LA ACEPTACIÓN SOCIAL DEL INDIVIDUO
Auggie es un niño de 11 años con una deformación de
nacimiento en su cara. Vive en la ciudad de Nueva York con su familia, sus
padres y una hermana mayor, formando una clásica familia tipo de clase media
americana. Auggie nunca ha ido a un colegio. Su educación siempre fue hogareña
y a cargo de su madre. Ahora estamos ante el comienzo de las clases. Isabel, su
Madre, es partidaria que Auggie asuma sus responsabilidades y vaya a un colegio
para que tenga sociabilidad con otros chicos de su edad. Eso entraña una serie
de riesgos.
Niño súper inteligente con una clara vocación por las
ciencias, sueña con ser astronauta. Como tal, tiene un casco, con el que a
veces juega a serlo, y otras, cuando la impotencia lo paraliza, lo usa para esconder
su cara. La película es un retrato de las dificultades que generan los prejuicios,
primero en la propia casa donde el apoyo al niño termina desbalanceando las
relaciones familiares, tanto las de la pareja como la relación con cada hijo.
En este caso, la el incorrecto manejo de la enfermedad de Auggie deteriora particularmente
la relación de sus padres con su hermana mayor, a la que descuidan y prácticamente
dejan librada a su propio albedrio. En consecuencia, toda la atención de la
familia se centra sobre Auggie, protagonista principal magníficamente
interpretado por Jacob Tremblay.
La escuela comenzará a dar un marco de referencia diferente
y la creación de nuevas relaciones personales. Auggie deberá interrelacionar
tanto con sus maestros y directivos de la escuela como con sus compañeros de
clase y demás niños del colegio. El universo de Auggie, se ampliará
necesariamente, y el niño no solo deberá asumir su condición de alumno regular
sino también hacerse cargo de quien es y de lo que parece. En este aspecto, la
deformidad de su cara lo transformará en un fenómeno donde el niño ya no será
uno más sino uno distinto. Y en ello, radicará la inteligencia de padres, maestros,
directivos y propios compañeros para aceptar a alguien tal como es, dejando de
lado un mundo de prejuicios que tempranamente han demorado su adaptación escolar
y la aparición de fenómenos más altruistas como el compañerismo y la amistad.
El film desarrolla la acción en forma agradable, tratando de
que el espectador encare la visión del asunto como un tema de carácter
eminentemente humanista y deje de lado toda la posibilidad de ver al personaje
como un fenómeno de feria. En ese sentido, la narración corre fluidamente, con
un alto grado de sinceridad y realismo, que logra una casi inmediata simpatía
con el protagonista y su familia, logrando despegarse de films como EL Hombre
Elefante de David Lynch, donde la cuestión se focalizaba en lo contrario: la
falta de aceptación social del individuo, al que solo se lo reconocía como un
objeto de feria, del que la alta sociedad parecía querer preocuparse por él, aunque
la filosa visión de Lynch hacía hincapié en que el interés seguía estando sólo en
la curiosidad del fenómeno que simplemente se transformaba en espectáculo de
clase alta.
No obstante ello, “Extraordinario”, a medida que la
narración avanza no puede evitar caer en los convencionalismos de este tipo de
películas donde la cuestión de la deformación de la cara solo parece ser un
tema de aceptación social que simplemente tiende a desaparecer ni bien se
genera la aceptación del individuo afectado. En este caso, si bien tratado con
mucha delicadeza, el individuo es un niño sumamente agradable, inteligente y
desenvuelto que lejos está de aislarse tanto familiar como socialmente, sino busca
integrarse a una sociedad que con más o menos reservas, aun manteniendo algún
grado de burla o agresión física, comienza a aceptar al diferente.
En esa aceptación del diferente, en su inserción social,
primero en la propia familia, más tarde en la escuela y la universidad, y
finalmente en el mercado laboral, permitiendo el desarrollo no solo una vida de
afectos y amistades, sino también de habilidades manuales, técnicas, e
intelectuales, es como la persona humana transita a través de la vida. Y en ese
sentido, el positivismo refrescante de esta película, y el desprejuicio del
personaje central, la torna altamente recomendable.
Lejos del film científico, incluso del drama, “Extraordinario”
se impone como una comedia de características familiares apoyada en el carisma
y la experiencia para el género con que cuentan los dos actores principales en
el rol de los padres de la familia: Julia Roberts y Owen Wilson que tienen la
capacidad para desdramatizar en asunto. Brilla por su espontaneidad, pese a
actuar con una prótesis durante todo el film, Jacob Tremblay como Auggie. Y
acompañan adecuadamente, Izabella Vidovic como la hija, y Rukiya Bernard como
su novio.
Stephen Chbosky dirige con habilidad logrando una comedia
que despierta interés y entretiene al mismo tiempo. Además de director del
film, es autor del guión acompañado por Steve Conrad y Jack Thorne. El guion
responde a lineamientos clásicos de la comedia americana que se basa
fundamentalmente en el mantenimiento del humor en base a diálogos agiles
regidos siempre en la respuesta inteligente.
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