SOBRE LA LIBERTAD DEL INDIVIDUO
La nueva película de la directora catalana Isabel Coixet (Mi
vida Sin Mí, 2003; La Vida Secreta de las Palabra, 2005) es una hermosa parábola
sobre la libertad del individuo. La acción transcurre a fines de los años ´50,
en un pueblito de Inglaterra llamado Hardborough, donde una mujer de mediana
edad, Florence Green ha decidido montar una librería, años después de haber
quedado viuda durante la segunda guerra mundial.
Florence concentra sus esfuerzos en poner en marcha su negocio
de venta de libros, pero sobretodo, su problema principal es su lucha contra los
estamentos de poder del pequeño pueblo: El banquero que no quiere correr ningún
tipo de riesgo, la aristócrata que pretende hacer de la casa de Florence un
museo, los problemas que acarrea la contratación de trabajo infantil, la
necesidad de contar con el apoyo de los proveedores. En la medida que el film
avanza se van desnudando los resortes de poder de un pequeño pueblo, en el que
todos los estamentos están debidamente representados, a la vez que van
apareciendo las limitaciones que tiene una simple mujer trabajadora para llevar
a cabo su pequeña empresa.
De esta manera, contada con mucho tacto, fineza y sentido
del ritmo cinematográfico, Coixet elabora una profunda reflexión sobre la
dificultad del individuo para lograr sus objetivos, llegar a ser alguien, y construir
una vida en función de su trabajo. La directora elabora el relato mostrando el esfuerzo
de una mujer que busca superar la soledad de su viudez, valerse por sí misma, al
mismo tiempo que intenta alcanzar un sueño. Pero no es solo una aventura
individual. Es también la del choque del pueblo frente al poder, aquel que cuando
funciona mal o está en las manos incorrectas, abusa atropellando las libertades
individuales. Es el dilema de la libertad del individuo frente al poder del Estado.
Basado en el libro del mismo nombre escrito por Penélope
Fitzgerald en 1978, y con guión de la propia directora, la película no solo
logra una excelente pintura costumbrista construida a partir del ritmo de una
comedia típicamente inglesa sino también al describir las dificultades diarias de
una mujer sola que simplemente desea armar el negocio que siempre ha soñado para
poder ganarse la vida y vivir de lo que le gusta hacer. En ese aspecto, el film
se alza como una canto a la vida y al esfuerzo de una mujer culta, que ama los
libros, que conoce de autores, que busca identificar el gusto de sus clientes
tratando de satisfacerlos literariamente. Una mujer respetada en el pueblo cuya
moralidad esta fuera de toda sospecha que choca contra los poderosos del pueblo
al traer a su negocio aquellos nuevos libros (Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, Lolita
de Nabokov, etc) que obligan a abrir la mente del lector, provocando un
despertar cultural que altera el statu quo del poder hegemónico de la clase
gobernante.
Con una notable actuación de Emily Mortimer en el papel de
Florence, una actriz de larga trayectoria en la televisión inglesa cuyo
antecedente más importante en el cine es un personaje secundario (Cloe) que
interpretó en Match Point de Woody Allen. En cambio, su papel en La Librería es
hegemónico toda vez que su papel es central, su presencia en la trama es
permanente y todo el argumento gira en su torno. Está muy bien acompañado por
el siempre eficiente Bill Nighy, el recordado rockero de Realmente Amor (2003),
y por Patricia Clarkson (Lejos del Cielo, 2003) en el papel de su contrincante,
la aristócrata Violet Gamart.
Isabel Coixet logra con La Librería una de sus mejores
películas. Un film lleno de buen tacto y fineza narrativa que describe con suma
delicadeza y pasión un momento en la vida de una solitaria mujer que simplemente
quiere concretar un sueño: una librería en un pueblo que se convertirá en el
eje de una disputa que parece molestar los intereses de los más poderosos,
desnudando la mediocridad y los intereses espurios en que se mueve una sociedad
en la que las diferencias de clase aún no han desaparecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario