domingo, 21 de enero de 2018

TRES ANUNCIOS PARA UN CRIMEN de Martin McDonaugh

¿JUSTICIA POR MANO PROPIA?

Estamos ante la nueva película de Martin McDonaugh, el guionista y director inglés que llamó la atención con Escondidos en Brujas en 2008, y Siete Psicópatas en 2012, siempre acompañado por el dúo de productores que componen Peter Czermin y Grahan Broadbent. En este caso, se trata de una producción independiente filmada en los Estados Unidos con la participación de Fox Searchlight en la distribución.

Three Billboards Outside Ebbing, Missouri trata sobre un episodio ocurrido en un pueblo de muy pocos habitantes en el centro mismo de los Estados Unidos, donde reina la desidia, un estado de ánimo que solo muestra desgano, falta de interés o descuido para hacer las cosas. La descripción de la situación, no obstante su precisa localización geográfica, parece alcanzar difusión insospechable, a tal punto que si la acción ocurriera en un pueblo de nuestro país, podríamos pensar que la situación sería la misma.

En ese ámbito que solo genera impotencia, estalla la violencia a través de la puesta de tres carteles en la ruta por que piden respuestas a una madre cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, cuyo crimen ha caído en la impunidad de la nada, y que finalmente, a causa de los carteles, darán lugar al escándalo que permitirá que la denuncia comience a moverse.

Es que en medio de la desidia también anida la corrupción, el no te metas, el mirar para otro lado, el que me importa si total a mí no me toca. Y lo peor es que la policía del pueblo y los jueces del condado no son ajenos a ello.

Estallará el escandalo porque detrás del no hacer nada crece la ira de una madre que ha perdido a su hija. Ante el hecho irreparable, solo pide justicia. Es consciente que nadie le devolverá a su hija, pero quiere saber quién o quiénes son los culpables y que paguen por lo que han hecho. A falta de acción policial e inacción de la justicia, prevalecerá, entonces, la justicia por mano propia. Pareciera que solo en los extremos se despierta la conciencia social. En ese momento, también estallará el escándalo.

Éste, una vez desatado, traerá consigo los remordimientos de conciencia, el darse cuenta que a cada uno desde su rol social le cabe una responsabilidad sobre la que debe dar respuestas. Aparecerá también la culpa como motor movilizador de la justicia. En el medio algunos justos pagarán por pecadores, y algunos pecadores lograran la redención de sus pecados, pero ya nada podrá ser como era antes. Nadie devolverá la vida a la joven muerta.

McDonaugh dirige el film como mano firme y sin lugar a dudas consigue su mejor film tanto como escritor como director. El guión está estupendamente escrito. En líneas generales mantiene una linealidad con un solo salto hacia el pasado que está perfectamente integrado al relato. Al transformarse en película, las imágenes mantienen contundencia y logran expresarse por si mismas acompañadas por un grupo de excelentes actores que dan vida y credibilidad a cada uno de sus personajes. El director tensiona y distiende el relato volviéndolo compulsivo en un crescendo que alcanza un pico en la escena del ataque de características terrorista a la estación de policial local como si las razón solo se pudiera imponer por la fuerza y la toma de conciencia solo fuera el resultado de esta presión.

El film asume un tono de farsa que parece desenvolverse en un mundo del revés donde la situación que describe se transforma en una pesadilla dado que ante el crimen todo parece seguir igual, como si nada hubiera pasado, como si investigación, juicio y castigo no existieran en Ebbing, Missouri.

Tal vez por la presencia de Frances McDormand, estupenda en el papel de Mildred Haynes, un papel que seguramente le traerá más de una satisfacción, el film parece imbuido dentro del espíritu burlón de los Hermanos Cohen. El film transita la vía del absurdo y de la incoherencia de las acciones de sus personajes con la misma facilidad que se transita en películas como Fargo, Sin Lugar para los Débiles, Hermano, Dónde Estás?. O Quemar Después de Leer. No obstante ello, el film de McDonaugh respira por sí mismo, tiene su personalidad, su propia impronta.

Tres Carteles... es un film molesto que incómoda nuestra neutralidad de meros espectadores, que nos retrotrae a un mundo de injusticia en el que pagan justos por pecadores. A pesar de ello, no plantea una cuestión religiosa sino una de índole social donde los delincuentes que deben ser encontrados, apresados, llevados a juicio, someterlos a un veredicto, y obligados a cumplir una sentencia, no aparecen porque no se buscan. Estamos ante un film que muestra una sociedad injusta y carente de igualdad. 

El final, ambiguo como todo el film, nos deja regurgitando lo visto. Mildred y Dixon (gran trabajo de Sam Rockwell) viajan en auto hacia Idaho para seguir buscando al violador. Será para matarlo o tan solo detenerlo. No tienen una decisión tomada. Está claro que han tomado la justicia por su cuenta. Ha llegado la hora de hacer justicia por mano propia?

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