sábado, 14 de enero de 2017

ALIADOS (ALLIED) de Robert Zemeckis



HOMENAJE AL CINE CLASICO

El cine de Robert Zemeckis siempre ha sido impulsado por la
búsqueda de la innovación y perfección narrativa. La trilogía de “Volver al Futuro”, “Quién engañó a Roger Rabbit” son muestra de ello, pero también estamos ante un director se ha apegado a los géneros, respetuoso tanto de las formas como de los contenidos. "Lo que esconde la verdad", "Naufrago", "El Vuelo" son films que también responden a un género. No obstante, su mayor y más emblemática película, “Forrest Gump”, es difícil de catalogar aunque puede decirse que es la historia de la vida representativa de un estereotipo de clase media que logra alcanzar el sueño americano.

Esta semana se estrenó en Argentina su último film, “Aliados”, una historia de espías en medio de la Segunda Guerra Mundial que es un gran homenaje al Cine Clásico Americano de los años 40, inspirándose libremente en dos films claves de la década de esa época como los fueron “Casablanca” de Michael Curtiz y “La Sombra de una duda” del maestro Alfred Hitchcock.
“Aliados”, en su comienzo, evoca a la primera de ellas. Transcurre en Marruecos, obviamente en la ciudad de Casablanca, en aquel momento un protectorado francés que estaba bajo la ocupación nazi.

A ese lugar llega Max Vatan (Brad Pitt), un canadiense a las órdenes de los británicos que tiene que hacer contacto con una espía francesa, Marianne Bauséjour (Marion Cotillard) para llevar a cabo una acción militar tras las líneas enemigas.  Hasta allí, Zemeckis maneja el relato con su acostumbrada soltura haciendo vértice en la historia de una pareja ficticia que se va transformando en una pareja real en medio de una ciudad glamorosa poblada de espías de toda índole.

Cumplida la misión, los personajes vuelan a Londres, donde se instalan y comienzan a llevar una vida en común a la vez que se ponen a disposición de los altos mandos británicos. Mientras tanto, Max Vatan sentado frente a la ventana del jardín de su casa, lee "Brighton  Rock", donde Graham Greene describe un mundo en quiebra moral para, desde ahí, ir remontando la crisis hacia una, no segura pero posible, regeneración de la humanidad. Un explícito homenaje al gran escritor y un profundo deseo de quienes viven en medio de una guerra.

Es allí cuando Londres es bombardeada y los altos mandos británicos comienzan a sospechar que Marianne Bauséjour no es quien dice ser sino una espía alemana, lo que transforma a la película en un film de misterio y suspenso donde las formas hithcockianas adquieren relieve y Zemeckis vuelve a sacar patente de gran narrador.

El relato es impecable, fluido desde el inicio hasta el final, y Zemeckis lo transforma en imágenes con su acostumbrada firmeza y claridad expositiva. Además, luce la pareja de Brad Pitt con Marion Cotillard, mostrando una buena química para con sus personajes. Ambos resultan creíbles en sus roles. Asimismo, la fotografía de Don Burgués hace prodigios con el uso de la luz. Y una vez más, como siempre, Zemeckis vuelve a tener el respaldo musical de Alan Silvestri, que enmarca el relato con su pericia de costumbre.

En síntesis, “Aliados” es un film entretenido, muy sólido en sus aspectos técnicos, muy bien guionado por Steven Knight (“Promesas del Este”, “Un viaje de Diez Pies”, “Sacrificio de Peones”) y cinematográficamente bien narrado que nos cuenta una historia de amor entre espías en medio de la violencia, la decadencia y las penurias que se viven en una gran guerra, en este caso la Segunda Guerra Mundial. Sus aspectos débiles, que no invalidan las virtudes señaladas, se concentran en ciertos convencionalismos y una sensación de película ya vista que es salvada por la pericia y experiencia de Robert Zemeckis.

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