miércoles, 20 de diciembre de 2017

GOOD TIME de Benny y Josh Safdie

 EL AMOR FRATERNAL EN LOS TIEMPOS LIQUIDOS

Good Time es un film extraordinario. Pocas veces un film provoca un shock adrenalínico como éste. Desde la primera escena el espectador es sorprendido y atrapado. Lo que sigue es una montaña rusa que mezcla amor fraternal y sentimientos encontrados en una fuga desesperada camino a ningún lado. El film no suelta jamás al espectador, lo mantiene atado a su butaca y los hermanos Safdie controlan la montaña rusa que han creado con suma habilidad.

Es la historia de dos hermanos que sufren desórdenes mentales. Uno de ellos, Nick (Benny Safdie) parece tener una discapacidad que le impide el razonamiento lógico. El otro, Connie (Robert Pattinson) un síndrome de déficit de atención e hiperactividad, complicado por el consumo de estupefacientes. Entre ambos hay una relación especial. Connie cuida a su hermano menor como si fuera su padre. Pero en lugar de llevarlo por el buen camino, lo lleva por el malo.  

La película, en consecuencia, se estructura en el relato clásico de un robo seguido de fuga pero su desarrollo esta signado por esta relación filial que humaniza a estos pobres desgraciados al punto que el espectador más que emitir un juicio comienza a sentir pena por ellos, a entender esa inmensa soledad que generan las grandes ciudades como Nueva York de la cuales Nick y Connie son hijos dilectos.

La fuga de Connie se transforma en la búsqueda de Nick, y en esa búsqueda los hermanos Safdie muestran todo su talento cinematográfico relatando a una velocidad de vértigo la visión de un mundo desangelado donde la marginalidad crece a pasos agigantados sobre todo cuando abandonan la gran manzana y se interiorizan en los barrios marginales de Queens y Brooklyn.

Es que Good Time es la otra cara de la capital del Imperio Glamoroso. Es el lado oscuro del brillo americano. Es un relato que se pasea por la marginalidad de los barrios bajos, los hospitales municipales, los parques con trenes fantasmas que no tiene principio ni fin. Así como el personaje vuelve en busca de su hermano, la visión de los Sefdie vuelve al relato un documento de la decadencia.

El cine de estos muchachos (es su tercera película de largo y tienen una importante cantidad de cortos) es un cine muy independiente, del cual, en Argentina solo se estrenó comercialmente Papá Piernas Largas (que no tuve oportunidad de ver). No obstante ello, son asiduos concurrentes de festivales como Cannes donde ya han participado con varios cortos y con esta película que estuvo merecidamente en la Competencia Oficial.
Herederos del mejor cine independiente americano y particularmente del cine neoyorkino, encuentran sus antecedentes más inmediatos en el cine de los años 70 y especialmente, en el de Martin Scorsese. La velocidad narrativa de Good Time es el vértigo de EL Lobo de Wall Stret, la marginalidad de sus personajes es la misma de aquellos muchachos que recorrían Mean Street, y el mundo absurdo que plantean es muy parecido al que sufría Paul Hacket en Después de Hora.


Me encanta el policial y sus derivados. Me interesa la modernización de los géneros. Este año ha sido prodigo en ese aspecto. A lo largo del año vimos Hell or High Water, Baby Driver, Atomic Blonde, Viento Salvaje, y La Estafa de los Logan, todas películas que tienden a renovar el género con resultados sorprendentes. No obstante ello, la película de los Safdie supera a todas ellas por su osadía para transgredir el género, por la sutileza de su crítica social, por la carnadura y el humanismo que transmiten sus principales protagonistas. El estreno de Good Time es la frutilla del postre en estos últimos días de cine que restan del año.

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