sábado, 26 de mayo de 2018

ANIMAL de Armando Bo


CADA HOMBRE TIENE SU PRECIO

Animal es la historia de un hombre afectado por una enfermedad renal detrás de cual se esconde una interesante metáfora social.

Antonio, interpretado por un contenido Guillermo Francella, es Gerente de un frigorífico en Mar del Plata. Casado con Susana (Carla Peterson) ha formado una hermosa familia con tres hijos y vive en una cómoda casa en un barrio residencial de la ciudad. Repentinamente, ante un desmayo durante sus ejercicios matinales, los médicos le diagnostican una nefrosis, es decir una enfermedad grave de los riñones que le requerirá un trasplante. Su vida cambia drásticamente y pasa a formar parte de una lista de espera. El que espera, desespera. El hecho lo vuelve literalmente loco. Saldrá a buscar un riñón por su cuenta.

Con un sólido guión de la dupla Bo-Giacomone (antes trabajaron juntos en El Último Elvis, la película anterior de Bo, como así también en los guiones de Biutiful y Birdman dirigidos por el mexicano Alejandro Gonzales Iñarritu – por este último trabajo ganaron el Oscar 2014 al mejor guión original), Bo encara esta nueva experiencia logrando una película interesante que se columpia entre el drama personal y la crítica social.

El film comienza con un ejemplar plano secuencia en el cual se presenta la familia y el estilo de vida del protagonista. Ese plano lo pinta todo, desde la casa donde viven hasta el estado de las relaciones familiares en las que se aprecia cierto estado de felicidad aparente parecido al de las tiras publicitarias. Así mismo destaca el dibujo de los personajes, el ritmo sostenido durante todo el metraje y la ausencia de esos silencios estirados tan típicos de nuestra filmografía. Antonio es un hombre exitoso, un gerente de clase media acomodada que vive en el barrio más caro de la ciudad.  Su mujer es la típica ama de casa que goza del confort que le brinda su marido y se encarga de la crianza de los hijos. Los niños son el futuro y el mayor de ellos, ya está pensando en seguir sus estudios fuera de la ciudad.

Con una importante experiencia adquirida en el exterior, la dupla Bo/Giacobone demuestra en Animal sus habilidades de escritura. El guión de Animal es sólido, coherente, y por lo tanto, creíble. Nunca cae en puntos muertos y la continuidad de las escenas transcurre con espontaneidad.

El protagonista, Antonio Decoud disfruta de todas las comodidades de un típico burgués de clase media. Es un hombre que lo tiene todo y de la noche a la mañana se encuentra al borde del abismo. En él aparece un espíritu de sobrevivencia que lo lleva a transformarse en el animal que menciona el título. Al ver que la lista de donantes no avanza, decide comprar un riñón por su cuenta. Lo cierto es que en él se produce una metamorfosis. En la lucha que entabla aparece lo peor de un ser humano, un proceso de corrupción que lo lleva a ponerle un precio a la vida. Lo notable del caso es que el pordiosero que le ofrece su riñón es tan especulativo como él. Si bien la puesta en precio de un riñón puede verse como una consecuencia de la lucha de clases, también es cierto que podría decirse que todo tiene su precio más allá de cualquier tipo de desintegración social. Hay aquí cierta decepción simplemente por el ser humano.

Esta historia de lucha por la vida también puede ser vista como una gran metáfora de nuestro país. El edificio tomado donde vive el pordiosero que está dispuesto a vender su riñón es el famoso Chateau de Fontenac, un palacete construido hace 110 años y que fue una obra arquitectónica que caracterizó a Mar del Plata a principios del siglo pasado cuando la ciudad se transformaba en el balneario predilecto de las clases altas de la sociedad. Otrora vivienda de una de las familias más pudientes de la Argentina, hoy ha devenido en albergue clandestino de linyeras. Un signo inequívoco no solo del deterioro del inmueble sino de la descomposición social que ha sufrido la ciudad, que lamentablemente se hace extensivo al resto del país. Bo no solo utiliza un símbolo de la ciudad para marcar los signos de la decadencia sino también que aprovecha la ciudad y su costanera para llenar la pantalla de tonos grises. Mar del Plata deja de ser la ciudad de turismo veraniega para convertirse en la ciudad de Antonio, una ciudad tan fría y solitaria como las tonalidades de la bruma del mar, de las olas que rompen contra las piedras del Cabo Corrientes, el asfalto de las calles desiertas, y ese viento húmedo de la costa que se cuela en el alma.

Metáfora sobre un hombre enfermo que vive en un país enfermo donde toda se mercantiliza, Antonio está dispuesto a comprar vida mientras haya alguien dispuesto a vender un riñón. Y como bien lo dice el tango, todo se ha transformado en un despliegue de maldad insolente, da lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. Antonio no se conforma con esperar su turno en la lista. Sale por su cuenta a buscarse un riñón. En esa actitud del personaje hay un abandono total de valores. Una falta de ética que señala que está dispuesto a todo. Pero del otro lado, encontrará a su par. Un pobre tipo que está dispuesto a vender un riñón.

En este camino hacia el infierno todo parece inducir que cada cosa y cada hombre tienen su precio. Pero un precio también reconoce un costo. Estamos ante la primacía del egoísmo. No importa cuánto uno sacrifica sino el resultado que se obtiene. Una sociedad que ya no se maneja por preceptos morales sino por objetivos. Como si no viviéramos en una sociedad sino en una empresa, la exaltación suprema del esfuerzo individual. Sin ética, sin valores. Sin importar el otro. Un país lleno de contradicciones cuyos habitantes quieren tener un Estado poderoso y protector pero a la vez viven evadiendo impuestos, trabajando en negro y eludiendo las reglas más elementales de convivencia.Un lugar todo se aplica a conveniencia.

sábado, 19 de mayo de 2018

LADY MACBETH de William Oldroyd


REFLEXIÓN SOBRE EL PODER

Basada en el cuento Lady Macbeth en Misensk del autor ruso Nicolái Leskov, adaptada para el cine por Alice Birch y el propio director William Oldroyd, ambos debutan tanto en la adaptación como en la dirección con este largometraje trayendo como antecedentes una muy buena experiencia realizada en el teatro y la televisión, y alguna experiencia cinematográfica realizada en el campo del cortometraje.

Su debut no puede haber sido más auspicioso. Su Lady Macbeth es un film contundente, filmado con una gran austeridad y sobriedad narrativa, que se inspira en el personaje shakesperiano en su proceder pero no en la situación que retrata.

Esta Lady Macbeth es Katherine, magníficamente interpretada por la joven actriz inglesa Florence Pugh, una muchacha de pueblo que en 1865 en Inglaterra es comprada por un terrateniente para casarla con su hijo. A éste no le interesa la mujer, y ante unas dificultades que aparecen en otras propiedades, se marcha abandonándola. Al poco tiempo ella queda sola en la casa con la sola compañía de las criadas. Mientras tanto, se cruza en su camino un peón de la estancia, que será crucial en su destino.

A Oldroyd, como buen hombre de teatro, le interesan los comportamientos. La sutileza de su dirección le permite concentrase en ellos. La trama sigue el desarrollo de una mujer que comparada y sacada de su pobre medio, es conducida a una comarca donde se la obliga a casarse al mismo tiempo que es rechazada por su marido. Más tarde abandonada, se siente sola y atraída por un peón de la estancia con el cual comienza a tener una relación clandestina. La situación que vive la coloca como como dueña de la casa. Ello la lleva a apoderarse del medio dado que no tiene más remedio que vivir su vida y tomar las decisiones necesarias para que la granja siga produciendo mínimamente el sustento diario.

Todo lo que no mata, fortifica dice un refrán. Katherine se ira volviendo cada vez más dura, se irá apropiando del poder de la granja, y prontamente sustituirá a sus dueños, manejada por la pasión y los deseos. El drama de Katherine es el de un crecimiento forzado, casi obligado. En conflicto estallará irremediablemente.  Katherine no tendrá otra alternativa que hacer ejercicio del poder. Ese ejercicio no parece generarle culpa alguna.

Qué es el poder sino hacer lo que se debe hacer. Y en ese conflicto del hacer nace la similitud de Katherine con Lady Macbeth. Porque como aquélla, Katherine se sentirá traicionada. El poder y la moral suelen no coincidir. La situación la obligará a tomar decisiones. Hará ejercicio del poder. Ello la llevará al crimen. Establecerá su propia ley que no será otra que la ley del poderoso. Ese ejercicio le dará el control, pero también la conducirá a la soledad. Porque el poder aísla.

El cine de Oldroyd avanza sin dificultad a partir de un guión de notable justeza que él adapta al cine con imágenes de tonalidades frías, austeras, un ritmo pausado pero sostenido. Su cine es cine en estado puro. Una sucesión de imágenes pegadas con una coherencia absoluta, mantienen durante todo el metraje un ritmo adecuado a lo narrado. Con una impecable actuación de sus actores principales, Oldroy logra un film de época que evoca algunos grandes films ingleses como “The Go Between” de Joseph Losey o “Tess” de Roman Polanski.

En síntesis, el film es una aguda reflexión sobre el poder que lleva a recordar aquel aforismo de Lord Acton que dice “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

TULLY de Jason Reitman


ADIVINA QUIÉN VINO A AYUDAR

Con 8 largometrajes en su haber, Jason Reitman está construyendo una filmografía solida e interesante que por lo general tiene que ver con los problemas familiares y la forma que esos problemas de la familia repercuten en el espacio particular de cada uno de sus componentes en medio de cambios sociales carácter insoslayable.

Tully tal vez no sea su película más destacada. De hecho La Vida de Juno (2009) y Amor en el Aire (2011) me parecen sus films más interesantes y logrados. No obstante ello, su nuevo film es lo suficientemente interesante para ser analizado.

Protagonizada por Charlize Theron en el papel de Marlo, una madre de dos niños pequeños, embarazada a punto de tener su tercer hijo, el film comienza poco días antes del parto esperado, y se focaliza en el stress de esa madre agobiada por la dedicación full time que le demandan sus dos niños mayores, uno de los cuales tiene problemas de adaptabilidad escolar.

Reitman retrata la vida de una típica familia de clase media americana, que vive en los suburbios de Nueva York, y que tienen los problemas de los matrimonios jóvenes que rondan los 30 años, absorbidos por la crianza de los niños y las necesidades económicas que de ello derivan.

El cuestionamiento comienza la noche antes de nacer el nuevo niño. El matrimonio cena en la casa de Craig, hermano de Marlo. Craig, viendo el cansancio de su hermana, le sugiera disminuir su carga y contrate a una niñera nocturna, de la cual, el mismo estaría dispuesto a asumir el costo. El nacimiento del niño, el aumento del trabajo de Marlo, la situación estresante hacen que Marlo acepte la ayuda de su hermano. Entonces hará su aparición Tully, la niñera nocturna.

El film que había comenzado como una comedia costumbrista describiendo una típica madre de clase media americana al borde de un ataque de nervios, cambia radicalmente su registro y comienza a transitar el film de misterio. De fisonomía adolescente, con una sabiduría y una capacidad para manejar las cuestiones de la maternidad sorprendentes, Tully comienza a cambiar el orden de la casa, y empieza a generar una influencia notable sobre la vida de Marlo. El espectador comienza a sospechar y se pregunta: ¿Quién es Tully? ¿De dónde viene? ¿Cómo ha hecho su experiencia?

Emparentada con films diversos e incluso de diferentes épocas, Tully nos lleva a recordar la presencia del misterioso visitante de la familia que retrataba Pier Paolo Passolini en Teorema, y en otro extremo, a la enfermera Annie Wilkes que interpretaba Kathy Bates en Misery. En ambas se planteaba una situación de sojuzgamiento, la del extraño que entra a la casa para subvertir un orden establecido y terminar cambiándolo.

En este cambio de registro, el film se le va de las manos a Reitman. Porque pasa de una clave realista en tiempo de comedia que había elegido para el planteo de la situación, a un registro diferente como es el de un film de misterio tratando de hacer parecer que la presencia de Tully es una extraña con propósitos desconocidos, tal vez siniestros. El film comienza a perder interés aunque mantiene su condición de entretenimiento. Cuando entra en su recta final, vuelve a cambiar de registro para transformar al film en una película de aventuras al estilo Thelma y Louise, asumiendo Tully un papel liberador para Marlo.

Al film no le sientan bien estos cambios porque lo que pierde es ese clima de realismo y de crítica social que plantea al principio a la vez que describe la metamorfosis de una pareja de clase media que a medida que se convierte en familia con el nacimiento de los hijos, con todas las necesidades de tiempo y dinero que eso requiere, aparecen riesgos que no solo significan la necesidad de ganar más dinero, sino también la necesidad de la de disponer más tiempo para ellos mismos.

No obstante, no hay duda que Reitman se deja ganar por la comedia. Al fin y al cabo ese es su fuerte. Pero pareciera que acabado el film estamos ante una obra muy interesante en su planteamiento, que pierde interés en su desarrollo. Por otra parte, es destacable el riesgo que toma Charlize Theron, en un papel donde transita por el drama y la comedia, con unos cuantos kilos demás que la sacan de su habitual papel de sex simbol y le permite un notable crecimiento actoral.

miércoles, 16 de mayo de 2018

LA AMANTE DOBLE de Francois Ozon


UN JUEGO DE ESPEJOS

Francois Ozon es un director ecléctico. Va de un tema hacia otro de la misma facilidad que transita los géneros. No cabe duda que tiene una habilidad especial para hacer cine, y si bien La amante Doble tal vez no sea su mejor película, deja en claro su capacidad de realizador todo terreno.

En esta nueva obra desarrolla una trama de alto voltaje erótico. Marine Vacht es Cloe, una mujer joven que padece dolores abdominales psicosomáticos, razón por la cual, su ginecóloga le recomienda una consulta con un psicoanalista. La ginecóloga no está equivocada. Cloe arrastra problemas profundos que atentan contra su estabilidad emocional desde el momento mismo de su gestación en el vientre materno. Ello la ha sumergido en una gran soledad, la ha llenado de temores y dolores que van más allá del dolor físico. Su trabajo de vigilancia en el Museo de Arte Moderno la pinta como una solitaria cuyo deber es mantener el orden y el silencio imperante en la sala, dos cualidades que parece haberse impuesto también a sí misma. En su casa, solo cohabita con un gato.
En la primera visita que Cloe realiza al Dr. Paul Mayer, este se enamora de ella. 

Rápidamente se van a vivir juntos. Todo indica que la felicidad ha llegado a su vida. No obstante, hay algo que la incómoda. Un día, volviendo de su trabajo, cree ver una persona que confunde con Paul. ¿Quién es esa persona que parece un gemelo de su novio?https://ssl.gstatic.com/ui/v1/icons/mail/images/cleardot.gif
En este punto Ozon nos introducirá en un complejo mundo de espejos donde la figura del doble se repite una y otra vez. ¿Qué relación hay entre Paul y esa nueva figura que tanto se le parece? ¿Son acaso hermanos mellizos? ¿Por qué Paul nunca le ha hablado de ese otro? En una escena observamos una conversación entre dos personas, pero la escena refiere a alguien hablando con una imagen que refleja un espejo: nunca los personajes aparecen hablando directamente entre sí.

En La Amante Doble, el personaje principal Cloe se enamora de dos hermanos gemelos. Al menos, eso es lo que parece. Pero también los gemelos pueden ser una representación de los lados opuestos de una misma personalidad. El lado bueno y el lado malo de cada uno. François Ozon propone el misterio de los hermanos gemelos en un juego de espejos que mantiene hasta el final. Cuando de repente parece estar todo aclarado, y creemos que el film es un homenaje a David Cronenberg, y en particular a Dead Ringers, entonces una enorme vuelta de tuerca del relato nos deja en soledad.

La película es absorbente y te obliga a participar. Su visión implica prestar atención, pensar y resolver las cuestiones que plantea el director. Las respuestas pueden estar allí (o no), pero lo cierto es que La Amante Doble es un film visual, que obliga a mirar con atención, que puede ser tildado de tramposo porque parece llevarte hacia una dirección y te das cuenta que te encontrás yendo hacia el lado opuesto, pero en todo momento es un film interesante y absolutamente deslumbrante en su cuidado formal.

La utilización del género en Ozón es tan solo un vehículo que le permite concentrarse en la psicología de los personajes haciendo hincapié en la dualidad, en el juego de los opuestos. Pero no debemos olvidar que desde el mismo comienzo de la película el personaje central, el protagónico es Cloe. Es ella la que conduce el relato a través de un camino que transita lo psicológico.

Ozon logra atarte a la butaca desde el principio y no te suelta hasta el final. Y ese es un gran mérito del director. Si bien citamos a Cronenberg porque su film tiene enormes parecidos, estilísticamente siempre está presente la sombra de ese gran maestro que es Alfred Hitchcock.

Esta es la última película del director francés de “Bajo la Arena”, “In The House", y "Frantz", entre otras. "La Amante Doble" es un thriller psicológico de alto voltaje erótico que se estrenó en el Festival de Cannes del año pasado. Es una de sus películas más interesantes y es un film visualmente deslumbrante porque tanto su fotografía como la escenografía elegida donde predominan las tonalidades claras y frías son de una calidad excepcional. La estética del film acuerda totalmente con el tono misterioso del juego propuesto. Si bien la apreciación artística es una cuestión muy subjetiva, esta es una obra que se destaca en lo visual y además, nos deja una experiencia que hace pensar y seguir discutiendo a la salida del cine.

Contribuyen con el director en los principales papeles actorales la actriz francesa Marine Vacth (Joven y Bonita) como Cloe, Jérémie Renier (Escondidos en Brujas) en el doble papel de los hermanos gemelos, y Jacqueline Bisset como la madre de Cloe. Por otro lado, el belga Manuel Dacosse se luce como director de la gran fotografía que muestra el film.

sábado, 12 de mayo de 2018

CUSTODIA COMPARTIDA de Xavier Legrand


UNA DURA CRISIS FAMILIAR

Actor, guionista y director de cine francés, debuta en el largometraje con este film estrenado esta semana en Argentina, ya galardonado en el último Festival de Venecia como Mejor Ópera Prima y también mencionado en los de San Sebastian y Glasgow.

Partiendo de la base de un sólido guión propio, muy bien estructurado, con personajes y situaciones creíbles, realiza un film impecable por su rigurosidad y claridad narrativa yendo de frente hacia un conflicto que hace mella en el centro mismo de nuestra sociedad occidental, es decir, la violencia familiar.

El film comienza con una audiencia judicial en la que una jueza de familia escucha las declaraciones de las partes (marido y esposa debidamente acompañados por sus abogados), para después poder dar una sentencia en relación a un programa de visitas que deberá respetar el padre para con su hijo menor. No obstante estar contenidos por el ámbito judicial, la distancia y la agresividad de las partes se observan en forma latente.
El tema de discusión en la audiencia se concentra en la figura del padre. La insinuación permanente de que se trata de una persona violenta y las declaraciones de la madre respecto del temor de su hijo hacia su padre, hacen prever que la intención de la jueza de solucionar el conflicto por una vía de equilibrio que implica la tenencia del hijo por parte de la madre y un régimen de visitas de fin de semana por parte del padre tendrá como consecuencia la negación del hijo menor a participar del régimen.

Lo que sigue es la exposición de una sucesión de hechos posteriores a la audiencia donde claramente el espectador tomará la posición de la jueza del caso. Como espectadores, asistiremos al lamentable y esperable proceso de denigración, violencia y desintegración familiar que se insinuaba en la audiencia.

Legrand desarrolla su film como un thriller de suspenso, generando un progresivo desarrollo de la violencia que altera la tranquilidad familiar para terminar en un gran estallido donde suspenso y violencia se aúnan en términos superlativos donde el director muestra una notable capacidad narrativa que va más allá de la descripción de un grave conflicto familiar para situarse en los bordes mismos del policial violento. Esta escena final hace recordar a un muy buen film de Terence Young de 1967 con Audrey Hepburn que se llamó Espera la Oscuridad.

Con una muy buena actuación de Lea Drucker como la Madre, Dennis Ménochet como el Padre y Thomas Gioria como el pequeño Julien, estamos ante una gran y notable película que da crédito a un director debutante y que, transitando por el lado del género, asume un problema actual y lo desarrolla con extraordinaria claridad conceptual. Lo interesante del caso es que la película deja librada las conclusiones al espectador, y estas conclusiones sobre las que Legrand evita concluir son las relativas a la crisis que afronta la institución familiar en todo el mundo, lo cual posiblemente sea el origen de una falta de contención social, un aumento de la violencia familiar, la complicación de los presupuestos familiares, la necesidad de mantener más de una familia, es decir, aquellos problemas que podríamos llamar de “los tuyos, los míos y los nuestros”.

viernes, 11 de mayo de 2018

EN EL INTENSO AHORA de Joao Moreira Salles



SOBRE EL FIN DE LOS SUEÑOS

Realizado casi como un collage de fotos, noticieros de la época y algunas home movies realizadas durante viajes de su madre, Moreira Salles realiza un film donde a través de su propio comentario rememora hechos que han marcado a un par de generaciones generando una interesante confrontación entre la objetividad de las imágenes filmadas y sus propias ideas y palabras que acompañan en forma de relato todo el film.

Así la película resulta una obra muy personal, profundamente sentida que constituye una gran reflexión sobre el intento de cambios políticos durante los 60 y los 70, una época marcada por la esperanza de construir un mundo mejor e incluso alcanzar el sueño socialista.

El aburguesamiento provocado por el fin de la segunda guerra y la prosperidad derivada por los planes de fomento para reconstrucción de Europa y Japón, terminaría derramando hacia el resto del mundo. No obstante ello, el sueño de una mejor distribución de la riqueza dió lugar a un desconformismo social muy grande en todo el mundo, que en Europa, particularmente en Francia, comenzó a estallar a fines de la década del 60 a través de los movimientos estudiantiles, haciéndose fuerte en París y particularmente en la Universidad. Allí nace la epopeya del cambio de la mano de Daniel Cohn-Bendit, un estudiante anarquista. Dicho movimiento se expandirá y dará lugar a otros movimientos como la denominada Primavera de Praga, donde el pueblo checo se levantó contra los aspectos totalitarios y burocráticos del socialismo soviético, como así también en el resto del mundo, particularmente en Latinoamérica, inspirado y apoyado en la revolución cubana del 59.

Posiblemente aquéllos momento de cambio fueron anulados por la divergencia de la dirección de esos mismos movimientos. Mientras Dani, el Rojo lideraba hacia la izquierda, en Praga se trataba de girar hacia la derecha. No obstante ello, yendo en diferentes direcciones tiene en común el descontento de los pueblos frente a los estilos de vida que generaban los regímenes imperantes.

Al film de Moreira Salles no le interesan tanto la dirección de esos movimientos sino los movimientos en sí mismos, y si miramos un poco más profundamente, el fracaso de esos movimientos que en forma imperceptible fueron siendo fagocitados por la misma sociedad que los hizo posibles.  Sus propios líderes fueron asimilados por el statu quo de las formas de vida que criticaban. Dany el rojo, líder indiscutido del Mayo Francés del 68, fue perdiendo su perfil anarquista para convertirse en ecologista reformista, asumiendo luego la cómoda posición de diputado verde en el Parlamento Europeo. Las ideas de Milos Jakes de “un socialismo con rostro humano” fueron arrasadas por las fuerzas soviéticas unidas a las del Pacto de Varsovia, y tuvieron que esperar hasta la caída del Muro de Berlín en 1989.

De la misma manera, en las películas caseras de la madre de Moreira Salles tomadas a fines de la década del 60 durante su viaje a la China y Japón, aparecen los contrastes y las contradicciones entre las ideas proclamadas y la práctica de esas ideas llevadas a la realidad. La aparente fortaleza de la revolución cultural China y las costumbres milenarias japonesas se evaporaron ante la aparición de un materialismo y consumismo desenfrenado.

El Intenso Ahora, título del film, alude a aquel espíritu de camaradería, de involucración en los sucesos, en la comprensión que surge de la lucha común, donde la prevalencia de las ideas estaba sobre cualquier forma de consumismo, donde todo se vivía con total intensidad. Era una necesidad de expresión. El ir de adentro hacia afuera. Es entonces cuando no podemos dejar de preguntarnos si aquel momento puede repetirse aun cuando se desvaneció en sí mismo y los tiempos hayan cambiado de tal forma que el consumismo ha arrasado con el mundo de las ideas y ha instalado el tiempo de lo fugaz. Es decir, se ha invertido la dirección de la fuerza: ahora se va de afuera hacia dentro. Consumismo Puro.

Film austero que ha demandado mucho tiempo de investigación y visionado de material fílmico, no solo se eleva por el valor de la documentación mostrada, sino por la sinceridad del discurso de su director y guionista. Es un ensayo político que deriva en una aguda reflexión que parece hecha con el corazón aunque se manifiesta con la lucidez de la mente.
Pero también es un film melancólico y nostálgico, no ganado por ese consumismo tan criticado sino por la prevalencia de ideas que contrastan con aquellas sobre la fugacidad de la realización personal en nuestros días. La película brilla en la búsqueda de un mundo de ideas en procura de un mundo mejor y en esa cadencia melancólica de la voz del director, que hace parecer aún latente aquella idea motriz de la posibilidad de cambio. Sin embargo, la exacerbación del consumo, la satisfacción inmediata del deseo, solo promueve la incapacidad de soñar.

lunes, 7 de mayo de 2018

BASADO EN HECHOS REALES de Roman Polanski



EL TERRROR DE LA PAGINA EN BLANCO

Estamos ante uno de los grandes films de Roman Polanski, una película muy personal que tangencialmente nos habla de los problemas que el propio director está sufriendo como consecuencia de la orden de detención librada por la Justicia Americana en relación a un viejo juicio por corrupción de menores que obligo al director a exiliarse en Suiza. Vayamos a la trama.

Delphine Dayrieux (Emmanuelle Seigner) acaba de publicar su nuevo libro que, a pocos días de su presentación, va camino a convertirse en un éxito de ventas. Ha pasado toda la tarde firmando ejemplares en una librería en pleno centro de París. Se siente cansada, casi agotada cuando de repente se le acerca una mujer que dice llamarse Elle (Eva Green), una fan que la llena de elogios expresándole admiración por su obra, y pidiéndole, obviamente, su firma en un ejemplar.

Quién es esta mujer que se presenta sorpresivamente, dice conocer en detalle la vida de la escritora e incluso vive frente a su propia casa. En la aparición de esa misteriosa fan esta la primera llave de un misterio que Polanski desentrañará pacientemente en un magnifico film de suspenso en el mejor estilo del maestro Alfred Hitchcock.

El suspenso planteado por el realizador va más allá del habitual encierro de la protagonista. Estamos ante una obra donde los personajes se encuentran y rápidamente entablan una relación parecida a la amistad. ¿Pero acaso esa amistad podrá permitir desentrañar el yo más íntimo de cada personaje? Hay en ellos un deseo de penetración de carácter intelectual que los mueve. Pero sus intenciones van en direcciones opuestas lo que transforma al film en un gran duelo, una especie de western moderno en la que se debaten dos mujeres maduras. Elle, como fan de una escritora, en la superficie desea saber cuál será el tema de la próxima novela. Pero más allá, Elle esconde el íntimo deseo de controlar a Delphine, imponerle qué escribir, y llegado el caso, tomar su pluma, es decir, convertirse en una escritora fantasma. 

La escritora, por su parte, no se acerca a Elle con una pura intención de amistad. Quiere indagar en los deseos más íntimos de su fan porque entiende que en ellos está el material que le servirá para desarrollar su próxima novela. A esos hechos reales se refiere el título original de la película.

En esos deseos cruzados existe un conflicto básico de intereses. La lucha que se plantea entre los personajes es la búsqueda de una supremacía que determina el control de un personaje sobre el otro. Esta lucha es un de las claves de la película y cambia en forma permanente dando lugar a un intento de usurpación de una personalidad por otra. También podría pensarse que Elle es el otro yo de Delphine que busca salir pero no puede para inspirar a la escritora, radicando allí un conflicto de carácter permanente.

En otro nivel de lectura, el film permite una reflexión sobre el éxito del escritor, planteando el stress que provoca la creación artística cuando la misma está sujeta al éxito económico. Ante el éxito, las editoriales obligan al escritor a seguir escribiendo, aún sin tema o inspiración.  Ni bien termina una obra le exijan comenzar otra. Es decir, tratar que  el éxito comercial se perpetúe, estresando al escritor, e incluso prostituyendo la actividad intelectual y dando lugar a la aparición de los mencionados escritores fantasma, aquéllos que escriben por cuenta de otro o con un alias especialmente creado para poder dar volumen a una serie o una biblioteca que a partir de una idea de marketing garanticen el éxito de ventas.

Adaptada por el propio Polanski y Oliver Assayas sobre el libro original de Delphine de Vigan, Polanski vuelve subrepticiamente a la idea del escritor fantasma porque él mismo se ha transformado en el “director fantasma”, dado que acorralado por sus problemas legales, debe recurrir a ellos para poder terminar de filmar escenas cuya libertad restringida le impide realizar. Unos años atrás, Polanski ya había realizado un thriller con Pierre Brosnan con este tema, que parece convertirse ahora en otra de sus obsesiones. Debemos recordar que existe una orden de captura internacional por parte de la Justicia Americana que pesa sobre su persona. Salir de Suiza implica su inmediata detención policial.

En Basado en Hechos Reales aparece toda la prolijidad narrativa, la elegancia del cine de Polanski, su delicadeza, la majestuosidad de su puesta en escena, la cadencia de su ritmo narrativo, sus atmósferas siempre tensionadas, los personajes llenos de misterios. Ello ubica a su último trabajo entre sus películas importantes, aun cuando los problemas mencionados, han debido encerrar necesariamente las escenas de la película más allá de la necesidad estética.

Los notable trabajos de su dos grandes actrices protagónicas, la maravillosa fotografía apastelada de Pawel Edelman que retrata una Paris invernal siempre nublado que contribuye al encierro del relato, como así también el trabajo minucioso de Montaje de Margot Meynier y la excelencia de ese músico irremplazable que es Alexander Displat, último ganador del Oscar por su trabajo en La Forma del Agua, que sabe cómo nadie crear climas cinematográficamente puros, da lugar a que recomiende la visión de este film.

viernes, 4 de mayo de 2018

LA DESAPARCION de Constantín Popescu


EL PESO DE LA CULPA

Con tres largometrajes realizados entre 2009 y 2010 y una dilatada carrera en la televisión de su país, llega por primera vez una película de este interesante director rumano a las pantallas de nuestro país.

Nadie puede negar la importancia del actual cine rumano. Su rigor formal, el interés que despiertan los temas que se tocan, los dilemas morales que suelen presentar, la profundidad de su tratamiento, la libertad de criterios, y sobre todo, la amplitud de sus propuestas siempre vistas desde un lugar particular en el mundo, la Rumania actual, la que salió de una fuerte dictadura socialista pero que nunca consiguió meterse de lleno en el mundo de la libertad que proponía la caída del muro.

Tudor (magníficamente interpretado por Bogdan Dumitrache) tiene una familia modelo, esposa y dos hijos pequeños, un niño y una niña, a los que suele llevar a jugar a un parque vecino a su casa. Un domingo, misteriosamente, su pequeña niña desaparece.

El film se concentra primero en el proceso búsqueda, y luego en el de culpa que comienza a sentir Tudor. Su hija ha desaparecido frente a sus propios ojos. No ha podido hacer nada para impedirlo. Denuncia el hecho inmediatamente ante la policía e inicia un seguimiento de lo ocurrido.

Frente a esta situación, ante la absoluta falta de respuestas, unos días después, sin tener noticias de la niña, su mujer Cristina, se marcha a la casa de sus padres con su otro hijo. Tudor queda solo y comienza a desarrollar un proceso de culpa.

La película se concentra en este proceso. Las actitudes individuales de la pareja han dado respuestas diferentes. La mujer parte y toma distancia. El marido se queda y comienza a asumir la culpa. El desmembramiento familiar se torna una realidad. La falta de contención, particularmente de Tudor, se hace realidad. El hombre esta solo frente al problema y carece de todo apoyo. Su mujer, prácticamente lo ha abandonado, la policía del barrio no le da respuestas de ningún tipo y la desaparición se transforma en un simple expediente más que sigue su curso.

Tudor comienza a investigar por su cuenta. Consigue fotos de los vecinos, merodea el parque con insistencia, trata de reconstruir los hechos con perseverancia hasta que la insoportabilidad del dolor comienza a sacarlo del equilibrio necesario para aceptar y soportar la perdida.

Lo interesante del planteamiento de Popescu es la forma en que describe como un ser perfectamente ubicado dentro de un determinado orden social, un hombre educado, decente, que tiene un trabajo, ve alterada su vida. De pronto, necesita tiempo y tranquilidad para encontrar a su hija. Pero comienza a perder el equilibrio. Se desespera y ante la falta de respuesta policial pierde contención y se encierra en sí mismo. Esto lo desconecta de lo social, lo deja a la intemperie a la par de percibir que, el Estado a través del ente policial, se muestra incapaz de resolver la desaparición de su hija. Es la perfecta metamorfosis de un ciudadano común que afectado por su suceso que no comprende, y carente de toda contención, reacciona y se transforma en una bestia.

La película parece preguntarse cuál es el rol, el papel del Estado dentro de esta nueva sociedad generada pos caída del muro. Hace sentir que una barrera burócrata e infranqueable separa la policía del resto de la sociedad. El accionar policial se circunscribe a una serie de protocolos que nunca alcanzan a generar una verdadera contención del damnificado. Entre el drama particular del protagonista y el drama social que representa una sociedad desprotegida el film parece preguntarse dónde está la diferencia ente la vieja dictadura y esta nueva sociedad que embandera la libertad de mercado. La diferencia parece no existir, como si los vicios de la vieja burocracia no hubieran sido superados por los cambios

Película visceral de Popescu que profundiza hasta las últimas consecuencias del drama. Su rigor formal es extraordinario. Contado siempre en primera persona, con notable utilización de largos planos secuenciales en los cuales el espectador no solamente ve a través de los ojos de Tudor, sino que también siente lo que su protagonista vive. En ese aspecto, Popescu se acerca mucho con La Desaparición a aquel extraordinario film de 2005 de Cristi Puiu que se llamó La Noche del Sr. Lazarescu. Tanto en una como en la otra, el hombre, siempre protagonista de la historia, queda en manos del destino que le depara la intervención del Estado, esa fría y alejada entidad de la cual todo esperamos y muy pocas veces recibimos.