miércoles, 31 de mayo de 2017

NOTICIAS DE LA FAMILIA MARS de Dominik Moll


ALGO HUELE MAL EN ….

Dominik Moll es un director alemán, que estudió cine en Nueva york, y actualmente se desempeña como profesor en una escuela de Paris. Tiene en su haber 5 largometrajes, de los cuales, solo se estrenó en el país Harry, Un Amigo que te Quiere Bien (2000).

Noticias… es su última película, estrenada el año pasado en el Festival de Berlín. Se trata de un film que transita por una fina cornisa que lo define en un género que podríamos llamar comedia del absurdo.

En su esencia, es una crítica a la sociedad de consumo como así también al concepto de familia tradicional. Philippe Mars, un hombre de unos 40 años, separado, con dos hijos que viven con su ex mujer, una presentadora de noticias en la televisión que nunca está en la casa, y en consecuencia, su marido se tiene que hacer cargo de todo. Se trata de una típica familia disfuncional, prototipo de una época donde las relaciones humanas se manejan por conveniencia y tienen un alto componente de transitoriedad. Tanto las relaciones amorosas de la pareja como la de los hijos son de conveniencia. Cada uno hace lo que quiere. A Philippe lo usa todo el mundo.

Philippe, durante su niñez, tuvo el sueño de ser astronauta. Pero ahora debe conformarse con ser un simple oficinista dispuesto a todo servicio. Esa relación con el astronauta lo pinta como un tipo que siempre está en el aire, alguien al que le cuesta poner los pies en la tierra. Es un buenazo del que se aprovecha todo el mundo. Una persona que siempre es usada por los demás. Y también alguien que transita la vida con la mayor ingenuidad. Philippe es aquel que siempre está. Es el que escucha, el que da la cara, el que pone el cuerpo por los demás. Es también el que siempre sale herido y posiblemente el que se encuentre más solo en la vida. Nadie lo escucha. El tipo no sabe decir que no.

De ello deriva la descripción de una sociedad donde cada cual se aprovecha de la debilidad de los demás. Una sociedad fría e impersonal que se insinúa a través del amigo loco. Como si de esa locura emergiera una imagen de impersonalidad, en la que a nadie le interesa la vida de los demás sino solo la propia. A pesar de ello, es el amigo loco el que logra comunicarse con todos y es el único obsesionado en encontrar el amor (representado en otra loca que se escapó de un manicomio igual que él).  Pero esa sociedad que emerge de la pintura de Moll es una sociedad que comienza a carecer de los valores más esenciales como son la solidaridad, la tolerancia y el respeto. Una sociedad que deja de poner el vínculo en el ser para colocarlo en el tener. Una pérdida de los valores personales en favor de la tenencia de bienes. La persona deja de ser lo que es para ser lo que tiene. Incluso, su título original alude al planeta Marte, como si lo que ocurriera en el film proviniera de un lugar desconocido, algo que no es ajeno, una mutación que pareciera estar en marcha.

Noticias de… no es una gran película pero tiene la inteligencia suficiente como para incomodar al espectador, desafiarlo, provocándolo a seguir las aventuras involuntarias de Philippe y haciéndolo pensar en sí mismo. Que tanto de Philippe encontramos en nosotros mismos. Que tanto de esa sociedad desangelada se refleja en nuestra propia sociedad. Además de ello, cuenta con la actuación soberbia de dos grandes actores como Francois Damien (Philippe) y Vincent Macaigne (Jerome).

lunes, 29 de mayo de 2017

EL ESGRIMISTA de Klaus Härö


BAJO SOSPECHA Y PERSECUCIÓN

La revolución rusa de 1917, tuvo como objetivo principal derrocar el régimen zarista, e instaurar de un nuevo gobierno de origen socialista. El proceso fue liderado por Vladimir Lenin hasta su muerte en 1924, y no estuvo ausente de autoritarismo ni de un afán persecutorio a toda disidencia. Pero después de su muerte, el hombre más fuerte que ocupó el poder soviético fue Josef Stalin, al que no solo debe atribuirse el éxito de los planes quinquenales que inauguró en la década del 30, transformando a la Unión Soviética en una potencia industrial, sino también su absoluta falta de piedad con la disidencia. Desde el principio de su gobierno, las persecuciones políticas se sucedieron ininterrumpidamente hasta su muerte en 1953. Su despiadado régimen y la violación permanente de derechos humanos fueron denunciados en numerosas ocasiones desde dentro y fuera de la Unión Soviética, pero fue en 1956 cuando se inició el período de desestalinización del país, bajo el gobierno de Nikita Jrushchov.

La represión política en la Unión Soviética fue utilizado desde el triunfo mismo de la revolución como un instrumento de disciplinamiento, y su existencia se alargó en el tiempo, e incluso llegó hasta el fin de las denominadas “Perestroika” (restructuración política y económica) y “Glasnost” (periodo de transparencia informativa), a fines de los ´80. Durante la Segunda Guerra Mundial, después de la liberación del Sitio de Leningrado, el avance de estas técnicas represivas se extendió también a todo el territorio ocupado por las fuerzas soviéticas en Europa del Este.

El Esgrimista es una coproducción entre Estonia, Alemania y Finlandia recientemente estrenada en la Argentina. Su acción transcurre en 1950, en Estonia, en un pueblito cercano a la costa, llamado Haapsalu. Allí, a su tierra natal, decide regresar Endel, un esgrimista profesional,  disidente del régimen socialista, escapando de la policía soviética, con el propósito de transformarse en un maestro de escuela primaria. Instalado en el pueblo, su mayor desafío, y a propuesta de los niños, será establecer como clase recreativa de los sábado, la enseñanza de la esgrima.

No obstante estar planteada como una obra sobre la superación personal de los niños a través del aprendizaje de una disciplina, nos encontramos ante un verdadero film sobre el terror, el de una persecución que no tiene límites. El sujeto de esa persecución es el personaje central del film. Un eximio esgrimista que ya no puede sostener su vida en Moscú en función de su disidencia decide volver a su casa un pequeño pueblo en la lejana Estonia. Pero hasta allí llegará el poder soviético. Y el ahora maestro de escuela, como recién llegado, estará en la mira de todos, y en particular, del militante director de la escuela, que se transformará en su sombra e informará de todos sus actos por más inocentes que sean. El maestro es un hombre bajo sospecha.

En ese estado de sospecha permanente se desarrolla esa persecución en la que encontramos también las raíces de un poder corrupto. No importa lo que el maestro haga sino lo que el maestro piense, más allá de que su pensamiento no se transforme en enseñanza para sus alumnos. Nunca sabremos porqué el esgrimista es perseguido. No sabremos nunca cuáles son sus ideas políticas ni que otra actividad hiciera por fuera de la esgrima. Pero queda claro que su persona no agrada al régimen. Y ese desagrado se replica en forma automática en los representantes del régimen, en este caso, el director de la escuela. El poder se alinea con el poder. Una contundente radiografía de la mediocridad.

En su esencia, el aprendizaje de los niños, sus progresos en la esgrima, su afán de competitividad, la aparición de un amor en la vida del esgrimista va transformando tímidamente a la película como un canto a la libertad individual, un alegato contra la persecución y la represión política, y abriendo una tenue luz de esperanza.

La habilidad del director estonio Klaus Harö, basado en un estupendo guión de Hanna Heinämaa, elude los lugares comunes, narrando con pulcritud,  claridad y sentido del ritmo cinematográfico. Basado en la vida real de esgrimista estonio Endel Nelis (1925-1993), la película resulta siempre interesante y sobre todo, entretenida. No es ajeno a ello el alto nivel de la actuación y sobre todo, el de los niños actores que realmente descuellan en el film. Kirill Käro es Aleksei, el maestro; Ursula Ratasepp es Kadri, su novia; Lilsa Koppel es Marta, la pequeña alumna que dejará una huella difícil de olvidar en este notable film proveniente de una región cuyo cine no abunda pero si deja mucho para pensar.

lunes, 15 de mayo de 2017

GRADUACIÓN de Cristian Munjiu


LA DOBLE MORAL

El mes pasado, durante el BAFICI, tuve la oportunidad de ver SIERRANEVADA, el magnífico film del rumano Cristi Puiu. Anoche tuve la satisfacción de ver otra gran película rumana: GRADUACION de Cristian Munjiu. Cada vez se habla más del nuevo cine rumano. Sin embargo, ese cine no parece responder a un movimiento orgánico, sino el producto de un grupo pequeño de directores que tienen en común historias muy bien construidas que translucen un fondo social complicado. Desde 2005 a la fecha, se estrenaron en Argentina, aproximadamente una docena de películas de ese origen, que en casi todos los casos han resultado excelente. Eso y dado el fuerte respaldo de producción de fondos belgas y franceses con que contaron esas películas, hace que nos preguntemos si se trata de un fenómeno aislado e independiente o es realmente el producto de un nuevo cine rumano o de una nueva escuela. Está claro que, más allá de los temas tratados, en todos ellos prevalece un fuerte espíritu crítico tanto político como social en relación a un país que si bien recibió los vientos de libertad arrastrados por la caída del Muro de Berlín en 1989, por otro lado, no parecen haberse aprovechado según la visión crítica expresada por estas películas.

Cristian Munjiu, el director de Graduación, tiene 4 largometrajes en su haber, de los cuales solo 3 se estrenaron en Argentina. De ellos, hemos visto en 2007 “4 Meses, 3 Semanas y 2 Días”, que ganó la Palma de Oro en Cannes con una interesantísima denuncia contra la ilegalidad del aborto y sus consecuencias. En 2012 vimos “Más Allá de las Colinas”, también premiado por su guión en Cannes, que relata la historia de una amistad entre dos jóvenes que crecieron en un mismo orfanato. Ahora nos llega Graduación, que se llevó compartido con Oliver Assayas (Personal Shopper), el premio el mejor director en el mismo festival el año pasado.

Graduación es un film notable porque no solo cuenta una historia interesante sino porque lo hace respetando íntegramente un mismo punto de vista que es el de su protagonista casi absoluto: un padre que desea fervientemente que su hija obtenga las mejores calificaciones en su examen de graduación para que pueda acceder a un ingreso en una universidad británica.

Ese objetivo se transforma en una obsesión, y esa obsesión empieza a dejar en claro todos un sistema de vulnerabilidades en la cuales no solo hay responsabilidades individuales sino también colectivas, encabezada por un aparato estatal pesado y burocrático.

El film es una aproximación muy crítica a la realidad rumana vista desde los ojos de este médico, en la que no solo la aparece la pesadez de un aparato burocrático sino también una cadena de corrupción estatal preocupante (una especie de permanente máquina de impedir), y en consecuencia, el hartazgo social del que los protagonistas son participes. Una sociedad enferma.

Romeo (magistralmente interpretado por Adrian Titieni) es un médico de hospital que durante la época socialista se ha formado en el exterior y a raíz de la caída del gobierno estalinista de Nicolae Ceasescu, ha decidido regresar al país. Pero para él, las cosas no han cambiado. Por el contrario, empeoraron. Pero también es cierto que es una de esas personas que creen que la casa del vecino siempre es mejor que la propia, que afuera todo funciona como corresponde y adentro no solo no van mejor sino que no tienen oportunidades. 


En medio de esa gran frustración personal, esa idea se complementa con otra enfermiza idea que es la de la realización personal a través del logro de los hijos. La cuestión se acelera cuando su hija, en víspera de los exámenes de graduación, es atacada en la calle por un desconocido. La situación traumática que atraviesa la adolescente la coloca en inferioridad de condiciones para rendir el examen que debe. Y Romeo se desespera.

En esa desesperación de características existenciales, Munjiu comienza a describir el mundo personal de ese personaje (la relación con su mujer, su hija, su amante, su trabajo en el hospital) en el que todo funciona defectuosamente y por contraste, comienza a mostrar un mundo real lleno de trabas, mundo al que rechaza profundamente, al que no entiende, al que debe soportar y someterse.

Ese mundo real esta signado por los silencios, por la inacción policial, por el amiguismo, por la acción de los servicios que todo lo saben, por las múltiples regulaciones de lo cotidiano. Un mundo donde cuesta ser honesto, en el que la violencia en las calles es un hecho común, en el que la corrupción se mueve libremente siguiendo los debidos canales, determinando una imposibilidad absoluta de cambio. Un mundo donde la opresión no ha cesado. Una sociedad regida por una doble moral. Esa es la gran frustración de Romeo. Esa es la razón por la cual quiere que su hija se gradúe y se vaya. Sueña con que un título en el exterior le abrirá las puertas a una persona inteligente.

Munjiu centraliza el relato en su personaje principal. La presencia de su protagonista en pantalla es permanente, Su punto de vista es el punto de vista de la película. Su rigurosidad narrativa es total, basado en un guión propio que mantiene el ritmo narrativo a lo largo de todo el metraje impulsado por la calidad formal de toda la película, desde cada encuadre hasta los finos subrayados musicales. El resultado es lo que se podría decir un relato en primera persona, donde lo que vemos es el punto de vista del protagonista principal pero que por contraste, muestra un mundo en el cual el Estado ocupa un rol central cuyos comportamiento burocráticos y policiales terminan por restringir las libertades personales.

viernes, 12 de mayo de 2017

FRANTZ de Francois Ozon


LA CULPA Y EL PERDÓN

Quedlinburg, Alemania, 1919. Un extraño joven francés, Adrien Rivoire, llega al pueblo para depositar flores sobre la tumba de Frantz Hoffmeister y tratar de hablar con sus padres, que no están solos ante la pérdida del hijo sino acompañados de la que en vida fuera su novia Anna. Así comienza Frantz, el extraño y apasionante nuevo fil del francés Francois Ozon.

Con innumerables vueltas de tuerca, Frantz habla en primer término sobre el dolor de la pérdida. Una pérdida irreparable como lo es la causada por la muerte, en este caso, producida  en una acción bélica durante la Primera Guerra Mundial. Lo absurdo de la guerra no hace otra cosa que poner al descubierto la fragilidad del ser humano, sus pasiones y temores ante la maquinaria política y económica que ha desatado dicha guerra.

Pero a su vez, Frantz toca también el tema de la necesidad de perdón, uno muy especial al que obra obligado por las circunstancias, aquel que siente un soldado después de haber matado al enemigo, a ese otro que también es un ser humano, aunque su obligación haya sido la de matar o morir, lo cual, lo justifica. No obstante, ese perdón es el mecanismo muchas veces se necesita para poder vivir. En el fondo, esa visita de Adrien a una tumba y a los padres del muerto, no es otra cosa que una necesidad de exculpación que le permita seguir adelante.

Pero la cuestión no termina allí porque del otro lado, están los padres y la novia del soldado muerto. Paradójicamente, también hay una tumba. Una tumba vacía dado que Frantz no ha sido enterrado allí sino en la trinchera donde murió en la guerra, en una fosa común junto a los cadáveres de otros soldados que cayeron junto a él. Esa tumba vacía en el cementerio del pueblo encierra una primera mentira de una serie de mentiras donde los personajes prefieren mentir o vivir engañados ante el dolor de conocer la verdad. Pero también señala la necesidad de llenar vacíos: la de los padres del muerto, el de su novia e incluso, el de su ejecutor.

Es allí donde, el film de Ozón adquiere ribetes hithcockianos (el film hace recordar a Rebecca aunque su antecedente inmediato sea Broken Lullaby – Remordimiento - de Ernst Lubtisch) y decide seguir al film ya no como un drama sino como una comedia de suspenso. En su filmografía, Bajo la Arena (2000) trataba un tema similar. En aquella película era el marido de Charlotte Rampling el desaparecido en el mar mientras ella caminaba por la playa. La desesperación y la incomprensión, daban lugar más tarde al descubrimiento de una vida que no había sido lo que parecía, dando espacio a la decepción, aunque también daba lugar a una salida de superación, a la necesario etapa de un volver a empezar para su protagonista.

En Frantz, ante la desaparición, los comportamientos generan sentimientos diversos y a veces encontrados, pero que viran invariablemente hacia adelante ante la necesidad de seguir viviendo. Hay una necesidad de sustitución. Y esa necesidad encuentra en la mentira un motor para superar el pasado y asumir el presente. Los personajes nunca son lo que parecen ser ni hacen lo que se piensa deberían hacer. Todos parecen reinventarse para poder hallar el camino hacia una felicidad que parece esquiva. En consecuencia, la comedia se impone sobre el drama, y el ritmo narrativo se agiliza.

La habilidad de Ozon para estructurar la trama es notable. Los personajes conocen solo una parte de lo que se cuenta, pero el espectador conoce toda la verdad de la historia. Ello genera un suspenso que es esencial para el desarrollo de la trama. El espectador siempre queda enganchado a través de las diversas vueltas de tuerca que imprime el guión.

El relato está poblado de simbologías. Hablamos de un cajón vacío. Allí debería descansar el cuerpo de un muerto con toda su historia de vida.  Pero en verdad no contiene nada. El cuerpo descansa en el campo de batalla en una fosa común. Ante la pérdida total, los personajes prefieren rendir tributo a una tumba. Frente al bucólico pueblo de Quedlinburg se opone el supuesto esplendor de París, lo cual no es otra cosa que un juego de opuestos entre vencidos y vencedores. En uno y otro lado de la frontera el localismo pesa y se observa que la confrontación ha dejado cicatrices. Hay rastros de odio. En un momento del relato aparecerá un extraño cuadro: El Suicido de Eduard Manet. Supuestamente, ese cuadro apasionaba a Frantz. ¿Ese suicida sin cuello de Manet acaso alude a un decapitado? ¿Cuál es la verdad? Acaso la mentira vuelve a estar presente como siempre lo está en el arte. Porque el arte es siempre una representación de la realidad. Nunca la realidad misma. Acaso el propio Ozon está haciendo una declaración de principios en la cual manifiesta que toda historia por más bien contada que sea, no deja de ser una mentira? Estamos ante un momento crucial  del film  donde la ex novia de Frantz se enfrenta con la más cruda realidad.  Han pasado muchas cosas. Se han dicho mentiras y se han descubierto algunas verdades. Lo cierto es que está sola y debe comenzar una nueva vida.

Reflexión sobre la verdad y la mentira. Sobre la culpa y el perdón. Este nuevo film coloca a Francois Ozon como uno de los más importantes narradores del cine actual. Con variedad de recursos. Fotografía en blanco y negro, con algunos toques de color, con cuatro grandes actuaciones y una música inolvidable, Ozón concreta un film notable, sutil, profundo. Una mirada amarga de la vida que sin embargo deja entrever que siempre hay una posibilidad de salida. 

domingo, 7 de mayo de 2017

MOMENTO DE AMOR de Nicole Garcia

¿QUÉ ES EL AMOR?

Antes de entrar considerar los valores cinematográficos de esta nueva película de Nicole Garcia sería conveniente revisar las categorías que sobre el amor que establece Erich Fromm en El Arte de Amar (1956). Es que la consulta de aquel libro de Fromm me parece pertinente porque mucho de lo que el filósofo expresa está presente en esta película. Fromm habla de un arte de vivir, algo que implica un proceso. Ese proceso, esencialmente, es una condición humana a través de la cual se expresa sentimientos.  Fromm, además, no habla del amor como algo único sino que encuentra cinco formas diferentes: el amor fraternal, el amor paternal, el amor a uno mismo, el amor erótico y el amor a Dios. El hecho de vivir tiene un sustento básicamente en esas formas del amor. En síntesis, el sentido de la vida se encuentra en el amor.

La directora francesa Nicole Garcia, a mi modo de ver, llega a conclusiones parecidas, en ésta, su nueva película. En oportunidad de su estreno, expresó: Para realizarla me inspiré libremente en el libro de la escritora italiana Milena Agus, llamado Mal de Pierres. La película no respeta ni el tiempo ni el lugar de la novela. Pero tenía algo que me permitía cuestionar lo que el personaje central buscaba y que todo el mundo le niega: por un lado, tiene un deseo que no le es reconocido. Por otro, una madre que rechaza su conducta. En ese deseo y en esa conducta a la que alude Garcia, no estamos encontrando otra cosa diferente a formas de amar.

El film de Garcia es una historia sobre la búsqueda del amor, que va desde la negación del amor maternal vía la imposición de costumbres al encuentro del amor erótico que comprende al amor marital, para llegar al amor fraternal, aquel que completa, el que lleva a querer a los demás tal como uno debe quererse a sí mismo, y que implica la tolerancia y la aceptación de la vida en sociedad.

Si bien el film de Garcia no se rige por una linealidad temporal (hay algunos flashbacks que explican hechos pasados que condicionan el presente de los protagonistas), sobre todas las cosas sigue el crecimiento de Gabrielle, magníficamente interpretada por esa gran actriz que es Marion Cotillard. Es ella la que, en su juventud, tiene un despertar sexual alborotado que desbalancea la relación con su madre, una mujer de campo criada bajo las estrictas normas isabelinas de su época. La acción transcurre en el campo, en el sur de Francia cerca de la frontera con España. Cuando José (un español que trabaja la tierra y ha pasado por la Guerra Civil Española)  llega a su vida, ella, ya adulta, no está aún preparada para el matrimonio, y la imposición maternal del casamiento la termina enfermando. Esa enfermedad, que tiene que ver con cálculos renales, es más bien la enfermedad de su alma quebrada por la estricta disciplina que la ha reprimido e impedido expresarse normalmente durante su vida. Pasará muchos años enferma, hasta que finalmente, encontrará la paz en la aceptación de una realidad.

Pero esos cambios que ocurren son inducidos  a su vez por un mundo que está dejando de ser el mismo. El film transcurre en los años de la posguerra y de la reconstrucción de Europa. Los paradigmas victorianos comienzan a caer. Europa se transforma empujada por el Plan Marshall de reconstrucción y fomento. Los personajes, en medio de esos cambios, comienzan a sentir el bienestar de una guerra que ha acabado y de una reconstrucción, que en lo económico y financiero, genera progreso y tranquilidad para los habitantes de Europa. Ese bienestar es el que llega también a ese campesinado que ahora puede vivir en las afueras del pueblo y construirse una casa. Obviamente, no será menor el cambio en la moral y las costumbres.

Ahora es Nicole Garcia (Place Vendóme, El Adversario, ente otras) la que parece preguntarnos en su film: ¿Existe una sola clase de amor? ¿Puede confundirse el amor con la pasión? ¿Es igual el amor en cada etapa de la vida? Para responderlo,  filma esta historia con parsimonia y gran claridad narrativa. Se la ve segura del material que expone y de cómo debe contarlo. Sin lugar a dudas, estamos ante el mejor film de su filmografía. A ello han contribuido, además de la actuación de Cotillard, la de Alex Brendemül y Louis Garrel. Por otro lado, en los rubros técnicos, ha contado con la colaboración de dos artistas de gran magnitud: el fotógrafo Christophe Beaucarne, y el extraordinario músico que es Daniel Pemberton.

miércoles, 3 de mayo de 2017

PERSONAL SHOPPER de Olivier Assayas

MATERIALISMO vs. ESPIRITUALIDAD


Más allá que está delicadamente enmarcada dentro de un género, y en consecuencia podríamos decir que se trata de una película de suspenso, la nueva película de Assayas pretende ser una reflexión sobre el materialismo y la espiritualidad de una época.

Su personaje principal, Maureen Cartwright, trabaja como “compradora personal” de una ejecutiva sumamente ocupada en Paris. Maureen se ocupa del vestuario de esa ejecutiva y además de recorrer los locales de grandes marcas en dicha ciudad también viaja constantemente a Milán y a Londres, dos centros importantes de la moda,  donde no hace otra cosa que comprar. O sea, Maureen encarna la sociedad de consumo en su máxima expresión.

Pero por otro lado, Maureen acaba de perder a su hermano, quien ha muerto súbitamente de una afección cardiaca que ella también sufre. Es en el aspecto de la muerte súbita donde la película se encasilla dentro del género dado que Maureen tiene miedo a morir y  necesita creer en el espiritismo para asimilar la muerte de su hermano y encontrar algún tipo de consuelo a la perdida. De esta manera, el film de Assayas encuentra la forma del film del suspenso y terror metafísico.

En el manejo de esta doble cuestión (materialismo vs espiritualidad) es donde la película comienza a descarrilar. Assayas puede ser un admirador de Hitchcock pero claramente no es Hitchcock. El film, por momento,  me hace recordar a Vértigo. Como en esa película, alguien desaparece y el protagonista desea inmensamente su regreso.  Pero rápidamente las coincidencias desaparecen. Las fallas en el guión, la falta de certeza sobre la importancia de cada personaje, la introducción del factor tecnológico como generador de suspenso mediante la figura de un chateo anónimo e intrigante, mezclados con las irrupciones espiritistas hacen que el director pierda el rumbo y la película naufraga en las buenas intenciones más allá del esfuerzo de mantener prolijidad y linealidad en el relato.

Queda, no obstante, la intención de llevar adelante, un discurso sobre la vida y la muerte, sobre el materialismo al cual nos estamos encaminando contra la perdida de espiritualidad y el dolor irreparable que provoca la muerte repentina de los seres queridos. Podemos tercerizar el materialismo, pero la idea de perdida es intransferible.

Un asesinato poco explicado, una fuga repentina hacia un lugar místico. Es allí donde Assayas pierde la brújula, deja de lado el discurso anti materialista y trata de cerrar el film por el lado del género. Su película se desvanece tanto como sus propios personajes. Lejos quedan las virtudes demostradas por el director en otros film como Las Lágrimas de Sils María (El Otro lado del Éxito en Argentina), extraordinaria reflexión sobre la vejez de una artista, o el maravilloso retrato de la soledad de Emily Wang en Clean. En Personal Shopper el esfuerzo y la buena actuación de Kristen Stewart no basta para convencer sobre los hechos que están ocurriendo en la trama que desarrolla la película, dado que la confusión y cierto efectismo se apodera de ello dejando de lado las buenas intenciones que sin lugar a dudas tuvo de generar una crítica a la sociedad de consumo. Lamentablemente, un film olvidable de Assayas pese a su palma de oro en Cannes 2016 como mejor director.