viernes, 26 de febrero de 2016

EL ABRAZO DE LA SERPIENTE de Ciro Guerra


EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS

No es una novedad el nivel de excelencia del nuevo cine colombiano. Prueba de ello ya habíamos tenido oportunidad de ver al asistir al anteúltimo Festival de Mar del Plata donde pudimos observar "Ella" de Libia Estrella Gomez Díaz, que no solo es un gran homenaje a "Los Olvidados" de Luis Buñuel sino también, una excelente película. Ahora llega a nuestras carteleras otra gran película colombiana, candidata al Oscar a la mejor pelicula extrajera: "El Abrazo de la Serpiente, 2015" del Ciro Guerra.

Ésta es la tercera película del director colombiano, quien anteriormente había realizado dos películas: "La Sombra del Caminante, 2004" y "Los Viajes del Viento, 2009", las cuales no he visto y creo que tampoco han sido estrenadas en Argentina. Pero por los óptimos resultados logrados por " El Abrazo...", no cabe otra cosa que esperar de él un cine interesante y de alto rigor formal.

Estas dos cualidades son inherentes al "El Abrazo...". Un film complejo y a la vez diáfano, cuya banda sonora deja oir nada menos que nueve idiomas diferentes, deslumbra con una fotografía en blanco y negro que no solo logra proezas con la luz natural sino también con algunos movimientos de cámara, y con la música elegida, algunos cantos populares de las propias tribus indígenas del lugar y sobretodo la acertada elección de Joseph Hayden y su " La Creación " en las escenas finales, sin dejar de mencionar la excelencia de los cuatro actores principales.

Pero sobre todos estos elementos, esta el excelente guión de Guerra. El film trata de dos historias que son una misma historia. Está basado en  dos diarios de viaje a la selva amazónica realizados con 30 años de diferencia entre 1890 y 1920, por el científico alemán Theodor Koch-Grunberg (Jan Bijvoet) y el botánico estadounidense Richard Evans Schultes (Brionne Davis), respectivamente, quienes viajaban en busca de un planta de propiedades curativas llamada Yacruna. Los dos exploradores iban acompañados por el chamán amazónico Karamakate, interpretad por Biblio Torres, como un hombre joven en el primer viaje y por Antonio Bolívar, en el segundo, como el anciano).

Pero estos viajes de una obra singularmente movilizadora serán sólo un punto de partida para inducir nuestra reflexión como espectadores sobre: 1) la inescrupulosidad y la bajeza del ser humano, capaz de someter y matar al semejante impulsado simplemente por un vil motivo económico. Por más de 300 años imperó en la Selva Amazónica la ley del más fuerte construyendo un imperio basado en la explotación del caucho y en la esclavitud de la población indígena, a la cual no solo sometieron corporalmente, sino también espiritualmente, obligándolos  a abandonar sus creencias y sus lenguas. Se estima que han desaparecido etnias enteras y con ello, se han perdido cantidad de lenguas y dialectos. 2) Un viaje al interior del ser mismo para llegar yo y poder indagar en lo más profundo del alma humana, y 3) La propia peripecia de Karamakate, el guía, quien primero se niega a dar ayuda pero una y otra vez, se presta a la empresa porque en dicha búsqueda esta la propia búsqueda de su tribu, sus ancestros perdidos y su propia identidad. Ésta rotura, quizá sea la más interesante, dado que determina la imposibilidad de llegar a nuestras raíces en función que las mismas, en algún momento del tiempo, han sido destruidas por el mismo hombre, por la misma especie, como si el hombre negara a si mismo su capacidad evolutiva destruyendo los rastros de su propios pasos, recomenzando el proceso civilazador una y otra vez a lo largo de la historia.

El notable film de Guerra provoca permenentemente la reflexión del espectador. Vuelve a andar y desandar el camino. El sometimiento del ser humano, la impiedad del catolicismo, el materialismo de los caucheros, van dejando a la luz que el camino hacia el pasado se ve arrasado y el hombre pierde la capacidad de encontrar sus propios ancestros. O dicho de otra manera, las preguntas sobre quiénes somos, de dónde vinimos y hacia dónde vamos carece de respuestas. No obstante, la naturaleza resiste. Karamakate, el consciente, dice y repite: "Escucha lo que el río puede decir". o más tarde, "Cada árbol, cada flor trae la sabiduría" mostrando claramente una confianza hacia la Madre Natura que no puede mostrar el propio ser humano.


Como en la novela de Joseph Conrad, como en la pelicula de Coppola, los personajes de Guerra remontan el río para encontrarse a si mismos y por sobre todo para entender la salvaje condición humana, su negación civilizadora. Su film, pese al desencanto que produce, nos deja una pequeña ventana de optimismo, al dejar abierto el camino hacia nuestro yo interior en el cual siempre es posible encontrar un estado de libertad suprema para ser uno mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario