AL FILO DE
LA LEY
El
infiltrado trata un tema de narcotráfico, más específicamente, de lavado de
dinero proveniente del narcotráfico. Es
un caso real y ocurrió en 1988, cuando Ronald Reagan era aun presidente de los
Estados Unidos de América, y constituye el primer gran golpe contra la
introducción de los carteles de droga colombianos en los Estados Unidos . El tema es muy interesante, sobre todo porque
en todo momento se cuestiona una de las bases filosófica que está detrás de
puritanismo americano, aquella que sostiene que el fin justifica los medios.
En este
caso, la Aduana Americana descubre que está entrando ilegalmente una enorme
cantidad de droga (cocaína)por los muelles del puerto de Miami. Obviamente, si
algo entra, algo debe salir. Eso que sale no es ni más ni menos que dinero, es
decir, dólares americanos. Un volumen de dinero, obviamente negro cuya dimensión es tal que los carteles
colombianos podrían llegar a hacer desequilibrar el propio valor del dólar de
los Estados Unidos. En consecuencia, un problema que imperiosamente debe ser
frenado.
El film,
estructurado como un perfecto policial negro, se desarrolla íntegramente en
terreno americano. Sus personajes son hombres de la DEA y de la Aduna de USA que
se manejan en forma encubierta. Ese proceder los conducirá a una red de dealers
y de bancos encabezados por el Chase , que pasará por los paraísos fiscales de
Panamá y Bahamas, y terminará en Colombia, en la propias fuentes del Cartel de
Medellín, es decir, Pablo Escobar.
El armado
de la operación obliga a infiltrarse en las bases delictivas. Eso implica
llevar vidas paralelas. Nuestro héroe, Robert "Bob" Mazur (otra
actuación extraordinaria de Brian Cranston, el mismo de "Breaking
Bad" y "Trumbo") está casado, tiene 2 hijos y vive una vida
normal de clase media americana. A los
efectos de liderar la operación anti lavado, se transformará en Bob Musella, un
financista de Nueva York, divorciado, con un noviazgo a punto de casamiento con
Kathy Ertz, la bella y buena actriz Dianne Kruger , con el cual espera redimirse
en su vida matrimonial.
Vidas paralelas.
La del infiltrado, por un lado, y la de
su propia vida, la propia familia, por otro. Cómo hacer para mantener el
equilibrio?. Vivir con el riesgo de asumir la vida de otro que a su vez se fagocita tu propia vida. Por momentos se
pierde la brújula. La vida privada deja de serlo. Como en todo policial negro, en
este caso "muy negro", es difícil establecer la diferencia entre
buenos y malos. Lo peor sería ser descubierto. Pero mucho más que eso, sería
que la familia fuera descubierta. Todo entra en un terreno de arenas
movedizas. Eso vuelve apasionante al
film, dado que la metamorfosis que realizan los personajes principales es tal
que poco a poco van descuidando todos sus aspectos personales y se van
transformando en personas parecidas a los delincuentes que persiguen.
En estos
casos, la constitución del equipo se vuelve fundamental. La confianza mutua
entre sus miembros no puede fallar. Esto se constituye en base de una cadena de
lealtades que debe ser inalterable. Es como tener otra familia en
paralelo. En este equipo, las lealtades están sobre la relaciones jerárquicas. No obstante, estas relaciones se mantienen a
nivel oficial, y son dichos jefes los que tienen la decisión final de seguir o
abortar una operación cuando la misma se torna problemática. Esto está basado
en un entramado de disposiciones y las mencionadas lealtades que en todo
momento deben ser respetadas, y están determinando conductas que la mayoría
de la veces colocan frente al abismo a los personajes principales, dotando al
film de una gran tensión y una buena dosis de suspenso.
Brad Furman debuta con este film en el cine de gran
presupuesto. Anteriormente, había realizado "The Take (2007)", "El Inocente (2011)", y "Runner,
Runner (2013), que no fueron estrenadas en Argentina. Basado en un excelente guión de Ellen Brown
Furman y Robert Mazur, escrito sobre el propio libro de éste último, y con las
notables actuaciones de Brian Cranston (Robert Mazur, alias Bob Musella), Dianne
Kuger (Kathy Ertz), Amy Ryan (Bonnie Tischler), John Leguizamo (Emir Abreu),
Juliet Aubrey (Evelyn Mazur), y Olympia
Dukakis (Tía Vicky), logra un film interesante, actual, recordable y con
ribetes del gran "cine negro americano" que hacía tiempo no se
veía.
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