viernes, 27 de mayo de 2016

FRANCOFONIA de Alexandr Sokurov





INTIMA Y PERSONAL

Totalmente personal, Francofonía es la última película del ruso Alexandr Sokurov, cuya presentación oficial ocurrió durante el Festival de Venecia en Agosto pasado, y que esta semana ha sido estrenada en Buenos Aires. Dado que la película tiene mucho que ver con el Museo del Louvre, muchos pensaron que la nueva obra de Sokurov sería una nueva versión de "El Arca Rusa" ambientada en dicho museo. Pero la realidad no es así. El museo francés es solo una excusa para que Sokurov reflexione sobre la política y el arte.

Documental ficcioanlizado, o falso documental que encuentra antecedentes en películas como "Zelig" de Woody Allen, "El Ciudadano Bob Roberts" de Tim Robbins, o "I´m Still Here" de Cassey Affleck, está absolutamente regido por la subjetividad. Sokurov no solo está detrás de las cámaras sino también es la voz conductora del relato. Un relato que va y viene muy ligado con el Método del Fluir de la Consciencia, una especie de monologo interior en la que aflora el inconsciente del relator, en el que se yuxtaponen imágenes y pensamientos íntimos, sensaciones y recuerdos. De esta manera Sokurov nos va envolviendo con su narración, yendo y viniendo en el tiempo, tratando de exponer una visión casi trágica, acaso aleatoria de la Historia del Arte.

Es que en su visión pesimista son las mismísimas guerras la que han permitido tanto el rescate como la destrucción de miles de obras de arte. Mientras comienza su obra hablando por Skype con el capitán de un barco que traslada cuadros durante una feroz tormenta en medio de mar, uno se pregunta: Cuál es el destino de ese marino? Cuál el de las obras que transporta? Pero más allá de eso, apela a la figura de Napoleón Bonaparte quien es presentado no solo como un emperador educado y militar victorioso, sino también como un rescatador de las obras de arte de los territorios conquistados, y uno de los principales benefactores del Louvre. Hay acaso en esta puesta de Sokurov una insinuación de que los mayores museos del mundo están nutridos por obras provenientes de la conquista y el saqueo cultural?

No obstante ello, la medula de su relato se ubica durante la 2da Guerra Mundial. Allí concentra la mayor parte de su tesis donde termina preguntándose por qué el Museo del Hermitage fue destruido durante el sitio de Stalingrado y el Louvre fue salvado por la misma mano alemana invasora de París? Porqué la historia presenta tan desiguales consecuencias? Sokurov se pregunta qué hubiera pasado si el Mariscal Pétain hubiera defendido Paris en lugar de rendirse y entregarla mansamente al invasor? Qué si Pétain no se volviera un colaboracionista nazi que al final de la guerra le valió su degradación y condena a muerte, aunque años más tarde la pena capital fuera conmutada? Y allí comienza un gran discurso que reflexiona sobre el Arte y la Política, y el ejercicio del poder capaz de salvar o condenar una obra de su destrucción. Aparecen entonces un militar alemán y un civil francés. Se trata de Jacques Jaujard, quien en 1940 fuera nombrado Director de Museos Nacionales y de la Escuela del Louvre, y el Conde Franz Wolff Metternich,   un alemán quien durante la ocupación nazi fue nombrado por Hitler como curador y protector de los tesoros de arte de Europa. Ambos, casi silenciosamente, forzadamente cómplices, jugaron un rol fundamental en la protección del Louvre y la sobrevivencia de su patrimonio cultural en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad en medio de una guerra mundial.

El film no solo exalta las diferentes cualidades de los museos, a los cuales se los puede observar como testigos de una época, rescatadores de artistas, conservadores de un patrimonio artístico y cultural, sino que también habla de la pasión, no ya la del artista, sino la de los propios curadores que con su labor no solo difunden el arte sino que también lo protegen como el rol que les cupo a los personajes centrales de este film. Es obvio también que sin pasión no existiría el arte.

La calidad formal de la película es extraordinaria. Muy pocos directores pueden lograr un film tan personal sino también de una rigurosidad y perfección técnica como la de Alexander Sokurov. El tratamiento de la imagen, los movimientos de cámara, la iluminación y las texturas logradas son de una perfección notable. Asimismo, la utilización de sonido y de la música generan un clima íntimo y envolvente. La película no solo entretiene como un relato sobre los avatares de la historia y el arte, sino que puede verse como un relato íntimo, un discurso solitario, una reflexión aguda sobre el arte y la politica, la pasión y el deseo del poder. Más allá de estos conceptos, debemos considerar que si bien todo artista puede identificarse con una determinada ideología, su capacidad de creación esta regida por la más absoluta de las libertades. Es en ese amplio aspecto donde Francofonía, y sobretodo la lucidez de Sokurov, encuentran su razón de ser.

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