No hay duda que Aki Kaurimäki es uno de los grandes maestros
del cine actual. Cuando hablo de maestros me refiero a aquellos directores
capaces de construir su propio mundo, un mundo personal desde el cual construyen
ficciones en las cuales dan vida a sus personajes y a través de ellos expresan
su visión del mundo.
El Otro Lado de la Esperanza es la nueva película de
Kaurismaki que se estrenó esta semana. El tema es actual y profundo. Las
corrientes migratorias que se desarrollan desde los países islámicos hacia el
resto de Europa. Eso que hace pensar en un choque de culturas y que algunos ven
como el detonante de la tercera guerra mundial. No obstante ello, el problema fundamentalmente
encierra aspectos humanitarios que tienen que ver con violaciones a los
Derechos Humanos, el desconocimiento de libertades como es el derecho a la libre
circulación.
Kaurismaki (también autor del guión) asume el tema atendiendo
justamente el lado humano de la cuestión. En ese sentido, su personaje Khaled
(magníficamente interpretado por Sherwan Haji) es un simpático polizón que ha
viajado clandestinamente en un buque carguero que ancla en el puerto de Helsinki,
Finlandia, buscando asilo en ese país. Para ello, deberá hacer los trámites
correspondientes. Mientras tanto, el gobierno Finlandés lo ampara acomodándolo
en un parador donde lo asiste en sus necesidades básicas.
Por otro lado, cuenta la historia de Wikstrom, un hombre de
unos 55 años, cansado y aburrido de la rutina diaria de un viajante que va de
pueblo en pueblo a vender camisas, abandona
a su mujer y a su trabajo para dedicarse simplemente a otra cosa. El hombre
vende todo lo que tiene, y comienza una nueva vida jugando al póker en un
garito.
Kaurismäki hace converger a Khaled y Wikstrom introduciéndolos
en una especie de comedia del absurdo que no es otra cosa que el propio mundo
del director, ese mundo tan particular de seres solitarios, casi desamparados,
llenos de humor, con cierta fisonomía ridícula donde siempre hay una guitarra
cerca y cantantes que entonan hermosas baladas con pinta de indómitos rockeros,
no exentos de violencia y actitudes xenófobas.
La comedia avanza y aparecen nuevos personajes, todos
secundarios que apuntalan la idea dándole cuerpo a seres aún más extravagantes
que los propios protagonistas, completando un cuadro de la marginalidad que
puebla y operan en los bordes de las ciudades, tan fuera de ellas como fuera de
una ley a la que parecen nunca someterse. Seres que están sobreviviendo en
lugares tan particulares como únicos. Sitios que se asemejan a burdeles de
luces opacas y extravagantes donde una paleta de colores fuertes sobresale contrastando
con un medio que, en lo exterior, siempre está nublado y lluvioso, y donde el sol parece no salir.
Parte de los méritos de esta estética es de Timo Salminen, el notable director
de fotografía finlandés que ha fotografiado con suma sensibilidad y una gran
paleta de colores tanto la filmografía de Aki como la de su hermano Mika.
Sin embargo, la piedad de Kaurismaki para con ellos es
infinita, y los dota de pequeñas acciones que los humanizan y los reconcilia
con la moral y las buenas costumbres. No por ello el cine de Kaurismaki se transforma
en moralista. Lejos de ello, su cine sigue siendo representativo de una
corriente humanista que acepta al hombre con virtudes y defectos. Seres
falibles que parecen abandonados de la mano de Dios.
Tal vez El Otro Lado de la Esperanza no sea su mejor
película. En mi opinión, considero no está
a la altura de, por ejemplo, El Hombre Sin Pasado (2001), Luces Al Atardecer (2006) o El Puerto (2011).
Posiblemente, su punto más flojo sea el final, donde Kaurismaki parece quedarse
sin rollo y termina esta historia de inmigrantes sin demasiada imaginación como
tratando de conformar a sirios y troyanos.
No obstante ello, fundamentalmente describe con humor y sentido
humanista la vida de un refugiado sirio en Finlandia pintando claramente el
problema que se está viviendo en medio oriente y el rebote del problema que
reciben los países europeos, logrando un film entretenido e interesante que fue
aplaudido por muchos espectadores en su final.
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