"No
robarás" es el séptimo mandamiento de la ley de Dios, aquella que recibe Moisés
en el Monte Sinaí. Dicha tabla con sus diez preceptos, son, además, la base
universal fundamental de la moral judeo cristiana, y de todo el mundo
occidental.
Ahora
estamos en Bulgaria, en la época actual. Bulgaria es un país geográficamente
radicado detrás de la denominada "Cortina de Hierro" y que, por lo
tanto, ha formado parte del mundo
comunista liderado por el ex Unión Soviética. La caída del muro, la relajación
respecto de la dominación soviética, y el cambio producido por el
alejamiento de una economía socialista
hacia una economía de libre mercado ha dejado huellas que no han sido gratuitas.
Y eso no solo ha ocurrido en lo económico, sino también ha pegado en lo social,
tanto en las costumbres como en la reaparición del fenómeno de clases.
Nadezhda,
el personaje protagónico del film, es una
profesora de inglés en una escuela secundaria. Proviene de una familia de clase
acomodada de padres separados, que se ha casado con un obrero industrial, ahora
desocupado, con el cual tiene una hija de pequeña edad. Es ella la que se enfrentará
al dilema ético regido por ese séptimo mandamiento que mencionamos al principio.
Por un lado, se verá obligada a enseñarlo en la escuela. Por otro, deberá enfrentarse moralmente con
ello en su propia vida.
Dilema moral.
Parábola social. La película deja flotando la pregunta quién es cada uno para
juzgar a los demás? Cómo puedes decir a tu hermano sácate la paja de tus ojos
cuando nos ves la viga que hay en los tuyos? Podemos enseñar la ley cuando
somos incapaces de seguirla? La pelicula tiene la gran virtud de avanzar de un
dilema hacia otro. De hacerlo de una manera llana y transparente. Es objetiva.
No pega golpes bajos. Directa y lineal, pero nunca superficial, siempre
cuestionadora y profunda.
Formada
dentro de la rigidez del sistema comunista de otra época, la actitud de la
docente se
presenta moralmente cerrada. Pero será la vida la que la llevará a enfrentarse,
ante la necesidad, al dilema moral. El sueldo no le alcanza. Necesita hacer traducciones para poder vivir. Tiene
dificultades para cobrarlas. El marido
no tiene trabajo estable. Está distanciada de su padre. En una palabra, se debe
hacer cargo, ponerse la mochila al hombro. Y eso es precisamente lo que hace.
En el film,
como en la vida, toda acción genera una reacción. Y la acción genera
consecuencias. Ante la necesidad de actuar generalmente debemos elegir, optar. La
protagonista permanentemente se está enfrentando a una opción. A veces, elige
el bien. Otras el mal. Estas últimas las llevan al error. Entre dos males, deberíamos
optar por el mal menor. No obstante, somos capaces de reconocer el error. En el
plano religioso, además, podemos arrepentirnos, confesar y encontrar el perdón.
Pero esto está más allá de la película.
Es la
segunda película búlgara que veo en mi vida. La anterior fue "Cuerno de
Cabra" de Metodi Andonov. En ésta película también corría un aire
corrosivo y altamente justiciero. Se trataba de un pastor de cabras al que los
turcos le matan a su mujer. El pastor lleva su hija a la montaña y la cría como
a un varón, preparándola para que pueda vengar la muerte de su madre. Para ello
le dará un afilado cuerno de cabra. "El que a hierro mata, a hierro muere".
Pareciera ser que el poco cine búlgaro que vemos no solo es de una gran
calidad, sino también muy atado a la reflexión sobre los principios básicos de
la convivencia. Tanto "Cuerno de Cabra" en 1972 como "La
Lesión" en 2014 muestran ese signo rector del relato. Como si la parábola
moral estuviera siempre presente, y los personajes siempre obrarán no solo de acuerdo
con la ley sino que hicieran del concepto de justicia algo que les es propio.
Una corporización del concepto legal.
Extraordinariamente
actuada por Margita Gosheva, muy bien escrita y dirigida por el dúo Grozeva/ Valchanov,
destaca por la economía de recursos empleados frente a la profundidad y
claridad del desarrollo temático. La pelicula es cristalina, rigurosa. Nunca
pierde el punto de vista que no es otro que el de su protagonista. Cada escena
es un avance en el relato. El conflicto se desarrolla sin complicaciones, en
forma simple. Una muestra cabal de que con un mínimo de recursos pero con mucho
talento se puede hacer una muy buena película.
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