viernes, 25 de marzo de 2016

100 AÑOS DE PERDON de Daniel Carpasoro


EL QUE LE ROBA A UN LADRÓN….

Absolutamente entretenida, pero extremadamente vueltera, agota con sus convencionalismo a media hora de iniciada. Gastronómicamente, sería una especie de salpicón de ave inspirado en en las clásicas películas sobre robos vistas mil veces, desde "Rifii" a "Inside Man" pasando por "Siete Hombres de Oro", y que conforman todo un subgénero del policial en el cine americano. Finalmente, dado que es una co-producción argentino-española, su mayor vuelta de tuerca es un giro inesperado relacionado con la corrupción imperante y delitos investigados a nivel de gobierno de ambos países. Nada nuevo, y obviamente, una película previsible.

Lamentablemente, y desde su aspecto político, utiliza los caballitos de batalla de algunos populismos citando a aquellos que sostienen que quién roba a un ladrón tiene 100 años de perdón. Una lamentable inducción a la confusión ideológica y a la razón que hace tan estrecha nuestra moral pública y justifica lo injustificable. En consecuencia, los simpáticos ladrones de "100 Años de Perdón" son elevados a la falsa categoría de héroes tales como Robin Hood, aquel que robaba a los ricos para distribuir el botín entre los pobres en el bosque de Sherwood, cerca de Londres, Inglaterra. El mito de Hood constituye un ejemplo verdaderamente de "lo que no debe ser" porque simplemente se trata de un personaje nefasto para la moral en general y el manejo de la cosa pública en particular,  especialmente en sociedades poco desarrolladas y con tendencia al infantilismo político como las nuestras. La justificación del robo para generar justicia social es políticamente un suicidio económico-social, toda vez que dicha mala acción se constituye en un hecho altamente desmotivador del desarrollo social toda vez que desalienta el esfuerzo individual. En pocas palabras, para qué pasar la vida trabajando si hay maneras de ganar más fácilmente la vida.

No obstante, no se trata de una película politica. Es un entretenimiento en estado puro, técnicamente, una película bien hecha, con destacadas actuaciones y sobre todo muy bien fotografiada, y especialmente, excelentemente sonorizada. Ese último aspecto señala un avance de gran envergadura para las películas habladas en castellano, dado que hasta aquí, muchas de sus bandas de sonido resultaban inentendibles dado los altibajos de los sistemas de sonido e incluso la mala dicción de muchos de nuestros mejores actores. La calidad técnica de "100 Años…", en ese aspecto, es notable.

Película ideal para una tarde de lluvia, o para un día negro, o para cuando estamos pelados con la vida. Es un entretenimiento honesto que no defraudará la expectativas creadas, y no hará pasar un momento agradable. Qué más podemos pedir?

martes, 22 de marzo de 2016

TANGERINE de Sean Baker




ATARDECER EN LOS ANGELES

Es un 24 de diciembre en un suburbio de Los Ángeles. Sin-Dee, uno de los personajes del film,  acaba de cumplir una condena de 30 días en la cárcel por prostitución y aparece sorpresivamente en la casa de Alexandra, su amiga, buscando a Chester, su novio y proxeneta, que no se encuentra allí. A partir de este momento, el film describirá medio día en las vidas de estos personajes que viven más allá de la opulencia que imaginamos es la Meca del Cine. Hollywood está lejos de estos barrios marginales de L.A. "Tangerine" es la historia de una Navidad sin familia, ni arbolito ni regalos.

Con un tono de comedia disparatada, Sean Baker, guionista y director del la pelicula, muestra una enorme capacidad narrativa y descriptiva de la pobre vida de estos marginales. Aunque su mirada sea muchas veces impiadosa con ellos, sus criaturas cobran vida rápidamente, y conforman un fresco enorme sobre la soledad, la necesidad de amor, el ser y sentirse diferente. Son seres acosados no solo por la falta de recursos económicos sino también por su condición sexual, por la carencia de una vida organizada dentro de parámetros convencionales que les permitan concretar los proyectos comunes de una familia típica: conseguir un trabajo estable y decente, y acceder a una casa respetable. Obviamente, estos personajes de Baker no son comunes. Se las arreglan como pueden dentro de una situación de abandono social alarmante. Son una especie de contracara del "american way of life". Unos lúmpenes carentes de toda protección cuya única salida son la prostitución y las drogas. Y en el caso de las drogas, no solo como medios para ganarse la vida, sino también como forma de evasión de una realidad que les es cruel e intolerante.

Tangerine no solo es el color de la mandarina. Es también el color del cielo que habitualmente toma el atardecer de Los Ángeles. Es en este atardecer donde temporalmente se desarrolla la pelicula, pero es también el atardecer anticipado de unas vidas sin destino. Sin-Dee y Alexandra vagan por la ciudad durante todo el día. La primera, buscando a Chester. La segunda, prostituyéndose para ganar un dólar que le permita darse el gusto de cantar en un boliche de mala muerte dos temas que le recuerdan su niñez. Su orfandad y su paranoia son absolutas. El precio que pagan para vivir es siempre muy alto para sus posibilidades. El abandono social es la peor cara del capitalismo cuando se vuelve salvaje.

Sean Baker es un director americano de cine independiente. Sus trabajos previos son muy poco conocidos en Argentina aunque "Take Out" fue nominada en 2004 para los Spirit Awards, y "Starlet" ganó el Robert Altman Award en 2012. "Tangerine", que aquí comentamos, ganó el Festival del Sundance, meca del cine independiente americano, en 2014, y hemos tenido la suerte de que se haya estrenado en Buenos Aires durante esta semana. Su film, es un dechado de virtudes. Es un film audaz cuyo ritmo narrativo no decae en ningún momento. El interés que despierta en el espectador es permanente, no solo porque llama a la curiosidad sino fundamentalmente porque nos sumerge en un mundo que nos es ajeno y reclama nuestra atención al mismo. "Tangerine" no solo es una radiografía. Es también un grito, un pedido de ayuda. Cuando caen sus títulos finales nos llevamos una sorpresa adicional: Baker filmó su películas con tres celulares iPhone 5s y una steadicam, osea, todo cámara en mano. Obviamente, esta proeza se debe a razones de presupuesto. Su pelicula es tan "border" que difícilmente haya encontrado capitales para financiarla. Pero sin embargo, no solo ha logrado la proeza de filmar, sino también ha realizado un film notable, un film que lo ubica entre los grandes "autores" del cine independiente. No hay duda que el talento y la perseverancia logran derribar cualquier obstáculo y atravesar cualquier frontera.

Más allá del excelente guión, cuya firma comparte con un socio habitual (Chris Bergoch), hay otros grandes meritos que destacar en la actuación. Si los personajes de esta pelicula cobran vida es gracias a las inmensas actuaciones de Kitana Kiki Rodriguez y Mya Taylor, como asi también del resto de elenco que las acompaña: Karren Karagulian, Mickey O´Hagan y James Ransone.


Retrato del ser en un mundo repleto de prejuicios. Metáfora sobre lo distinto. Radiografía de la marginalidad en una gran urbe. Fotografías de los problemas sociales inducidos por el racismo, la homosexualidad y la droga, "Tangerine" es un film inolvidable porque llama nuestra atención, convoca a nuestra solidaridad, pone en guardia a nuestra dignidad al mostrarnos con crudeza el otro lado del "American Way of Life". Con un humor muy fino, refleja las bajezas y la crueldad de una sociedad que aparece ajena, olvidada, de un submundo al que pareciera ignorar como si ese submundo no perteneciera, o fuera parte o producto de la basura, o los desperdicios que genera el propio sistema. "Tangerine" es un atardecer en Los Ángeles que nos muestra el lado oscuro de la luna.

sábado, 12 de marzo de 2016

LA JUGADA MAESTRA de Edgard Zwick


SACRIFICIO DE PEONES


Pocas veces el mundo originó niveles de una demencia de tipo colectivo como en las décadas del 60 y del 70. Esa demencia tuvo que ver con el fin de la segunda Guerra Mundial, la polarización del poder, el establecimiento de lo que dio en llamarse "La Guerra Fría", y los acontecimientos bélicos acontecidos durante la misma (Corea y Vietnam), en la que la dos potencias en que se había dividido el mundo, no dejaban de meterse con tal de no perder parte del poder ostentado. Los Estados Unidos deciden retirarse de Vietnam en 1975, pero desde unos años antes ya se presentía lo que podría llegar a ser una derrota. El hastío social producido por el hostigamiento televisivo del prolongado conflicto, la cantidad de soldados muertos (más de 50 mil), el regreso de soldados con heridas de guerra, la falta de compresión acerca del tipo de guerra que se libraba, confluyeron en un estado de fuerte depresión colectiva. En ese contexto, y al final de la guerra, aparece la figura de Bobby Fischer, un ajedrecista americano poseedor de un talento increíble, capaz de de batir a los propios genios rusos, que ostentaban la corona ajedrecística.

La Jugada  Maestra, el estupendo film de Edgard Zwick (Gloria, Leyendas de Pasión, El Sitio) estrenado esta semana, toma la figura de Fischer y la convierte en un símbolo de ese estado de paranoia social (el propio Fischer sufría de alucinaciones y manías persecutorias),  y del enfrentamiento con la Unión Soviética toda vez que Fisher desafiaría al campeón del mundo Boris Spassky en un match que tendría lugar en la ciudad de Reikiavik, capital de Islandia.
El título en ingles de la pelicula (The Pawn Sacrifice) no solo alude a un jugada inicial de la 5ta partida de la serie por el campeonato del mundo ejecutada por Fischer, sino también, simboliza la transformación de ambos ajedrecistas, es decir, peones de sus propios gobiernos que se sacrifican en una contienda que pretende dejar atrás un clima social desfavorable y  políticamente adverso y se transforma en una cuestión de Estado, que por otro lado, representaba  aspectos del poder internacional a través de un simple  juego de inteligencias. No era otra cosa que el enfrentamiento de dos sistemas de vida, el capitalismo americano contra el comunismo soviético. Occidente contra la Europa Oriental. Incluso el film muestra expresamente el apoyo oficial soviético que recibía el ajedrecista ruso, mientras que el apoyo americano se deja esperar, aunque aparece más tarde, una vez comprendido el valor simbólico de la contienda,  en las figuras de Henry Kissinger y del propio Presidente de los Estados unidos de América, Richard Nixon, quien años más tarde terminaría acabado políticamente por los suceso conocidos como el "Caso Watergate".

Zwick (también productor dos veces ganador del Oscar por "Shakespeare Enamorado" y "Tráfico"), dirige con mano firme y claridad conceptual, logrando la que quizás sea su mejor película. No es ajeno a ello el muy buen guión de Steven Knight (Negocios Ocultos, Promesas del Este), que describe, con gran capacidad de síntesis, la vida de Bobby Fischer para concentrarse en el ambiente y en el tiempo que tiene lugar la contienda.  En su guión los datos de la vida de Fischer no solo sirven para explicar aspectos de su personalidad, sino que adquieren un poder simbólico que la postre aparecerán como representativos de una sociedad inmersa en un mundo que ha perdido toda racionalidad y la paranoia se ha generalizado. Esto le permitirá concentrar su relato en torno en los dos enfrentamiento entre Fischer y Spassky, el primero en Los Ángeles y el segundo en Reikiavik, volviendo al film apasionante.


Contribuye a los excelentes resultados de la pelicula el nivel interpretativo de la misma.  Tobby Maguire , quien ya se había destacado en "El Gran Gatsby", está extraordinario en el papel de Bobby Fischer . Acompañan en un mismo nivel Liev Schreiber, a quien vimos en la recientemente ganadora del Oscar "Spotlight", como Boris Spassky; Peter Sarsgaard como el padre William Lombardía, y Michael Stuhlbarg como Paul Marshall. Tampoco es ajena a ella la banda sonora de James Newton Howard que nunca sobresale pero si contribuye sostenidamente a los climas que busca el director.

viernes, 11 de marzo de 2016

LA OTRA GUERRA (KRIGEN) de Tobías Lindholm


EL GRAN DILEMA: LEGALIDAD VS. SEGURIDAD

El cine danés es como si siempre hubiera estado entre las sombras del cine alemán y del cine sueco. En mucho años no habíamos conocido otras películas que "La Fiesta de Babette" y "Pelle, El Conquistador", hasta que los jóvenes directores daneses de la mano de Thomas Vinterberg y Lars Von Trier  firman el nuevo Dogma Danés donde afirman que es imposible competir contra el cine americano, su capacidad financiera y tecnológica si no era haciendo hincapié en 3 aspectos fundamentales de la producción: 1) la elección de un buen tema, 2) redactar un buen guión que lo desarrolle, y 3) aprovechar todas las capacidades creativas de los grandes actores daneses. Ha sido un camino largo y sinuoso. Pero en lo últimos años, cada vez más películas danesas han llegado a nuestras pantallas. Von Trier ha ganado la Palma de Oro en Cannes 2000 con "Bailarina en la Oscuridad" y la televisión danesa ha generado joyas como Borgen (2010), sobre la carrera politica de una Primer Ministro, y la miniserie policial "Forbrydelser", cuya estupenda remake (The Killing) ha realizado la televisión americana.

Tal vez el cine danés ya ha abandonado el dogma. Pero no hay dudas que los tres principios fundamentales del mismo han calado hondo en los nuevos directores. Ahora nos llega "La Otra Guerra", un film de Tobiás Lindholm, un joven escritor y director, cuyos primeros trabajos fueron realizados para la televisión de su país, la que le abrió la posibilidad de llegar al cine. Conocido en Argentina  como autor  del guión de Submarino (2010) y La Caza (2012), ambas dirigidas por Thomas Vinterberg, también escribió en 2010 para la televisión de su país 8 episodios de la famosa serie "Borgen" en la cual relata el comienzo, el apogeo y la decadencia de la carrera política de una mujer que aspira ser Primer Ministro de su país.  Su carrera cinematográfica cuenta con 3 largos y un documental, no conocidos en Argentina.

No obstante, con lo que hemos podido ver de su obra, podemos decir que no solo es un muy director, sino también que hay formas y temas que lo preocupan. "La Otra Guerra" es una película de atmosferas opresivas. En una primera visión, el tema es el desamparo. Estamos en plena guerra de Afganistán. Una patrulla militar danesa, que forma parte de las fuerzas de paz de la ONU controla una pequeña aldea que está cercada por el conflicto. No solo están desamparado los pobres habitantes del lugar  respecto de los ataques talibanes en la región, sino también están desamparadas las fuerzas de paz, e incluso, hay un tercer desamparo, el de las propias familias de los militares que prestan servicio, quienes han quedado a su espera en sus países de origen.

Desamparo para aquellos civiles que pretenden vivir en paz pero cuyas tierras son tomadas como campo de batalla por los grupos terroristas y fundamentalistas que los conducen hacia una irremediable guerra civil. Pero también hay desamparo para aquellos soldados que cumplen tareas de paz. Ellos no son vistos como neutrales en el conflicto, sino como parte. Nadie queda ajeno al conflicto en medio del conflicto. Por otro lado, hay estatutos y códigos de guerra que cumplir. Y cualquier equivocación, error, puede conducir a la violación de las normas establecidas. Finalmente, el desamparo de las familias de los militares. Allí quedan madres que tienen que cumplir con los dos roles, madre y padre al mismo tiempo, dado que sus pequeños hijos reclaman padres ausentes que no siempre se tiene la certeza que algún día volverán. La situación que la pelicula plantea es la de una absurdo inexplicable.

La primera parte del film transcurre en Afganistán y remite a Vietnam. El propio director reconoce influencias de "El Francotirador" de Michel Cimino. Pero también las hay de "Apocalipsis Now" de Francis Ford Coppola, y más cercana aún, la estupenda última película de Clint Eastwood que vimos el  año pasado "American Sniper". En estas dos prima la atmosfera de extrañeza, el ámbito hostil e inentendible. En la de Eastwood, además,  la de una amenaza permanente, un enemigo invisible. Pero esa invisibilidad se hace aún más peligrosa porque existen reglas escritas que demarcan un accionar que está determinado por la improvisación y la acción sorpresa. Es allí donde la pelicula comienza a deslizarse en dirección de otros films, a los cuales, rinde tributo: "King and Country (1964) de Joseph Losey,  y "Path of Glory" (1957) de Stanley Kubrick.

Es muy interesante el trabajo de Lindholm en el cual recorre caminos que llevan de la impersonalización de los soldados a la humanización de los mismos, de la anonimidad a la identificación. El grupo va derivando de lo estrictamente operativo hacia el conjunto de individuos que tienen un país, una vida, y una familia más allá de la guerra. Para eso pasa de planos generales a escenas cámara en mano en la mayoría de las escenas bélicas, y para ello cuenta con actores excepcionales como  Pilou Asbaek como El Comandante Claus Pedersen, Tuva Notny como su esposa y Soren Mailing como el abogado Martin Olsen.


De las películas candidatas al Oscar al Mejor Film Extranjero del presente año, "La Otra Guerra" es la que más me gustó. No tiene la perfección de "El Hijo de Saul", ni la grandiosidad de "El Abrazo de la Serpiente". Y es muy superior a "Mustang" y a la decepcionante nueva pelicula de Sorrentino: "Juventud". Pero tiene la capacidad de plantear conflictos humanos de permanente actualidad: Lo absurdo de la guerra, preguntarse qué hacen soldados daneses en Afganistán más allá de formar parte de las fuerzas de paz. Qué hacen "las fuerzas de paz"?  De qué paz se habla cuando los unos y los otros tienen argumentos razonables que lamentablemente intentan imponer por la fuerza? También cabe preguntarse qué paz puede haber en medio de la guerra? En el film hay dualidades permanentes: La coexistencia de dos mundos, dos familias (la propia y la militar), dos responsabilidades limitados por los afectos, la añoranza, el sentido de grupo, los errores de mando,  el marco legal, la debilidad de lo humano respecto de fuerza de lo legal, la delgada línea separadora de la legalidad en relación al  mayúsculo peso de la moral. Existen posiciones éticas en una guerra? Corresponde que militares con familia estén siendo enviados a formar parte de un cuerpo de paz donde lo que menos se respeta es la paz? Cuál es la decisión correcta? Cómo logramos mantener un equilibrio entre el respeto de la legalidad y el imperio de la seguridad?  "La Otra guerra", el notable film del danés Tobías Lindholm se debate dentro del amplio marco de estos dilemas eternos, casi sin solución, muchos de ellos, reservados al fuero íntimo de cada persona.

sábado, 5 de marzo de 2016

AGENDA SECRETA de Lars Kraume


EL PROCURADOR FRITZ BAUER

Der Staat Gegen Fritz Bauer, título original con el que se presentó en Alemania, ó The People vs. Fritz Bauer como se le llamó en los Estados Unidos, fue estrenada esta semana en la Argentina con un titulo ya usado para un film de Ken Loach en 1990: Agenda Secreta. Cosas raras de la distribución. Pero una gran satisfacción para la cinefilia porque no solo nos encontramos con una gran pelicula sino también con un muy buen director, desconocido para nosotros pero de vasta trayectoria en la televisión germana.

En muy pocas ocasiones un país trata de realizar un revisionismo histórico para realizar un juicio sobre su pasado. Por lo general, las historias oficiales suelen colocar al pasado como un lugar de gloria, un espacio en el tiempo en el cual se ha forjado un destino de grandeza, o donde se ha logrado la emancipación de los yugos imperialistas. Pero mucho más difícil se hace ese juzgamiento cuando en ese pasado han ocurrido tragedias tales como guerras, y peor aún, cuando dichas guerras fueron civiles,fraticidas, o donde se han cometido genocidios, es decir, crímenes colectivos de lesa humanidad. La resultante de ello, es que más tarde o más temprano, la sociedad necesita reconciliarse de las heridas y de las perdidas resultantes de la lucha fratricida, y es inevitable encontrar la propia indulgencia, la de aquellos que creyendo que todo ha terminado, deciden que sus actos han estado dentro de un estado de cosas tal que solo cabe el propio perdón. No obstante, la sociedad sabe que hay víctimas pero también victimarios. Y esa sociedad necesita de la justicia, que haya castigo hacia aquellos que cruzaron las barreras de la ley convirtiéndose en genocidas.

En los últimos años, el cine alemán parece haberse animado a hablar de un pasado que hasta ahora parecía oculto. Así, en 2013, Margarete Von Trotta presentó su extraordinaria "Hanna Arendt", en la cual no realiza una obra biográfica, sino que toma un episodio de su vida, aquel donde participa como periodista de un diario americano en el enjuiciamiento del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann en Jerusalén en 1963. El año pasado, tuvimos la oportunidad de ver "Laberinto de Mentiras" de Giulio Ricciarelli. En ésta, sus personajes son jóvenes abogados, periodistas, fiscales y jueces que han transitado necesariamente la época del nazismo y que, ahora, se topan sorpresivamente con que miles de genocidas han vuelto a la vida civil igual que ellos, conviviendo con ellos, y entendiendo que sin justicia, se diluye cualquier intento de una sociedad moderna civilizada. Ahora llega "El Procurador Fritz Bauer", basada en los hechos históricos protagonizados por aquel fiscal que tuvo a su cargo el juicio a los genocidas nazis pero que a su vez, encontró una gran resistencia de casi todo el establishment alemán de aquella época para acercarse medianamente a la verdad. No obstante, y pese a todos los obstáculos, se convirtió en el fiscal que logró encontrar la pista que condujo a la detención de Eichmann en Argentina.

Es muy interesante la aproximación al tema de Franz Kraume, también autor del guión, en este film. Partiendo de la idea compartida con los otros films comentados, Kraume coloca en el centro de la escena al Procurador General del Estado Alemán a principios de los 50, el Dr. Fritz Bauer, un jurista de renombre, respetado por todos. Su caso más importante, es investigar a los criminales de guerra más importantes escondidos por el nazismo. Su contra, es que miles de nazis aún  sobreviven en las entrañas del nuevo gobierno alemán de Conrad Adenauer, un político que sueña con olvidar el pasado y transformarse en uno de los padres de la nueva Europa.   Como si eso fuera poco, Bauer carga un problema intimo: es homosexual. 

Este elemento, la homosexualidad del Procurador General, coloca a toda la investigación en un equilibrio inestable. En aquellos años, la homosexualidad era un tabú de carácter social. En la personalidad de Bauer, resulta su punto vulnerable, aquello que puede hacer perder su equilibrio. Pero si queremos inferir un poco más, podemos pensar que el tabú de la homosexualidad es al individuo lo que el nazismo residual es a la sociedad alemana de posguerra. Tanto el Procurador como la sociedad tienen su propio "esqueleto en el armario". Es decir, hay tabués individuales y crímenes colectivos que necesitan ser superados, un paralelismo entre las dificultades personales y las dificultades sociales acarreadas por los  prejuicios y culpas que se yuxtaponen impidiendo alcanzar un objetivo de orden superior, que es el auto gran indulto social que necesita la Alemania de los 50 para emerger sin impedimentos hacia el futuro. 

Lars Kraume es un guionista y director, hasta ahora desconocido, que muestra una madurez y un sentido del ritmo narrativo realmente sorprendente. Mucho más conocidos nos resultan los dos inolvidable actores principales: Burghart Klaubner como el Fiscal Bauer, que ha participado en films tales como "Good Bye, Lenin", "Los Edukadores", y "La Cinta Blanca"; y Ronald Zehrfeld, en el papel del fiscal Karl Angermann, antes visto en "Bárbara" y "Ave Feniz" . Muy buenos todos los aspectos técnicos del film , como así también la banda sonora firmada por Chistoph M. Kaiser y Juliuan Maas. En síntesis, un film muy bien hecho y muy interesante que reitera el gran momento que atraviesa la cinematografía alemana. Un film que invita a mirarnos como sociedad en nuestro propio espejo para tratar de superar el pasado y poder encarar el futuro.

miércoles, 2 de marzo de 2016

EL HIJO DE SAUL de László Nemes


LA MUERTE DE DIOS

La película húngara de László Nemes, "El Hijo de Saul", fue la película más premiada del año. Se llevó los dos galardones más calificados del mundo del cine. Ganó el Grand Prix del Festival de Cannes 2015 y en la entrega de los Oscar 2016, se alzó con la estimada estatuilla dorada a la Mejor Película Extranjera. No causa asombro ninguno de los dos premios dado que "El hijo de Saúl" ganó 39 premios más desde su estreno, incluido el Globo de Oro de la Prensa Extranjera del Hollywood, provenientes de diversas instituciones a lo largo y a lo ancho de todo el mundo.

 Qué tiene "El Hijo de Saúl" para ser una película tan reconocida, siendo a la vez,  una película tan poco comercial. Tiene, sobre todo, dos cosas: 1) una realización extraordinaria, y 2) un tema siempre vigente. Pero sobre todo es una película muy interesante.

Vamos a la realización, un dechado de rigurosidad estilística. Todo su metraje ha sido filmado cámara en mano.  A raíz de ello, la cámara se subjetiva y se transforma en la sombra y testigo de Saul. Salvo muy pocas tomas, donde vemos a Saul de frente, la mayor parte de las tomas vemos a Saul de espaldas. Por lo cual, Nemes nunca muestra el horror en primer plano, sino que trata de mediatizarlo, a traves de ese testigo involuntario u obligado que es Saul. La cámara no lo abandona nunca en los 107 minutos de duración que tiene el film. Lo que ve Saul, es lo que presiente ver el espectador y lo que escucha. en este aspecto, brilla también la banda de sonido como un personaje más que brinda información continua. En consecuencia, si bien siempre hay un solo punto de vista, el espectador más que mirar y escuchar, comienza a sentir lo que está pasando. Está técnica es parecida a las utilizadas en las películas de terror americanas. La diferencia es que aquí no hay trampas ni golpes bajos. El film no juega con el espectador, sino que lo transforma en un testigo de lo que le ocurre a Saul. En ese sentido, la disciplina fílmica de Neves es notable, aunque hay que destacar que narrativamente se permite un lapsus en la escena final. No obstante, dicho lapsus no invalida los méritos artísticos que tiene la película.

Un segundo aspecto a tener a en cuenta es que la sordidez del tema está reflejado a traves de una cámara que reduce el color del sepia al blanco y negro. Asi la imagen se vuelve granulosa, densa, borrosa. La primera imagen de la película, parece un borrador de la película que va a ser, mientras el final funde directamente en negro. En la cámara de gas, el uso de una luz de baja intensidad difumina  los cuerpos convirtiéndolos en una masa no identificable. En todo momento, la ambientación es claustrofóbica tal como se supone es  la vida en un campo de concentración.

Por otro lado, el tema alude a la dignidad humana. Estamos en plena 2da Guerra Mundial. La acción transcurre durante 2 días en un campo de concentración alemán. Saul es un detenido que ha sido enviado a trabajar en los crematorios donde encuentra el cadáver de un niño a quien quiere darle una sepultura religiosa, para lo cual, obviamente, requiere encontrar a un rabino.  En ese mundo del revés, Saul intenta sobrevivir y conservar sus valores, o tal vez al revés, intenta conservar sus  valores para poder sobrevivir.  Porque la condición humana, dentro del campo, se ha perdido, no existe.  El campo es un no lugar, algo clandestino cuya existencia, incluso, es negada. Opera como una fabrica, en la que, prisioneros privilegiados como Saul, que forman parte de un Sonderkommando en Auschwitz, deben mantener una disciplina de trabajo cuya ruptura, obviamente, es penada con la muerte. Poseen un penoso privilegio. Manejan la maquinaria de la muerte. Para ellos, la vida continua. Su condena es vivirla.

En el final, lejos de parecer concesivo y de generar una luz de esperanza, el film reafirma esa imposibilidad de sobrevivencia del hombre en cautiverio sometido a la arbitrariedad, la barbarie ó al  afán de dominio alejado de toda razón. Nemes, estéticamente, abandona la subjetividad que la cámara ha mantenido durante todo el relato, y pasa a manejarse con planos generales desconectándonos de la visón de Saul y dejándonos la película libre para que cada uno de nosotros saquemos  nuestras propias conclusiones sobre lo que ha acabado de ver.


Más cerca de "La Tregua" de Francesco Rossi que de "La Lista de Schindler" de Steven Spielberg, muy lejos de "La Vida es Bella" de Roberto Begnini, pero definitivamente emparentada con "El Pianista" de Román Polansky, no es un film más de guerra, ni un film sobre las maldades del nazismo. Los nazis casi no aparecen. Lo que si aparece es su nefasta obra, su administración de la muerte, su falso sentido disciplinario, del cual resulta un  sometimiento a un voluntad superior, en este caso, organizada bajo la forma de un ejército armado con grandes campos de detención. Pero sobretodo, es un film sobre la condición humana, sobre los aspectos más despreciables de la misma. No olvidemos que el hombre siempre es el actor principal de todo atropello contra otros hombres, animales y toda forma en que se exprese la naturaleza. El discurso cinematográfico de Nemes parece querer recordarnos las consecuencias nefastas del proceso de masificación de una sociedad  vaciada de objetivos. De que dicho vaciamiento es producto de la duda y la desorientación, y que dichos caminos conducen al nihilismo en su estado más puro, afirmando la muerte de Dios.