sábado, 28 de octubre de 2017

EL SEDUCTOR de Sofía Coppola

 EL DESEQUILIBRIO MORAL DE LA GUERRA

El Seductor (The Beguiled) , la nueva película de Sofia Coppola que le dio la satisfacción de ganar la Palma a la Mejor Dirección durante la última edición del Festival de Cannes en mayo pasado, es una buena película en la que la directora luce todas sus destrezas acompañada por el director de fotografía Philippe Le Sourd, un francés capaz de crear climas increíbles sobre quien recaen algunos de los mayores méritos de la película.

El film es una remake de El Engaño, un film de 1971 dirigido por Don Siegel y protagonizado por Clint Eastwood y Geraldine Page. Tanto esta versión de Siegel como la actual de Sofía Coppola, están basadas en la novela de Thomas Cullinan, un escritor, novelista y dramaturgo americano con amplia trayectoria en la televisión.

La comparación entre ambos films se hace inevitable. La historia transcurre en los momentos finales de la guerra de Secesión en los Estados Unidos, la cual tuvo lugar entre 1861 y 1865. En las tierras del sur, en medio de un bosque, una niña perteneciente a un colegio de señoritas, encuentra a un soldado del norte herido en una pierna. La niña, con toda candidez, lo ayuda a llegar al colegio donde la directora del mismo decide ampararlo y darle ayuda hospitalaria.

El film plantea el desbalance que produce la introducción de un hombre en un ambiente fundamentalmente femenino. La vida del colegio se ve alterada ante la presencia del intruso. No hay en el Colegio una población muy grande. Son tan solo 6 mujeres las que han quedado en el colegio, tres de la cuales son niñas, una es adolescente y de las dos mayores, una es profesora de idiomas y la otra la dueña y regente del colegio.

Ambas películas siguen fielmente la novela de Cullinan, pero lo hacen de manera diferente. El film de Siegel, filmado a principios de los 70 está influenciado por el Giallo, un estilo que proviene del policial italiano liderado por Mario Baba en los 60 y perfeccionado por Darío Argento en los 70. Ese estilo se caracterizaba por la predominancia de los colores amarillos y del ocre en la fotografía, y la truculencia, lo morboso y cierta tendencia a lo psicoanalítico, y que comenzó a influenciar en el cine americano desde que Eastwood se hizo famoso en Italia filmando los spaguetti westerns. De esta manera, El Extraño resultaba un film explosivo y demencial, tal como lo que representaba, es decir, un conflicto en un colegio en medio de la Guerra de Secesión. Fue un film que pasó sin pena ni gloria en la filmografía de Eastwood pero que termino solventando la fama de Siegel como director de culto.

Por el contrario, el film de Coppola es una lección de buen gusto, un film afrancesado que abreva en obras como las de Eric Rohmer, donde la pintura de ambientes y situaciones planteadas tienden a la solución de dilemas morales. Aquí, películas como La Marquesa de Os   y La Inglesa y el Duque dicen presente. El énfasis se pone en el establecimiento, su orden jerárquico, donde la represión de los sentidos parece impuesta por la guerra pero que en realidad responde al más propio puritanismo sureño, o sea, a una forma de ser.

Aquí, la atracción del soldado herido se da en forma uniforme en ese universo de 6 mujeres cuyas edades van desde la infancia hasta la madurez, que se ven conmovidas y atraídas ante la presencia de un soldado enemigo, un extraño que aparece repentinamente desordenando el orden del establecimiento pero sobretodo corrompiendo el orden moral.

No obstante ello, en ese mundo tan especial de mujeres solas y solitarias, en ese mundo encerrado cuyos límites son las propias paredes de ese colegio,  se ve alterada por una presencia masculina que prontamente despierta un sinfin de deseos y pasiones insatisfechas que se encontraban adormecidas y reprimidas por el transcurso de la guerra. En ese despertar afloran naturalmente los conflictos pero es como si esa línea imaginaria entre norte y sur que establece a raíz de la Guerra de Secesión, se mantuviera en el colegio uniendo al bando principal frente a ese enemigo, un simple hombre que por sobre todas las cosas es un soldado., un cabo norteño.  Una división entre norte y sur que ha cruzado la historia norteamericana dejando profundas secuelas como la segregación racial durante dos siglos.

El film de Sofía Coppola está muy prolijamente realizado, con una puesta en escena sumamente esteticista, que llena de brumas al ambiente entre tonos celestes, grises y blancos provocando un aire de ensoñación muy diferente al realismo que Don Siegel le imponía a su versión anterior. Pero el resultado obtenido es el de un film muy frio, muy intelectualizado que distancia y aísla al espectador de los conflictos narrados. En síntesis, esta película representa también esa dualidad de la directora, tan capaz de realizar obras tan emparentadas con la frialdad como es el caso de María Antonieta (2006) o Somewhere (2010), como obras que tocan la sensibilidad del espectador tales como Las Vírgenes Suicidas (1999) o Lost in Translation (2003), que en mi opinión, son sus obras más interesantes.

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