sábado, 7 de mayo de 2016

NESSUNO SI SALVA DA SOLO de Sergio Castellito




PINTA TU ALDEA Y PINTARÁS EL MUNDO (LEÓN TOLSTOI)

El cine italiano de posguerra ha tenido diversos momentos de esplendor. El primero fue el nacimiento del neorrealismo italiano. Su auge duro unos 15 años y dejó obras y directores capitales: Roma, Ciudad Abierta (1945) y Paisá (1946) de Roberto Rosellini; Lustrabotas (1946) y Ladrones de Bicicletas (1948) de Vittorio de Sica; La Tierra Tiembla (1948) de Luchino Visconti. En 1960 el neorrealismo sufre una vuelta de tuerca. La Dolce Vita de Federico Fellini, quien también había contribuido al neorrealismo con obras fundamentales como La Strada (1954), da por terminado el periodo donde la pintura social de la reconstrucción italiana da lugar a los primeros signos fatuos de una nueva sociedad que ya no quiere oír hablar de la guerra y muestra preferencias por la comedia, quiere diversión más que drama, dando nacimiento al reinado de la "Commedia alla italiana", un tipo de comedia característico que comienza a manifestarse a mediador de los ´50 y alcanza su mayor esplendor en las décadas de ´60 y del ´70 con un grupo de directores (Mario Moniccelli, Luigi Comencini, Dino Risi, y Ettore Scola entre otros) y un grupo solido de actores, muy versátiles todos, tan aptos para la comedia como para el drama, como lo fueron Marcello Mastroianni, Vittorio Gassman, Alberto Sordi, Ugo Tognazzi,y Nino Manfredi que ponen al cine italiano en top del cine internacional. En los 80 comienzan a desaparecer los grandes maestros y empieza una renovación muy grande. Como suele suceder, el cine italiano entra en crisis y solamente da muestra de vida a traves de obras aisladas como Cinema Paradiso (1988) que no solo se trasforma en un éxito de público sino también hace famoso a su director Giuseppe Tornatore. A partir de ese momento, más allá de la siempre vigencia de Scola, aparece buenos directores que realizan buenas películas aunque no logran sostenerse en el tiempo. Tal vez Nanni Moretti sea la excepción a todo ello, consagrado con una obra tan personal como Caro Diario. No obstante, hay una temática recurrente en estos nuevos directores que es la transformación de la familia moderna, es decir, el mayor protagonismo social que asume la mujer saliendo de su casa, yendo no solo en busca de trabajo sino también de realización personal. Esta temática nadie la ha tratado en el cine internacional mejor que el cine italiano. En los últimos años el mismo Moretti con La Habitación del Hijo y Mia Madre, Cristina Comencini con El Más Bello Día de Nuestras Vidas (2002), Mimmo Calopresti con Prefiero el Rumor del Mar (2003), el mismo Castellito con Un loco Amor (2004, ), Kim Rosi Stuart con Libero (2006), Tiza Cobi con La Pivellina (2010) han dado prueba de ello. Y el caso que nos ocupa, tal vez sea uno de los mejores análisis de la familia moderna que hayamos visto últimamente.

No obstante ello, "Nesuno Si Salva Solo" abreva también en otros cines y complementa sus visones. Deberíamos viajar en el tiempo para encontrarnos con algunos de sus antecedentes más directos: Escenas de la Vida Conyugal (1975)de Ingmar Bergman, o un poco más cercanas, la trilogía de Richard Lynklater, o el notable trabajo de Sam Mendes en Sólo un Sueño (2008) con Leo Di Caprio y Kate Winslet.

En "Nesuno…", Castellito toma la pareja de Gaetano y Delia y la analiza desde el mismo momento del nacimiento de esa relación hasta el momento presente. No interesa la convencionalidad de la historia tantas veces vista. Interesa en cambio, la fuerza arrolladora de lo que relata, una fuerza autodestructiva que va más allá del amor y los deseos que se instala en la pareja en forma centrífuga, como queriéndolos expulsar a uno del otro más allá del respeto de todas las convencionalidades que el mundo de la pareja acarrea. No importa ni el amor ni casamiento que han contraído que los une como esposos, ni el nacimiento de los hijos, ni el apoyo o el ejemplo de los padres. Es como si la pareja moderna fuera vulnerable no solo a las amenazas internas de su propio desgaste sino también a las amenazas del mundo exterior. Ese es el gran problema que plantea el film de Castellito. La falta de compatibilidad de la pareja con el mundo externo que le es hostil. El asunto se trata de cómo mantener el equilibrio interno de la pareja sin traicionarnos a nosotros mismos, es decir, sin dejar de ser quienes somos, y sobre todo, tratándonos de realizar a nosotros mismos fuera del hogar, fuera de toda protección en el contexto externo, es decir, en el ámbito de nuestros trabajos, de nuestras vocaciones. Seguir siendo nosotros, sin perder individualidad, a pesar de formar una pareja, tener hijos, y especialmente, en la situación particular de la mujer que trabaja fuera de su hogar. El cambio en la condiciones laborales de la sociedad moderna ha sido tan grande que no solo ha incorporado a la mujer al mundo del trabajo, sino que también ha expulsado al hombre. En consecuencia, no solo se han modificado las formas laborales sino también, ciertas cuestiones hereditarias de la división hogareña del trabajo. Más allá de ello, hoy en día el obrero industrial está siendo reemplazado por la robótica. Las mayores fuentes de empleo han pasado a ser las actividades de servicios y profesionales en la cuales es indistinta la cualidad masculina o femenina para realizar un trabajo. La inserción de la mujer en este mundo hace que ella salga de la casa mientras el marido permanece en ella. En este caso, Delia es una médica y Gaetano un escritor. Esta situación hará crisis fundamentalmente de la mano de los niños. Es como si el mundo se abriera en torno a lo más querido cuando el marido se tiene que hacer cargo de las tareas del hogar.

El film de Castellito encierra la acción durante una noche en el que el matrimonio, ya separados, se encuentra a cenar con la excusa de discutir sobre la cuota alimentaria que el marido le tiene que pasar a su esposa. Están al borde del divorcio. No obstante, será una noche de revisión de un estado de las cosas. Revisarán la historia de un amor.

Castellito, un hombre proveniente del teatro, realiza un cine, ya sea como actor o como director, comprometido con su tiempo. Este es su sexto film y a su vez su mejor film. En esta oportunidad se reunió con dos actores estupendos: Riccardo Scamarcio y Jasmine Trinca (ya habían trabajado juntos en "La Mejor Juventud"), que asumieron sus papeles con un total compromiso y entendimiento de los mismos. Es una pelicula difícil manejada fundamentalmente por las tensiones internas de la pareja que retrata. Para ello se vale de un mecanismo donde desarticula los tiempos cronológicos de la historia que narra, de manera tal que eso le permite viajar por esos tiempos tanto internos como externos de cada uno de los miembros de la pareja. Va hacia el pasado y vuelve al presente sin una continuidad lineal necesaria pero destacando acercamientos y tensiones que no hacen otra cosa que derivar en el presente que Delia y Gaetano están viviendo. Las acciones son intensas. El film tiene nervio y realidad. Se nota el manejo dramático que realiza el director. Su puesta es ascética, despojada, puntual. No hay distracciones. Emplea el primer plano para destacar los sufrimientos y los goces. Todo adquiere un significado. Los decorados juegan un papel importante en cada una de las escenas pero no se notan. Pero lo que prevalece son la palabras y las acciones que derivan de ellas. Los diálogos claros y precisos e informan al espectador sobre las diversas circunstancias que han conducido a la pareja a la situación que están viviendo. También es destacable la calidad del maquillaje que permite rejuvenecer o envejecer a los personajes con una gran naturalidad, como así también la banda sonora que remarca las acciones del film sin molestar, aunque prevalecen las canciones de la época sobre la música incidental.

En síntesis, una gran pelicula de Sergio Castellito. Una obra de madurez que lo ubica en lo más alto del cine italiano actual y hace esperar de él un futuro promisorio. Un film que va más allá del retrato de una pareja en crisis, sino que observa la crisis misma de una sociedad que no encuentra la forma de equilibrar la realización personal con la realización profesional de sus miembros.

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