malos y las clases pobres perjudicadas son los buenos, es una simpleza que acota cualquier atisbo de realismo de "La Gran Apuesta". Lo único que en el film se acerca al thriller es el suspenso que genera la suba de la tasa de interés, y las dudas que genera: Se frenará, caerá o seguirá subiendo. El palito se coloca en el 8 %. A esta altura de la historia, ya todos conocemos la respuesta. La realidad es inapelable. El thriller pierde consistencia, se disipa, y solo queda el drama de la crisis. El thriller suele terminar en drama.


Es posible que una parte del público salga del cine sin entender  la trama de la película pero si con el concepto claro  que si se trata de una apuesta hubo juego, y si hubo juego alguien ganó y alguien perdió, y que esos perdedores son miles de ahorristas desprevenidos y estafados. Creo que se trata de una opinión tendenciosa e inducida.  En cambio, lo que hay que entender es que se descubrió un negocio que parecía seguro en el mercado de las securities, el crecimiento del negocio superó la capacidad y la celeridad de los controladores bancarios y bursátiles, quienes no atinaron a generar controles adecuados. El sistema se propagó por todo el mundo generando una burbuja financiera de gran dimensión que en determinado momento se pinchó y generó una crisis financiera mundial. 


Acusar a un sistema de especulación es al menos temeroso dado que en todos los productos financieros de cobertura, una punta, al menos, está apostando que lo que va a ocurrir es lo contrario a lo que piensa la contraparte. Reducir la cuestión a un juego de buenos y malos, y determinar que las clases pobres son las perjudicadas, y acusar al sector financiero de ser el gran canalla de la película, es no entender demasiado los complejos mecanismos que operaron detrás de todo ello, y constituye una interpretación simplista de la película y del sistema financiero mundial.

Para entendidos en el tema, el film tiene mucho de documental y puede resultar apasionante. Pero para los no entendidos, la carencia real de buenos y villanos complica el relato.  Si bien se trata de una ficción basada en la más cruel realidad, cuesta ubicar santos inocentes perjudicados por villanos de baja estofa. Si fuera asi, sería una mirada simplista de una cuestión que produjo una crisis mundial, la caída de varios bancos, y el apoyo del gobierno americano a varias empresas.

Pero si bien hubo una gran cantidad de gente perjudicada alrededor el mundo, sería ingenuo deducir, como hace la pelicula, que esa gente es una gran cantidad de personas estafadas. Para que ocurriera una estafa debería haber primado el dolo y la intención deliberada de estafa.  No obstante, los entes reguladores fallaron. También se permitió que las calificadoras de riesgo conservaran ratings prudenciales cuando claramente la cuestión se había agravado. Pero la intención, lejos de la estafa, fue no provocar pánico. Obviamente, lo inevitable sucedió. La crisis igual se produjo y dejó el tendal.

Entonces volvemos al principio. Si "La Gran Apuesta" fuera un thriller, los malos pisarían el palito o cometerían el error. Y eso nunca sucede porque la realidad es otra. Es basicamente un sistema fuera de control.  Calificar indiscriminativamente que el sistema financiero son los malos y las clases pobres perjudicadas son los buenos, es una simpleza que acota cualquier atisbo de realismo de "La Gran Apuesta". Lo único que en el film se acerca al thriller es el suspenso que genera la suba de la tasa de interés, y las dudas que genera:  se frenará, caerá ó seguirá subiendo. El palito se coloca en el 8 %. A esta altura de la historia, ya todos conocemos la respuesta. La realidad es inapelable. El thriller pierde consistencia, se disipa, y solo queda el drama de la crisis. El thriller suele terminar en drama.



Es posible que una parte del público salga del cine sin entender  la trama de la pelicula pero si con el concepto claro  que si se trata de una apuesta hubo juego, y si hubo juego alguien ganó y alguien perdió, y que esos perdedores son miles de ahorristas desprevenidos y estafados. Creo que se trata de una opinión tendenciosa e inducida.  En cambio, lo que hay que entender es que se descubrió un negocio que parecía seguro en el mercado de las securities, el crecimiento del negocio superó la capacidad y la celeridad de los controladores bancarios y bursátiles, quienes no atinaron a generar controles adecuados. El sistema se propagó por todo el mundo generando una burbuja financiera de gran dimensión que en determinado momento se pinchó y generó una crisis financiera mundial. 

Acusar a un sistema de especulación es al menos temerosos dado que en todos los productos financieros de cobertura, una punta, al menos, está apostando que lo que va a ocurrir es lo contrario a lo que piensa la contraparte. Reducir la cuestión a un juego de buenos y malos, y determinar que las clases pobres son las perjudicadas, y acusar al sector financiero de ser el gran canalla de la película, es no entender demasiado los complejos mecanismos que operaron detrás de todo ello, y constituye una interpretación simplista de la película y del sistema financiero mundial.

martes, 12 de enero de 2016

LA LOI DU MARCHÉ de Stephane Brizé


EL PRECIO DE UN HOMBRE

La traducción del título original de este film es LA LEY DEL MERCADO. Obviamente, se trata de una mirada crítica sobre la deshumanización del factor trabajo, y su transformación en mercancía que tiene un determinado valor el cual se vuelve negociable.

Obviamente, Brizé no es tonto y su crítica resulta contundente e incontrastable. Pero en verdad, es como si quisiéramos realizar una pelicula sobre la ley de gravedad y pretendiéramos que alguno de sus axiomas no se cumpliera.
El film retrata a Thierry Taugourdeau, magníficamente interpretado por Vincent Lindon, que ya había trabajado para Brizé en esa estupenda pelicula que realizó en 2012 que se llamó "Algunas Horas de Primavera". Thierry es un hombre felizmente casado, tiene un hijo espástico de unos 18 años que está preparándose para entrar a la Universidad, y  posee una casita en un barrio obrero de Paris, y un tráiler de fin de semana en alguna playa del norte de Francia, que quiere vender pero no puede. Al comienzo mismo de la pelicula, sabemos que se encuentra desempleado y que está buscando trabajo.

La pelicula es la búsqueda de ese trabajo. El proceso de cosificación a que es sometido Thierry por los diferentes colocadores que lo entrevistan, por los innumerables cursos que le hacen tomar pese a que la mayoría de los trabajos privilegian la experiencia sobre la capacitación, y lo poco que vale su propia experiencia que ha sido devorada por los adelantos tecnológicos que paradójicamente, vuelven obsoleto al pobre Thierry.

Finalmente, Thierry conseguirá un trabajo, convirtiéndose en guardia de seguridad en un supermercado, no haciendo otra cosa que transformarse en un tentáculo del Gran Hermano que todo lo ve, todo lo controla, y todo lo reprime en virtud de una sociedad que pretende ser justa y segura. Obviamente, a toda acción le sigue una reacción. Y acá el film de Brizé enciende alertas sociales que deberíamos considerar. Alertas amarillas que no se pueden obviar.

Brizé cuenta esta parábola con mano firme y claridad conceptual. La pelicula es corta, fría y contundente. Pero esconde una parte de la verdad. Toda sociedad que se precie de ser libre, seguramente tendrá que pagar un costo. La economía es una ciencia que trata de distribuir recursos escasos entre necesidades múltiples. Esto, llevado al campo laboral, nos dice por un lado, que hay más trabajadores que puestos de trabajo, y por otro, que las leyes de mercado, establecerán el valor del trabajo como el de cualquier otra mercancía. En dicho caso, si la oferta de trabajo es mayor que su demanda, el precio del salario será menor. Esta leyes se replicarán de diferentes maneras. A mayor capacitación, mejores posibilidades de conseguir puestos mejor remunerados. A mayor edad del trabajador, las capacidades de búsqueda se resienten debido a otra cuestión economica que remite a la ley de rendimientos, aquella que indica que ante la mayor fatiga el rendimiento disminuye, en consecuencia, también disminuyen las posibilidades de conseguir un mejor trabajo. 


Puede ser cierto que mirar con esta objetividad una buena pelicula de carácter humanista es como si uno quisiera jugar a la ruleta rusa. Pero claramente, no puedo aceptar  una contradicción, aquella que nos dice que no podemos exigir al mismo tiempo vivir en libertad y desconocer las leyes del mercado. Lamentablemente, una cosa va de la mano de la otra. Dura es la ley, pero es ley.

lunes, 11 de enero de 2016

STEVE JOBS de Danny Boyle

TRES MOMENTOS EN LA VIDA DEL SR. JOBS
 Me gusta el cine de autor, aquel donde se destaca el director como responsable total de la película, ya sea porque interviene en la forma de colocar sus cámaras, o participa en la sala de montaje, o por el tipo de fotografía que utiliza o por la escritura de sus propios guiones o adaptaciones. Normalmente, adjudico el film al director. Pero en éste caso, no lo haré asi. Creo que esta mirada tan personal sobre Steve Jobs es la mirada de su guionista, nada menos que Aaron Sorkin, el mismo que escribió "Red Social", "Moneyball", "A Few Good Men" o la serie televisiva "The West Wing". Porque si bien la puesta cinematográfica de Boyle es excelente, y ha conseguido transformar lo que originariamente parecería ser una obra de teatro en una obra de cine, la labor de Sorkin como guionista es extraordinaria. Sorkin le deja a Boyle un guión tan amplio y abierto, tan rico en detalles de la personalidad que describe,  que es prácticamente imposible de echar a perder con una mala dirección.
Sorkin divide su obra en tres partes. Tres momentos en la vida del Sr. Jobs que tienen que ver con tres etapas culminantes en su vida empresaria y que están unidos por un nexo, que es la relación personal entre Jobs y su hija Lisa, hasta ese momento, el de iniciación del relato, no reconocida por él. Esos tres momentos son: 1) 1984: Lanzamiento de la Macintosh. 2) 1988: Presentación de la computadora Next, y 3) 1998: Presentación del iMac. Estos 3 capítulos en la vida de Jobs son tres actos en la obra casi teatral de Sorkin. En el primero, el genio todavía adolescente, el empecinamiento y la falta de aceptación de la responsabilidad. En el segundo, será quien se enfrenta con la realidad, tanto como empresario en su relación con Apple como persona con la madre de Lisa. Y en el tercero, la humanización, esto es la aceptación de la realidad y la reconciliación con su mundo.
Cada acto es una vorágine que genera una catarata de sentimientos encontrados que van desde el capricho de querer una computadora que diga Hola! cuando se inicia hasta la enorme visión de futuro que hace que Jobs siempre este pensando un paso delante de los demás, o desde su incapacidad para aceptar una paternidad proveniente de una relación casi clandestina, a la transformación y humanización de una personalidad cuasi robótica que solo piensa en la perfección. El guión de Sorkin tiene la virtud de transcribir y sintetizar una catarata de hechos y pensamientos y transformar al genio en un ser humano capaz de sentir y amar.
Por el otro lado, la dirección de Danny Boyle supo transcribir en imágenes esta vorágine de palabras con movimientos de cámara y montaje muy preciso, incluso, utilizando falsos documentales, tal como lo hizo Woody Allen en "Zelig", para pasar de un acto a otro del film. El ritmo de la película es arrollador como debe haber sido la propia vida Jobs. Y en ese aspecto, Boyle sabe sacar provecho del excelente guión de Sorkin. El film tiene la virtud de retener al espectador, no soltarlo, mantenerlo atado en la butaca porque más allá de la historia conocida por todos, "Steve Jobs", la película, es la historia de una mutación.
La actuación es otro punto fundamental en el film. Ya se conocen las capacidades actorales de Michael Fassbender y de Kate Winslot.  De Fassbender solo diremos que es Jobs. De la Winslot, que interpreta a Johanna Hofman, un Vicepresidente de Marketing de Apple que es la mano derecha de Jobs. Ella es también su amiga y es el cable a tierra del genio. Ella lo contiene. Jobs es como un barrilete sin cola y ella es quien lo trae a tierra firme. Es ella quien  le permite acceder a la condición humana, quien le hace comprender que es padre de una niña, de la que se tiene que ocupar y a quien tiene que respaldar. Es ella quien, a traves de su trabajo, humaniza la figura del robot, del hombre que esta permenentemente tras el sueño, tras la perfección, tras lo imposible, tras lo futuro. Entre ellos se establece una complicidad tal que su amistad parece ser la de dos amigos, a tal punto que en un punto de inflexión de la película, Jobs se detiene, la mira, la ve una mujer y le dice "hace como 15 años que nos conocemos y nunca tuvimos sexo". A lo que ella le responde, sin inmutarse, "es que somos amigos". El resto del elenco es muy homogéneo. Además de Fassbender y Winslot, destacan también Seth Rogen como Steve Wozniak, el cerebro que llevaba a cabo las ideas de Jobs, y Jeff Daniels, un ejecutivo que se trae de Pepsi Cola para profesionalizar a Apple, con quien Jobs tiene encuentros y desencuentros que marcan etapas definitivas de su vida.
La descripción de esa genialidad deshumanizada que con el paso de los años se humaniza es lo que hace fascinante a "Steve Jobs", la película. Tal vez porque ese mismo proceso de humanización de un genio sea paralelo a proceso de  perfeccionamiento de un computador que imita el comportamiento humano. Y detrás de  ello quizás se encuentren todas las ideas geniales de este genio. Y el guión de Sorkin y la película de Boyle tienen ese mérito. Humanizar al genio.

martes, 5 de enero de 2016

EL CORAZON DEL MAR de Ron Howard

PASADA POR AGUA




Ron Howard es un director que ganó el Oscar por una película mediocre como "Una Mente Brillante" y John Huston fue un director brillante que nunca se alzó con el Oscar peses a haber realizado varias películas que figuran en la historia grande del cine. Pero Ron y John tienen algo en común. En algún momento de sus vidas, Moby Dick, el libro de Heman Melville pasó por sus manos y ambos decidieron que ese material podría ser transformado en un hecho fílmico.

Obviamente, la lectura que ambos hicieron del libro fue diferente. Al menos, así lo expresan sus películas. Huston llamó a Ray Bradbury para su adaptación y colaboró con él en el guión final. El resultado fue uno de los films más importantes de Huston, y tal vez, de cine americano. El film resultó una búsqueda casi religiosa del sentido de la vida. El Capitán Ahab perseguirá hasta el infinito a esa ballena que lo dejo rengo volviéndose una obsesión y ante la imposibilidad de matarla se atará a ella tal como si entregara su destino a un ser superior.

Howard realiza una versión cuasi literaria. Llama a Charles Leavitt, un escritor no muy conocido que antes había escrito "Diamantes de Sangre" con Leonardo Di Caprio, que encara el guión por el lado de "escritor busca historia de un marinero que ha vivido una experiencia extraordinaria". Ron no se mete en el guión, cosa que es habitual en él, dado que no hace cine de autor sino que es un director de grandes espectáculos, algunas veces con éxito artístico (Apollo 13, Rescate, Frost vs, Nixon, Rush) y otras veces solamente con éxito de taquilla como "Un Horizonte Lejano" ó la dupla del "Código Da Vinci".

Su versión de Moby Dick, "El corazón del Mar" se inscribe en esta última línea: el gran espectáculo. Pero una cosa es lo que pretende hacer Howard y otra son, lamentablemente, los resultados obtenidos. Su film parece un licuado, tal vez demasiado pasado por agua. Nadie pone en duda que Howard sabe filmar. Pero aquí las cosas no le salen como él seguramente ha pensado. Observó que la historia que estaba narrando podía ser apta para todo público, fue entonces cuando perdió la brújula del relato. Hizo prevalecer la acción y las bellas imágenes sobre el contenido y la significancia de la historia. Consecuencia de ello, la película se desdibuja. Los personajes pierden consistencia dramática, el Capitán Ahab ni aparece, y el héroe, Owen Chase (Chris Hemsworth), un marino de mucha experiencia a quien la compañía naviera le niega ser Capitán por una cuestión de clase social, milagrosamente sobrevirá a un naufragio en el Pacifico Sur junto a 5 marineros que, básicamente, terminarán en la antropofagia después de pasar casi 100 días a la deriva. Una verdad vergonzante, a la que a decir verdad, Howard narra con equilibrio y sin caer en efectismos.

De todas maneras poco. Muy poco para lo que Howard se propuso, y mucho menos a partir del antecedente hustoniano que daba lugar al desafío y a la superación. Muchas veces nos preguntamos: "Para qué una remake de un clásico?". Pero en verdad, todos tenemos un punto de vista que no necesariamente debe ser coincidente con el de los demás. Y a su vez está la faz técnica, nuevas cámaras, el 3D, nuevas formas de montar y de narrar. Las maneras de contar una historia se han multiplicado.

No obstante estas observaciones, este desafío, la película es vistosa, por momentos entretenida, por momentos tediosa. Su irregularidad es su peor enemiga. A Ron Howard le cuesta una enormidad realizar este film de gran espectáculo que inexorablemente tiende al intimismo. Sólo grandes maestros lo han logrado. David Lean, particularmente en "Puente sobre el Río Kwai" y "Lawrence de Arabia". Pero Howard en ningún momento saca provecho de la tragedia que narra, mucho menos del antropofagismo, que en la película es prácticamente tan solo un dato. Y lo peor, es que también será un dato para los protagonistas principales. Owen Chase rehacerá su vida y se transformará en un capitán exitoso como si su naufragio nunca lo hubiera llevado al mismo infierno. Pero hay una excepción. Es la de Tom Nickerson (el inglés Brendan Glesoon), el grumete ahora anciano, que cuenta la historia al joven Melville. Tom, más que nada, cuanta lo suyo como un acto de expiación, una catarsis después de toda una vida de haber estado sufriendo una culpa de difícil auto perdón. Y es aquí, en el aspecto religioso, donde Howard vuelve a encontrar a Melville y a Huston, pero ya es tarde porque el film ha terminado.