lunes, 7 de mayo de 2018

BASADO EN HECHOS REALES de Roman Polanski



EL TERRROR DE LA PAGINA EN BLANCO

Estamos ante uno de los grandes films de Roman Polanski, una película muy personal que tangencialmente nos habla de los problemas que el propio director está sufriendo como consecuencia de la orden de detención librada por la Justicia Americana en relación a un viejo juicio por corrupción de menores que obligo al director a exiliarse en Suiza. Vayamos a la trama.

Delphine Dayrieux (Emmanuelle Seigner) acaba de publicar su nuevo libro que, a pocos días de su presentación, va camino a convertirse en un éxito de ventas. Ha pasado toda la tarde firmando ejemplares en una librería en pleno centro de París. Se siente cansada, casi agotada cuando de repente se le acerca una mujer que dice llamarse Elle (Eva Green), una fan que la llena de elogios expresándole admiración por su obra, y pidiéndole, obviamente, su firma en un ejemplar.

Quién es esta mujer que se presenta sorpresivamente, dice conocer en detalle la vida de la escritora e incluso vive frente a su propia casa. En la aparición de esa misteriosa fan esta la primera llave de un misterio que Polanski desentrañará pacientemente en un magnifico film de suspenso en el mejor estilo del maestro Alfred Hitchcock.

El suspenso planteado por el realizador va más allá del habitual encierro de la protagonista. Estamos ante una obra donde los personajes se encuentran y rápidamente entablan una relación parecida a la amistad. ¿Pero acaso esa amistad podrá permitir desentrañar el yo más íntimo de cada personaje? Hay en ellos un deseo de penetración de carácter intelectual que los mueve. Pero sus intenciones van en direcciones opuestas lo que transforma al film en un gran duelo, una especie de western moderno en la que se debaten dos mujeres maduras. Elle, como fan de una escritora, en la superficie desea saber cuál será el tema de la próxima novela. Pero más allá, Elle esconde el íntimo deseo de controlar a Delphine, imponerle qué escribir, y llegado el caso, tomar su pluma, es decir, convertirse en una escritora fantasma. 

La escritora, por su parte, no se acerca a Elle con una pura intención de amistad. Quiere indagar en los deseos más íntimos de su fan porque entiende que en ellos está el material que le servirá para desarrollar su próxima novela. A esos hechos reales se refiere el título original de la película.

En esos deseos cruzados existe un conflicto básico de intereses. La lucha que se plantea entre los personajes es la búsqueda de una supremacía que determina el control de un personaje sobre el otro. Esta lucha es un de las claves de la película y cambia en forma permanente dando lugar a un intento de usurpación de una personalidad por otra. También podría pensarse que Elle es el otro yo de Delphine que busca salir pero no puede para inspirar a la escritora, radicando allí un conflicto de carácter permanente.

En otro nivel de lectura, el film permite una reflexión sobre el éxito del escritor, planteando el stress que provoca la creación artística cuando la misma está sujeta al éxito económico. Ante el éxito, las editoriales obligan al escritor a seguir escribiendo, aún sin tema o inspiración.  Ni bien termina una obra le exijan comenzar otra. Es decir, tratar que  el éxito comercial se perpetúe, estresando al escritor, e incluso prostituyendo la actividad intelectual y dando lugar a la aparición de los mencionados escritores fantasma, aquéllos que escriben por cuenta de otro o con un alias especialmente creado para poder dar volumen a una serie o una biblioteca que a partir de una idea de marketing garanticen el éxito de ventas.

Adaptada por el propio Polanski y Oliver Assayas sobre el libro original de Delphine de Vigan, Polanski vuelve subrepticiamente a la idea del escritor fantasma porque él mismo se ha transformado en el “director fantasma”, dado que acorralado por sus problemas legales, debe recurrir a ellos para poder terminar de filmar escenas cuya libertad restringida le impide realizar. Unos años atrás, Polanski ya había realizado un thriller con Pierre Brosnan con este tema, que parece convertirse ahora en otra de sus obsesiones. Debemos recordar que existe una orden de captura internacional por parte de la Justicia Americana que pesa sobre su persona. Salir de Suiza implica su inmediata detención policial.

En Basado en Hechos Reales aparece toda la prolijidad narrativa, la elegancia del cine de Polanski, su delicadeza, la majestuosidad de su puesta en escena, la cadencia de su ritmo narrativo, sus atmósferas siempre tensionadas, los personajes llenos de misterios. Ello ubica a su último trabajo entre sus películas importantes, aun cuando los problemas mencionados, han debido encerrar necesariamente las escenas de la película más allá de la necesidad estética.

Los notable trabajos de su dos grandes actrices protagónicas, la maravillosa fotografía apastelada de Pawel Edelman que retrata una Paris invernal siempre nublado que contribuye al encierro del relato, como así también el trabajo minucioso de Montaje de Margot Meynier y la excelencia de ese músico irremplazable que es Alexander Displat, último ganador del Oscar por su trabajo en La Forma del Agua, que sabe cómo nadie crear climas cinematográficamente puros, da lugar a que recomiende la visión de este film.

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