lunes, 5 de febrero de 2018

EL TESTAMENTO de Amichai Greenberg

MATERIALISMO VS. ESPIRITUALIDAD

Estamos ante la ópera prima de Amichai Greenberg, un joven guionista y director israelí que con su película El Testamento se alzó con el premio mayor del Festival Internacional de Cine de Haifa.

Greenberg desarrolla una ficción partiendo de una realidad en la que denuncia la colisión que origina el desarrollo de complejos inmobiliarios en los lugares sagrados donde existen tumbas colectivas a raíz de grandes matanzas de seres humanos desarrollados durante el Holocauto en la Segunda Guerra Mundial,  inspirándose en hechos reales en ocurridos en Rechnitz, Austria, a fines de marzo de 1945, cuando unos 200 judíos húngaros fueron asesinados.  

El personaje del film es una mezcla de abogado e investigador que quiere evitar la construcción de un country en Austria dado que sospecha que en ese lugar ocurrió una matanza colectiva. Su propósito final de conservar la memoria e impedir que el avance de la modernidad pase por sobre esos lugares construyendo complejos habitacionales y recreativos con el solo fin de generar resultados económicos.

El film rescata las posiciones más conservadoras orientadas al respeto de esos cuerpos que deben descansar en paz alejados de todo fin materialista que solo busca lucrar con el precio de la tierra y la vista del lugar, transformándose en un thriller cuasi metafísico entre lo que es el avance de un juicio contra un complejo en construcción contra el avance de una investigación que necesita probar que efectivamente en dicho lugar se conservan los cuerpos de 200 personas muertas por el atropello nazi cerca de un campo de concentración.

Es interesante destacar el delicado equilibrio entre las cuestiones espirituales y materiales que plantea, y sobre todo, respecto de la posición de mantener una memoria siempre viva sobre los vergonzosos hechos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial, proyectando la cuestión  hacia nuestros días, donde la sociedad líquida que vivimos parece desechar todo tipo de respeto por el pasado avasallando la espiritualidad en nombre del materialismo, el progreso, la modernidad, y especialmente, el negocio.

Muy bien realizada, guionada y actuada por Ori Pfeifer en papel de Yoel, nos reserva una vuelta más de tuerca hacia el final que no vamos a develar que otorga al film un carácter ecuménico que revaloriza los valores espirituales y los lazos de hermandad entre las distintas colectividades, haciéndonos recordar que no todo es como parece, y que los testimonios conservan su valor aún mucho después de los hechos ocurridos.

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