sábado, 1 de julio de 2017

UNA SEMANA Y UN DIA de Asaph Polonsky


LA PÉRDIDA DE UN HIJO

La Shivá es el periodo de duelo que se realiza durante la primera semana después de la muerte de un pariente o ser querido. A este periodo de siete días es la semana a la que alude el título de la película, en el que ante el sentimiento de pérdida inexorablemente le deberá continuar uno de consuelo. En ese día de consuelo, transcurre este film.


No obstante ello, Eyal (Shai Avivi) sigue desconsolado. Ha perdido un hijo de 25 años a causa de un cruel enfermedad, y manifiesta ese desconsuelo aislándose y asumiendo actitudes al borde de la violencia. Lo discute todo, se pelea con medio mundo, se ha alejado espiritualmente de su mujer, y solo encontrará compañía en Zooler (Tomer Kapon), el hijo de su vecino, con el que también se siente ofendido.

Zooler, un adolescente tardío de 23 años, sólo 3 años menos que el hijo fallecido, trabaja de cadete en una empresa de delivery de comidas rápidas, que dejará todo para acompañar a Eyal y constituirse por un día en su hijo sustituto. Una especie de alter ego del hijo fallecido. Zooler continúa estando en la etapa del juego y adora a Eyal como si fuera su padre. Es que Eyal le permite todo.

Mientras tanto, Vicky (Yevgenia Dodina) la esposa de Eyal, quiere volver al trabajo para escapar de la angustia del duelo, pero en su escuela ha sido obviamente reemplazada para permitirle cumplir con la Shiva. Tendrá que esperar a que termine el reemplazo, y en esa espera dilatará el dolor.

La comedia de Polonsky funciona por el camino del absurdo a partir de un guión muy bien escrito que permite al director recrear un clima de comedia en medio de un drama, donde estallan cada uno de sus personajes y sus respectivos sentimientos en relación a la perdida. Cada uno a su manera encarará este duelo que trata de amparar la negación de una muerte. Es que, por otra parte, la muerte de una persona joven es inentendible, mucho más cuando esa persona es un hijo.

Eyal, hosco y retraído, no puede manifestar su dolor sino a través de una descarga de agresividad hacia los demás. Genera una regresión que lo vuelve casi un adolescente. La muerte del hijo lo paraliza. Está absolutamente perdido y desesperado. Busca afanosamente, fumarse un porro que lo relaje y lo evada En esa situación Polonsky comienza a alejarse del drama para transformar el film en una tragicomedia, y el armado de un porro operará como una válvula de escape. Eyal, más tarde, en el Hospital donde murió su hijo, buscando mezquinamente una frazada que lo cobijó, y después en el cementerio donde escuchará casualmente a un orador en un sepelio, comenzará a encontrar un consuelo al sentir que su dolor no es único, al empatizar nuevamente con los demás.

Desde el punto de vista del género, el encuentro con Zooler, no solo crea la pareja despareja (hombre adulto vs joven adolescente, hombre osco vs adolescente sociable) típica de la comedia americana, sino que da comienzo a un relajamiento de la situación por el camino del absurdo. 


Vicky, como mujer, reaccionará en forma diferente. Ella ha aceptado la enfermedad terminal de su hijo. Ella se encuentra más calma. Se tiñe el pelo, se baña y se viste para estar presentable. Le preocupa mantener su feminidad, volver a su trabajo y rehacer su vida. Se siente sola y ciertamente abandonada. Le ha hecho un encargo a Eyal que Eyal ha olvidado. No obstante, su dolor termina aflorando solitariamente en forma de lágrimas en una sesión radiográfica en lo de su dentista. Ella también acudirá a un porro para distender su dolor, y como en un espejo, su situación tornará en comedia.

Auspiciosa ópera prima del director Asaph Polonsky, estrenada en Cannes 2016, fuera de concurso, Una Semana y Un Día, es un film valioso que trata un tema duro, con una muy buena puesta en escena que elige la comedia situacional para expresarse, aceptando que la muerte es el paso final de la vida, y que esa vida merece ser vivida a pesar de todas sus desventuras. Polonsky maneja el tema con habilidad, lo desdramatiza, y reflexiona con profundidad sobre la vida, la muerte y la necesidad de seguir viviendo más allá de la adversidad.

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