martes, 12 de enero de 2016

LA LOI DU MARCHÉ de Stephane Brizé


EL PRECIO DE UN HOMBRE

La traducción del título original de este film es LA LEY DEL MERCADO. Obviamente, se trata de una mirada crítica sobre la deshumanización del factor trabajo, y su transformación en mercancía que tiene un determinado valor el cual se vuelve negociable.

Obviamente, Brizé no es tonto y su crítica resulta contundente e incontrastable. Pero en verdad, es como si quisiéramos realizar una pelicula sobre la ley de gravedad y pretendiéramos que alguno de sus axiomas no se cumpliera.
El film retrata a Thierry Taugourdeau, magníficamente interpretado por Vincent Lindon, que ya había trabajado para Brizé en esa estupenda pelicula que realizó en 2012 que se llamó "Algunas Horas de Primavera". Thierry es un hombre felizmente casado, tiene un hijo espástico de unos 18 años que está preparándose para entrar a la Universidad, y  posee una casita en un barrio obrero de Paris, y un tráiler de fin de semana en alguna playa del norte de Francia, que quiere vender pero no puede. Al comienzo mismo de la pelicula, sabemos que se encuentra desempleado y que está buscando trabajo.

La pelicula es la búsqueda de ese trabajo. El proceso de cosificación a que es sometido Thierry por los diferentes colocadores que lo entrevistan, por los innumerables cursos que le hacen tomar pese a que la mayoría de los trabajos privilegian la experiencia sobre la capacitación, y lo poco que vale su propia experiencia que ha sido devorada por los adelantos tecnológicos que paradójicamente, vuelven obsoleto al pobre Thierry.

Finalmente, Thierry conseguirá un trabajo, convirtiéndose en guardia de seguridad en un supermercado, no haciendo otra cosa que transformarse en un tentáculo del Gran Hermano que todo lo ve, todo lo controla, y todo lo reprime en virtud de una sociedad que pretende ser justa y segura. Obviamente, a toda acción le sigue una reacción. Y acá el film de Brizé enciende alertas sociales que deberíamos considerar. Alertas amarillas que no se pueden obviar.

Brizé cuenta esta parábola con mano firme y claridad conceptual. La pelicula es corta, fría y contundente. Pero esconde una parte de la verdad. Toda sociedad que se precie de ser libre, seguramente tendrá que pagar un costo. La economía es una ciencia que trata de distribuir recursos escasos entre necesidades múltiples. Esto, llevado al campo laboral, nos dice por un lado, que hay más trabajadores que puestos de trabajo, y por otro, que las leyes de mercado, establecerán el valor del trabajo como el de cualquier otra mercancía. En dicho caso, si la oferta de trabajo es mayor que su demanda, el precio del salario será menor. Esta leyes se replicarán de diferentes maneras. A mayor capacitación, mejores posibilidades de conseguir puestos mejor remunerados. A mayor edad del trabajador, las capacidades de búsqueda se resienten debido a otra cuestión economica que remite a la ley de rendimientos, aquella que indica que ante la mayor fatiga el rendimiento disminuye, en consecuencia, también disminuyen las posibilidades de conseguir un mejor trabajo. 


Puede ser cierto que mirar con esta objetividad una buena pelicula de carácter humanista es como si uno quisiera jugar a la ruleta rusa. Pero claramente, no puedo aceptar  una contradicción, aquella que nos dice que no podemos exigir al mismo tiempo vivir en libertad y desconocer las leyes del mercado. Lamentablemente, una cosa va de la mano de la otra. Dura es la ley, pero es ley.

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