martes, 19 de enero de 2016

LOS 8 MAS ODIADOS de Quentin Tarantino


SABOR A NADA 

Decir que Tarantino sabe escribir un guión y conoce como filmar una película es una verdad de perogrullo, como también repetir que es uno de los creadores cinematográficos modernos que han contribuido a renovar el lenguaje cinematográfico, o que es uno de los realizadores contemporáneos más influyentes, o que ha realizado obras que estarán inscriptas en la historia del cine.

No obstante ello, a decir la verdad, "Los 8 Más Odiados" me gustó poco y nada, incluso, por momentos llegó a aburrirme. A esta altura de la filmografía de Tarantino, su octavo largo, obviamente no tiene porque rendirle cuentas ni demostrarle nada a nadie, aunque tal vez, si tenga que responderle a su público, a aquellos que quieren verlo activo, especialmente los que quieren ver más "Tarantino" y de alguna manera lo masifican, lo cosifican, lo demandan tal como si fuera una mercancía, y en consecuencia, lo inducen a escribir y filmar más de la cuenta, haciéndolo entrar en una industrialización de sí mismo para que pueda cumplir con la periodicidad de su cuota con el público.

El resultado es, seguramente, esto que pude apreciar esta tarde. Una pelicula de 3 horas de duración inmensamente largas, y me pregunto: Tiene sentido contar una historia tan larga cuando se tiene tan poco que contar? Es como si Tarantino se regocijara en darle una y otra vuelta de tuerca a cada escena para demostrarle al espectador que sabe cómo cautivarlo y solo lo va a liberar de ese cautiverio cuando a él (Tarantino) le parezca. Entonces, la visión del film es como si estuviéramos ante un acto de fetichismo o como si disfrutáramos del síndrome de Estocolmo. Porque "Los 8 Más Odiados" es básicamente un ejercicio de vanidad cinematográfica.

Cuesta encontrar referencias en este nuevo western de Tarantino más allá de las referencias a sí mismo. Posiblemente, volvió a sus propias fuentes. El film tiene, más que nada, un cierto parecido con "Perros de la Calle", en el sentido que recuerda a aquellos 4 tipos que se encontraban en un bar y charlaban de todo. Pero del western clásico se encuentra poco. Puede haber algo de "La Pandilla Salvaje" de Peckimpah, tal vez algo de "La Diligencia" de John Ford, o incluso en el vestuario, reminiscencias de Leone en "Erase una vez en el Oeste", pero todo muy vago y nada explícitamente dedicado.

La historia comienza cuando una diligencia que avanza en medio de una tormenta de nieve es parada por un negro grandote, el Mayor Marquis Warren (Samuel Jackson, lo mejor de la película) que espera en medio de un camino con tres cadáveres, a los cuales, quiere trasladar a un pueblo en medio de las montañas con el sólo propósito de cobrar las recompensas fijadas por sus cuerpos. Allí ocurrirán 3 de los 8 capítulos en que Tarantino, con desmedidas ambiciones literarias, divide su pelicula. Lo que avanza el film en esa presentación de personajes es escasa pero se lleva no menos de 30 minutos de película. Lo que sigue, transcurre totalmente dentro de una posada, divididos en 5 capítulos más, y en el fondo, no es otra cosa que una adaptación muy bien disimulada de "Eran 10 Indiecitos" de Agatha Christie. La diferencia entre 10 indiecitos y los 8 malditos son dos indiecitos o malditos que imagino Tarantino los habrá sacado para despistarnos o hacernos olvidar de la Christie. Pero lo que Doña Agatha lo hacía transcurrir en dosis perfectamente calculadas a lo largo de toda su narrativa, Tarantino lo va preparando a lo largo de una hora (donde el ejercicio estilístico es el suspenso basado en viejos rencores emergentes de la guerra de secesión), y para después hacerlo estallar con su maestría conocida, en un festival de violencia gratuita y nada edificante. O sea, nada nuevo.

Estos 8 Malditos tienen muy poco que decir. La diligencia conduce rumbo al pueblo de Red Rock a Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), una delincuente cuya cabeza esta valuada en 10.000 dólares, y cuya pretensión de cobrarla, la tiene el caza recompensas que la ha capturado: John Ruth (interpretado por otro icono del cine de acción, Kurt Russell). La diligencia atravesará el paisaje nevado de Wyoming, y llegara a la posada de Minnie, donde encuentran a 4 personajes más, todos ex combatientes de la guerra de secesión que ha finalizado unos años atrás. Es en ese ámbito cerrado de la posada donde un grupo de hombres violentos y con viejos rencores de la guerra harán estallar la violencia.

Tendría que realizar un profundo ejercicio de imaginación para poder afirmar que la historia va más allá de lo que cuenta y que Tarantino tenga alguna pretensión de hacer una reflexión sobre la inutilidad de la violencia, o incluso, un análisis sobre el inicio fundacional de la civilidad americana después de la guerra de secesión, o el comienzo de un nuevo país emergido de las ruinas de una guerra civil, donde hombres rudos y violentos dieron su vida para abrir un camino de esplendor que lo convertirían décadas más tarde en la primer potencia del mundo. Pero si concluyera en eso, faltaría a la verdad. Me estaría engañado a mí mismo. Esta vez, Tarantino solo quiere mostrarse a sí mismo y poco le importa alguna reflexión sobre lo que narra.

En síntesis, demasiado ruido y pocas nueces. Un film pretencioso e insustancial, del cual se rescatan algunas actuaciones dado que la situación de encierro que plantea trasforma la pelicula prácticamente en una obra teatral que da lugar al lucimiento actoral. En ese aspecto, todo el elenco es destacable. Por otro lado, alguien que no desperdicia la oportunidad es Robert Richardson, el fotógrafo habitual de Tarantino, un hombre que maneja la luz con habilidad y sabiduría y saca provecho de cada plano que filma, tanto con luz natural como en la tormenta de nieve, como en el encierro de la posada. Y por último, la música. Ennio Morricone, muy próximo al final de su carrera, que con su partitura subraya adecuadamente todo el film sin sobresalir, en un medio tono que ha sido poco habitual en él. Se podría que en "Los 8 Más Odiados" la música de Morricone no determina los climas de la pelicula como si ocurría en los films de Sergio Leone.

Nos quedaremos esperando un par de años para tratar de encontrar con un nuevo Tarantino, un poco más inspirado y menos egocéntrico.



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