El doble debut de Fernán Mirás como guionista y director
cinematográfico no puede ser más auspicioso. El Peso de la Ley es una película redonda
que se ve no solo con agrado sino también con interés dado que inmediatamente
después de comenzada la película engancha al espectador con una buena historia
que contiene no solo una trama interesante sino también personajes que
adquieren carnadura propia y reconocible.
La dirección de Mirás es notable para un director debutante. Elige un género como el policial para desarrollar su tema y se desliza por un subgénero que es la película tribunalicia. No obstante ello, elige la farsa como forma dramática para que los personajes se desenvuelvan de manera caricaturesca o en situaciones poco realistas como para enfatizar que lo que estamos viendo es lamentablemente real. De tal manera, logra un equilibrio perfecto entre la historia que narra y la descripción de los diversos personajes para mantener el suspenso necesario que requiere la narración.
La dirección de Mirás es notable para un director debutante. Elige un género como el policial para desarrollar su tema y se desliza por un subgénero que es la película tribunalicia. No obstante ello, elige la farsa como forma dramática para que los personajes se desenvuelvan de manera caricaturesca o en situaciones poco realistas como para enfatizar que lo que estamos viendo es lamentablemente real. De tal manera, logra un equilibrio perfecto entre la historia que narra y la descripción de los diversos personajes para mantener el suspenso necesario que requiere la narración.
El guión, que firma conjuntamente con Roberto Gispert, es
otro de los soportes sólidos para el film. Se trata de un guión claro y
contundente que por un lado destaca los defectos del Poder Judicial, y por
otro, realiza una descripción de un pueblo chico de provincia y las relaciones
interpersonales que se generan entre los habitantes del pueblo. Pueblo chico
infierno grande. El guión está construido sobre la base de escenas
independientes que sin embargo tienen una perfecta continuidad que permite
tener al espectador siempre atento y atrapado por el interés de la trama.
Fernando Mirás parte de la idea de que la película se
encuentra en el expediente. Para ello parte de dos sucesos diferentes que años
después unirán a los protagonistas. La graduación de una joven estudiante de abogacía
que se transformará en la abogada defensora de oficio del caso en cuestión, y un
crimen de características sexuales cometido en un pueblo ignoto de la provincia.
Sin embargo, esta no es una simple película de abogados.
Ambos elementos le permitirán describir dos situaciones
diferentes. Por un lado, la situación procesal. La justicia como un sistema que arruina tanto la vida del acusado
como de la víctima. En El Peso de la Ley los engranajes de la justicia y la
carrera de los magistrados tienen consecuencias insospechadas sobre la sociedad
que vivimos. Los intereses personales y profesionales de jueces y fiscales se
destacan por sobre los intereses judiciales generando perjuicios insospechados tanto
a los propios procesados como a toda la ciudadanía. Por otro lado, se elevará con
fuerza como pintura de una sociedad decadente, de una justicia corrupta y de todo
un país en descomposición donde nada ni nadie funciona como debiera funcionar
trastornando en forma infinita la convivencia diaria. Pinta tu comarca y
pintarás el mundo.
Difícilmente la película lograría el nivel que tiene si no
fuera por el estupendo elenco que acompaña al director que también asume un
papel importante en la actuación. Fernando Mirás es Manfredo Doméstico, la
victima de la violación. Paola Barrientos, en su mejor papel cinematográfico,
es la Abogada Defensora Gloria Soriano, María Onetto es la Fiscal Rivas, y Darío
Grandinetti el Juez de la Causa.
Película de género, entretenida y que habla de algo en
concreto. Frases célebres tribunalicias como “En 20 años nunca defendí a un inocente”, “La
Justicia no existe, solo existe lo que se puede probar” indican el nivel de
prejuicios que existe en lo que no se debería dar por sentado sino investigado,
dándole al proceso una lentitud y una falta de resolución exasperante, además
de mostrar no solo un sistema anacrónico en su desenvolvimiento (la montaña de expedientes
llama a gritos a la sistematización informática; la falta de transparencia en
la elección de los cargos requiere urgentes cambios en forma de las designaciones,
los pasos procesales requieren de una revisión inmediata, la constitución de
pruebas periciales la idoneidad necesaria, etc. ) Por último, un comentario al
margen. Es sumamente extraño que una película que es realmente interesante, está
bien hecha, no carece de valores artísticos, habla de temas de actualidad, es
entretenida, y es aplaudida a sala llena solo esté disponible en una sola sala
cinematográfica de esta Capital a una semana de su estreno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario