sábado, 8 de julio de 2017

POR LA VENTANA de Caroline Leone



LA ACEPTACIÓN DEL RETIRO

Es muy bienvenida esta coproducción brasileña-argentina dirigida con mucho tacto por Caroline Leone, quien hace su debut en el largometraje, dirigiendo con suma atención en los detalles y rigurosidad formal.

El film se centra en la vida de Rosalía, una jefa de operarios en una fábrica industrial de elementos eléctricos en el cordón industrial de San Pablo, quien es despedida a causa de una fusión de empresas que la deja sin trabajo en la reorganización.

Toda una vida de trabajo se ve desmoronada de repente. Si bien Rosalía es una mujer cercana a los 60 años, su despido la toma por sorpresa y la sumerge de golpe en el drama de la desocupación. Es que el trabajo no solo es una manera de ganarse la vida sino también se vuelve una costumbre. Y más allá de eso, Rosalía es una mujer que se ha sentido reconocida por su trabajo, y que, de alguna manera, se siente imprescindible. Ella es quien abre y cierra la fábrica, instruye a los operarios, distribuye las tareas que se llevan a cabo. Y de la noche a la mañana pierde todo lo que ha construido en una vida de trabajo y es declarada prescindible.

El duelo de Rosalía es inevitable. Ha sido sorprendida por una noticia que la shockea. Su primera reacción es de no entendimiento de la situación, no acepta ni entiende los cambios, siente desconsuelo y se pregunta qué hará a su edad. Un especie de duelo se ha apoderado de ella, y como en todo duelo deberá aprender a aceptar la nueva realidad.

Pero no todo es negativo. Rosalía vive con su hermano mayor, José, un chofer de autos que tiene que hacer un viaje a Buenos Aires. Es interesante la relación entre los hermanos. Ella es una mujer trabajadora, disciplinada, hija de las obligaciones. José, en cambio, vive de changas, le gusta el canto y la guitarra, lleva una vida bohemia. Es un hombre siempre positivo.

Rosalía, carente de opciones, decidirá acompañar en el viaje a su hermano. Lo contrario será la soledad en un mal momento de su vida. La pareja de opuestos se ha formado. Pero esta pareja estará lejos de la comedia americana. El viaje de Rosalía será el de un encuentro consigo misma apoyada en gran medida en el cariño y el respeto de su hermano. La película se transforma, entonces, en una road movie que hace recordar la calidez de Estación Central de Walter Salles.

En ese viaje sanador que emprenden los dos hermanos, hay una escena notable en las cataratas del Iguazú, justo en frente de la Garganta del Diablo. Lejos de lo turístico, la cámara de Leone enfoca a Rosalía en primer plano con el gran salto detrás. El poder y la fuerza del agua contrastan frente a la pequeñez y la insignificancia de la protagonista. Pero a su vez, más abajo el rio volverá a encontrar su curso y correrá mansamente. Rosalía comenzará a entender que solo ha perdido un trabajo, y que la vida continúa e impone cambios.


No es fácil pasar de una vida activa a una vida pasiva. De lo laboral al retiro jubilatorio existe un sentimiento de impotencia inevitable. Pero no podemos detener el curso del tiempo. No podemos creer a qué edad hemos llegado. La vida necesariamente continuará de otra manera. Es un momento de la vida que muchas veces no podemos entender. Muchas veces no queremos entenderlo. Es algo muy personal. Obviamente depende de cada persona. Deberíamos estar preparados para ello. No deberíamos sentirnos sorprendidos.

Más allá del inteligente guion y la excelente dirección de Caroline Leone que siempre tiene la virtud de eludir el golpe bajo o el lugar común, la película descuella con dos actores sumamente compenetrados con su papeles: Magali Biff como Rosalía, y Cacá Amaral como José, muestran frescura y veracidad en los roles que interpretan, transitando del drama a la comedia, entregando todo su caudal actoral en bien de un film muy pequeño pero también muy cálido e interesante.

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