sábado, 23 de julio de 2016

BAJO EL SOL (ZVIZDAN) de Dalivor Matanic


AL CALOR DE LOS BALCANES

"Bajo el Sol", la estupenda película del croata Dalivor Matanic está regida por la pasión en su estado más puro. Lo temperamental rige todas las acciones. Todo es pasional. Una pasión que arrastra a los personajes sin dejar lugar a la razón ni a la reflexión ni a la prudencia. Es como si los protagonistas de estas tres historias hubieran sido abrazados por un fuego destructivo que lo arrasa todo (el propio fuego de las guerras que desatan) y no les permite siquiera la reconstrucción de sí mismos.

Matanic estructura su film en 3 relatos que llevan cada uno el nombre de tres parejas. Como si cada uno de ellos fuera una historia de amor. Un amor que nunca será consumado como tal sino por el contrario, destruido por las consecuencias de las sucesivas guerras ocurridas durante los ´90 en los Balcanes con posterioridad a la caída del Muro de Berlín y que se desatan a partir de la decisión del Presidente de la ex Yugoslavia, Slobodan Milosevic, del abolir la autonomía de Kosovo, generando un conflicto entre Serbios y Croatas primero, luego extendido al resto de las ex republicas balcánicas, originando la desintegración politica de la ex Yugoslavia.

Los tres guiones de Matanic sitúan la acción en líneas fronterizas, donde la distinción entre unos y otros es casi imposible, aunque paradójicamente suelen tener identidades propias muy bien definidas, tanto étnicas como religiosas. Se trata de guerras civiles, fratricidas, es decir, entre hermanos. Tal vez, las más crueles. Ello le brinda a Matanic un material en crudo de alto poder dramático, el cual no desaprovecha

El film son tres historias de amor divididas en tres episodios. Los episodios ocurren en tres momentos diferentes. El primero, en 1991, cuando comienzan las guerras, donde es el odio el que genera un asesinato innecesario en la frontera y que deja trunca una historia de amor. El segundo, en 2001, cuando la guerra termina, será el rencor el que no permite desarrollar al amor más allá de un acto sexual desesperado, que lejos de unir separa aún más la insostenible relación de la pareja. El tercero, en 2011 cuando la paz ha llegado y las repúblicas han llegado a una convivencia que las ha acercado al ruido y al estilo de occidente, pero en las que aún permanecen intactos algunos viejos rencores. Es el relato de un regreso, de un retorno a la casa en busca de un perdón que no necesariamente será otorgado. Las tres historias transcurren en un medio rural, donde, claramente, no son los individuos solamente las víctimas, sino y sobre todo, las familias. La mirada de Matanic está puesta en ello, en la desaparición de un miembro, en la irresponsabilidad de la juventud, en lo costoso de la reparación material, en el sufrimiento de la ausencia, en el resentimiento remanente, en las heridas irreparables que ha dejado la guerra.

Duro film sobre la precariedad de los sentimientos y de los grandes resentimientos. Matanic maneja su material en forma maestra. Para nosotros, desconocido, sin embargo es un director experimentado que ya tiene 9 largometrajes en su haber. Esta experiencia se nota en éste, su último film, estrenado esta semana en la Argentina y que ganó el mayor premio de la Sección Un Certain Regard en Cannes 2015. Muy bien estructurados desde el guión, Matanic trabaja tensando y aflojando las situaciones hasta que las mismas terminan estallando por sí mismas con gran naturalidad. Su relato es parco, directo, conciso. Despojado de todo tipo de acartonamiento. Alejado del lugar común, nada complaciente. Para ello se acompaña de un grupo actoral excelente en el que descuellan las Tihana Lazovic, Goran Markovic y Nives Ivankovic, que lo apoyan en cada uno de los tres actos de este film. Asimismo, son impecables los rubros técnicos, tanto la fotografía como la música incidental de la pelicula.

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